OPINIÓN

¿Y ahora qué?

por Adolfo P. Salgueiro Adolfo P. Salgueiro

Edmundo González España

La situación política de Venezuela sigue siendo de extrema fluidez. La salida del presidente electo hacia España no representa el final del proceso, sino la apertura de una nueva etapa en la lucha por restablecer la democracia teniendo como norte la consigna “hasta el final.”

Al día de hoy nos encontramos con que hay países que reconocen a Edmundo González Urrutia como presidente electo, otros que, sin llegar a ese extremo, dicen no reconocer los resultados fraudulentos proclamados por el Consejo Nacional Electoral y finalmente aquellos que prefieren esconder su ambivalencia afirmando que aún no han visto o comprobado las actas del evento electoral.

Entretanto, la salida del presidente electo hacia España ha sido objeto de conmoción y motivo de opiniones contradictorias aun entre las propias filas de la oposición siendo que existen quienes creen que se trata de una derrota y otros que entienden que no hace falta un mártir sino alguien que, en coordinación con María Corina Machado, pueda dirigir las acciones que aún faltan para lograr la toma de posesión el 10 de enero venidero.

Sin embargo, pocos se han dado cuenta o comentado el contenido del artículo 231 de la Constitución Nacional, que exige que el candidato que haya triunfado en la elección solo podrá tomar posesión del cargo previo juramento ante la Asamblea Nacional. A continuación el mismo artículo dispone textualmente: “… Si por cualquier motivo sobrevenido, el Presidente o Presidenta de la República no pudiese tomar posesión ante la Asamblea Nacional, lo hará ante el Tribunal Supremo de Justicia.”

Lo cierto es que el día 10 de enero de 2025 la Asamblea Nacional seguirá teniendo los mismos integrantes que tiene hoy, quienes son casi en su totalidad chavistas y algunos “alacranes”. No es difícil pues imaginar un escenario en el cual dicha Asamblea Nacional resuelva no sesionar o no formar quórum, de forma tal que no pueda darse la juramentación requerida.

De ocurrir tal situación es difícil que el embajador González Urrutia pueda prestar su juramento ante el Tribunal Supremo de Justicia siendo que el mismo está compuesto por “magistrados” que lejos de ser independientes, son apenas  fieles ejecutores de las órdenes del Ejecutivo que encabeza Maduro.

Se puede suponer pues que los escasos remanentes del régimen estarán dispuestos a impedir la juramentación lo cual resultaría en que a partir del 10 de enero el mandato de Maduro habrá concluido convirtiéndolo en presidente “de facto”. Los sustitutos que la Constitución prevé para esos casos tampoco podrán asumir la presidencia, ya que el rol del Vicepresidente o del Presidente de la Asamblea Nacional solo está contemplado hasta el último día del mandato constitucional del Jefe de Estado saliente.

No siendo el suscrito “ducho” en la materia constitucional dejo este “zaperoco” a “los que saben” y eventualmente para el estudio que sea necesario para preservar el orden constitucional.

Mientras tanto habrá que ver  que puede hacer hoy el presidente electo desde su exilio madrileño. Para ello, habrá que esperar que las autoridades españolas le fijen las restricciones que estimen pertinentes para el ejercicio de su actividad política desde territorio español. Ojalá le concedan plena libertad.

No deja de ser relevante también saber de dónde provendrán los recursos materiales, entre ellos los económicos,  con que el asilado contará para llevar a cabo las actividades que se proponga. Este aspecto no es secundario y sí puede dar lugar para que, en su momento, se puedan arrojar dudas y sospechas. Es por eso que -descontando la acrisolada honestidad que es rasgo comprobable de Edmundo- tanto él como quienes participen de esas actividades lo hagan con exagerada transparencia para evitar especulaciones o deber favores que pudieran comprometer su gestión futura.

En estos días iniciales de la presente etapa será importante ajustar la distribución de responsabilidades entre quienes permanecen en Venezuela y quienes acompañan desde  el exterior . Será necesario asegurarse que la gestión no sea secuestrada por los partidos políticos tradicionales que formaron la Plataforma Unitaria. Bonito o feo que suene, alertamos esto para dejar en claro que lo que viene requerirá que Edmundo González Urrutia y María Corina Machado sin duda, soliciten y escuchen las opiniones de esos partidos y de otros grupos, pero ha de quedar supremamente claro que quien fije la estrategia es María Corina Machado, que es la dueña de los votos y líder indiscutible del proceso. Algunos sabrán darse por enterados del porqué de esta advertencia.

También es conveniente estar en cuenta de que vendrán amplias muestras de solidaridad vacías de contenido real, (Unión Europea , OEA) etc y  también habrá que ser realista en cuanto a la Ilusión de aplicar el TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca), la Carta Democrática Interamericana u otras variantes de masturbación política.

Por último ¡cuidado con Pedro Sánchez! Él no es nuestro amigo ni tiene por qué serlo. Él es el jefe del PSOE, que gobierna en España apoyado por una estrecha alianza parlamentaria. Su partido en el Congreso acaba de votar en bloque  en contra de reconocer a Edmundo González como presidente electo y él mismo no ha dado hasta ahora el paso de acoger la recomendación (no vinculante jurídicamente)  de reconocer dicha condición de presidente electo a Edmundo. Asilo sí, presidente electo no

De Estados Unidos nada se puede soñar ni pedir. Los oponentes en la presente campaña están en una lucha a cuchillo tan sucia como la que más. No parece el momento para creer que Venezuela  esté en su radar político, pese al hecho de que en el reciente debate con la señora Harris el expresidente  Trump pronunció la palabra Venezuela tres veces, todas ellas para ilustrar el ejemplo del país fallido en el que no quisiera se convierta Estados Unidos.

@apsalgueiro1