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«¡Voy a salvar TikTok!»

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Una verdadera papa caliente tiene en sus manos Donald Trump. El nuevo presidente de Estados Unidos debe encontrar una solución a fin de que TikTok no sea vetada para los usuarios norteamericanos, lo que está previsto que ocurra un día antes de su toma de posesión, el 19 de enero.  

Como consecuencia de la ley “Protegiendo a los americanos de aplicaciones controladas por adversarios extranjeros “, puesta en vigencia por Joe Biden en abril de este año, si la compañía ByteDance dueña de TikTok no vende la aplicación a otra empresa basada fuera de China antes del 19 de enero, su uso estará prohibido en suelo norteamericano. La ley aprobada contó con apoyo bipartidista. 

Son muchos los que sostienen que buena parte del apego electoral conseguido por el candidato Trump en su campaña es atribuible a su promoción a través de Tik Tok. La afirmación es difícil de comprobar, pero lo que es cierto es la colosal penetración que esta plataforma de videos tiene entre los internautas en Estados Unidos. Uno de cada 5 estadounidenses recibe hoy noticias de Tik Tok con regularidad o encuentra en esa red una fuente de diversión o entretenimiento. En 2020 solo 1 de cada 5 ciudadanos se conectaba. Su exponencial crecimiento hace que hoy sean más de 180 millones los estadounidenses que se verán afectados por la medida decretada, pues todos serán desconectados de la aplicación más popular y grande del planeta.

Conseguir la permanencia en las redes norteamericanas de TikTok fue una promesa electoral del candidato Trump, según The Washington Post. “Voy a salvar TikTok”, habría dicho el hoy presidente electo en un video en junio pasado. 

Pero la última palabra no la tiene Donald Trump. Por una parte, el CEO de ByteDance decidió elevar el caso a la Corte Suprema luego de enterarse de que esta semana una Corte Federal de Apelación reforzó la ley en la que se exige la venta de la aplicación. La empresa defiende la tesis de que la ley viola el sagrado derecho a la libertad de expresión. Es una realidad que infinidad de medios de propiedad de extranjeros operan en este momento con toda libertad en Estados Unidos. 

Pero en caso de que ello no ocurra, es decir, en caso de que la Corte Suprema insista en la obligación de venta de TikTok para evitar la sanción, Trump tendría que hacer uso de un ingenio excepcional para cumplir la promesa hecha a sus electores. Tendrá la opción de posponer por 90 días la obligación de venta de la aplicación a un tercero, pero no mucho más que eso.  Algún otro subterfugio tendría que ser puesto en marcha por el nuevo inquilino de la Casa Blanca para defender TikTok y esta vía alterna aún no se avizora o de ella aún no se habla. 

Por otra parte, habría que ver la manera en que un apoyo a la aplicación china por parte de Trump concuerda con la política externa que éste ha proclamado a los cuatro vientos y que consiste en no ponerle las cosas fáciles a Pekín, en medio del pulso comercial entre China y Estados Unidos con que se está inaugurando su mandato. Lo que está en juego son los principios de libre competencia y las reglas del comercio Internacional.  

En dos palabras, un reto inmenso le espera al mandatario republicano electo. Una verdadera prueba de fuego es su promesa de salvar Tik Tok y dar satisfacción a 180 millones de sus usuarios.  

 

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