I

En 1750, Jean Joseph Marie Amiot (1718–1793), un misionero francés, llegó a Pekín, China, y sirvió como traductor principal del emperador Qianlong (1711-1799).

Amiot envió su traducción de lo que tituló Art Militaire des Chinois a París en 1754. La misma fue publicada en 1772 y reeditada en 1776.

A continuación transcribo un texto de la página 17 de El Arte de la Guerra por Sun Tsu (también Sun Tzu y Sun Zi), pero de Fernando Puell de la Villa (Editorial Biblioteca Nueva, S.L., Madrid, 2000): «Amiot sorprendido del eco alcanzado por el minúsculo tratado militar incluido en el volumen anterior, decidió revisar la traducción y reeditarlo como libro singular cuatro años después. Se dice que el joven Napoleón Bonaparte leyó esta segunda edición y que sacó mucho provecho de ella…». Puell de la Villa, nacido en Madrid en 1943, es un historiador y militar español.

Después de la de 1776, la siguiente traducción de la obra de Sun Tsu a un idioma occidental no se haría hasta que Everard Ferguson Calthrop publicara su traducción de la obra en inglés en 1905. La primera traducción comentada al inglés fue completada y publicada por Lionel Giles en 1910. Según el propio Giles, una suerte de «nerd» en su tiempo, la traducción de Amiot «contenía mucho de lo que Sun Tsu no escribió, y muy poco de lo que sí escribió”. También y en opinión de Giles, la traducción de Everard Ferguson Calthrop era «excesivamente mala». Uno no puede más que inferir que el bueno de Giles era un poco petulante, por decir lo menos.

En cualquier caso y hoy en día, uno puede formarse su propio juicio sobre las distintas traducciones pues las mismas se encuentran, gracias a la magia digital, al alcance de todos. De hecho, aquí les dejo un vínculo para la traducción original al francés del Art Militaire des Chinois de  Amiot de 1772, pero en una versión reimpresa en marzo de 2011.

Mi conjetura es que Wellington conocía la obra de Sun Tsu (por supuesto, un hecho esencial aquí es que Wellington hablaba francés) y la utilizó con convicción en una versión mejorada que ahora se denomina «reverse slope defense» o «defensa de pendiente inversa», precisamente en el Mont-Saint-Jean, allá en Waterloo.

¿Y cuáles eran los planteamientos esenciales en este punto de la defensa de pendiente inversa desde la perspectiva de Sun Tsu?

Para esbozarlos me apoyo en la versión de Puell de la Villa. Veamos.

Para empezar tengo que referirme al Capítulo I titulado «Análisis de los factores». Allí la traducción de Puell de la Villa establece: «Siempre que la comparación entre la suma de factores favorables y desfavorables arroje un saldo positivo, cuanto mayor sea la diferencia, mayores serán las posibilidades de vencer».

Se ha tildado a Wellington de ser «excesivamente» defensivo. Sin embargo y como dice Sun Tsu en el Capítulo IV titulado «El despliegue»: «La actitud defensiva permite ser invulnerable. La ofensiva permite detectar los puntos débiles del enemigo». Pues bien, Wellington ciertamente que privilegiaba la actitud defensiva. No se olvide que una de las fortalezas del temido artillero Napoleón era esa precisamente: la artillería.

Más adelante, en el Capítulo VII titulado «El combate», Sun Tsu suministra la siguiente recomendación: «Por tanto, en el combate, camufla tu base de operaciones, no emprendas movimientos sin antes evaluar los beneficios derivados de la acción y dispersa o concentra tus tropas para conseguir una situación ventajosa». Y eso fue, precisamente, lo que materializo Wellington con su defensa de pendiente inversa al alcanzar dos objetivos: mitigar el daño de la artillería de Napoleón y ocultarle no solamente sus movimientos sino la magnitud de sus efectivos.

En el Capítulo IX titulado «El empleo del ejército», Sun Tsu establece: «Atraviesa los montes por el valle; levanta tu campamento en terreno elevado y soleado, y cuanto entables combate en zonas abruptas, evita progresar contra la pendiente». Puell de la Villa sostiene que aquí hay dos interpretaciones: una es que se debe evitar atacar cuesta arriba. La otra es que es preferible descender que ascender para entablar contacto con el enemigo. En consecuencia, establecerse en las alturas del Mont-Saint-Jean, definitivamente y como se evidenció en la batalla, era ventaja para Wellington (sobre todo al final de la batalla) y una desventaja para Napoleón. Adicionalmente, hay un punto importante muy mencionado, relacionado con las condiciones de salud de Napoleón para el momento de la batalla. Casi que 9 de 10 consultas en la Internet afirman que Napoleón tenía cistitis. La consulta restante habla de que tenía hemorroides. El caso es que ni la salud ni el clima ni el terreno estuvieron del lado de Napoleón ese día en Waterloo.

Posteriormente y en el Capítulo X titulado «El Terreno», Sun Tsu establece los seis tipos de terreno  y el primero o terreno accesible es aquel que cualquier contrincante puede acceder sin gran dificultad y en donde luchará con ventaja el ejército que entable combate tras haberse hecho dueño de las alturas soleadas y tenga aseguradas sus líneas de abastecimiento. Lo anterior, fue materializado por Wellington.

Volviendo a mi conjetura, su factibilidad radica en los tiempos: la obra de Sun Tsu es publicada en Francia en 1772 y 1776 y Waterloo tuvo lugar en 1815, es decir, entre 43 y 39 años, respectivamente, después de cada publicación.

II

Recurrí a la Inteligencia Artificial para indagar una opinión “neutral” en torno a la factibilidad de mi conjetura y a continuación les expongo la respuesta.

Según ChatGPT hablando en primera persona, «Mi opinión sería especulativa, ya que no hay evidencia directa que respalde o refute la familiaridad de Wellington con El Arte de la Guerra de Sun Tsu. Dicho esto, considerando la reputación de Wellington como un estratega habilidoso y su tendencia a estudiar y aprender de diversas fuentes, así como la creciente influencia del texto de Sun Tsu en estrategias militares en esa época, asignaría una probabilidad moderada a alta de que Wellington al menos tuviera algún conocimiento o estuviera expuesto a las ideas de Sun Tsu».

«La ausencia de pruebas concretas hace que sea difícil asignar una probabilidad precisa, pero dada la naturaleza estratégica y el contexto histórico, es plausible pensar que Wellington, al igual que otros líderes militares de su tiempo, pudiera haber estado familiarizado con las enseñanzas de Sun Tsu».

III

Notarán ustedes que la respuesta de ChatGPT está en perfecta línea con aquella famosa frase atribuida a Carl Sagan (1934-1996): “La ausencia de evidencia no es evidencia de su ausencia”. Sin embargo, eso de “la creciente influencia del texto de Sun Tsu en estrategias militares en esa época” que afirma ChatGPT, me parece una exageración y una imprecisión pues  el tratado de mayor importancia en los años posteriores a Waterloo fue «Vom Kriege», del general prusiano Carl von Clausewitz (1780–1831), publicado póstumamente por su esposa Marie von Brühl en 1832. Vom Kriege es uno de los tratados más importantes sobre análisis y estrategia político-militar jamás escrito, y sigue siendo controvertido e influyente en el pensamiento estratégico.

Aun así, mi conjetura sigue en pie.

 


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