La campaña electoral en Venezuela está abierta y ha sido convocada nuevamente por el régimen según sus propios intereses, reglas y en los lapsos que ellos han estipulado convenientes.
No es la primera vez que se abre el circo electoral en el país, el chavismo ha demostrado durante toda su historia, incluso desde antes de llegar al poder, cuándo y cómo se debe asistir a las urnas electorales.
Previo a la realización de las elecciones presidenciales del año 1993 ya Chávez tenía clara la línea política que iba a desarrollar para el país, llamaba desde la cárcel a no votar y la población venezolana lo respaldó con un 40 % de abstención.
Rafael Caldera saldría electo con un poco más de 1.700.000 votos de los menos de 6 millones de personas que salieron a ejercer el derecho al sufragio en aquella oportunidad.
28 años después de aquel proceso electoral ya hay en el mundo más venezolanos que han emigrado huyendo del caos provocado por el chavismo en Venezuela que los que participaron en esas elecciones.
El principio del fin y el comienzo real del chavismo se dio en aquellas elecciones del año 93, cuando unos meses después un anciano presidente bautizaba a Chávez otorgándole la libertad plena para que desarrollara su proyecto político ideológico.
Las consecuencias ya las conocemos y las estamos padeciendo todos los que aún continúan en el país y en buena medida los más de 6 millones que nos encontramos fuera de nuestra patria.
Actualmente observamos toda la fuerza económica y mediática de la tiranía aupando unas nuevas elecciones regionales y una participación a contracorriente de los actores que hacen oposición en unos partidos políticos vacíos y huecos; mientras que la ciudadanía no quiere ni va a salir a votar.
Luego de 22 años de chavismo en el poder, el pueblo –como bien les gusta denominar a ambos bandos– lo que quiere es botar a los principales responsables de lo que sucede.
¿La forma? No la sé, pero sí tengo claro que la tiranía no sale con votos. Espero equivocarme y estaría feliz de haberlo hecho.
Ellos, chavismo y políticos de oposición están en todo el derecho a decidir según sus propias estrategias cuando participan en estos eventos que solo le dan legitimidad al chavismo, pero no pueden obligar a los que decidimos no participar y mucho menos señalar y atacar a quienes no estamos de acuerdo con esta estrategia.
El chavismo no ha dado ninguna señal que nos haga pensar o creer que quiere un cambio, por el contrario, son descarados al promover el levantamiento de las sanciones económicas que pesan sobre sus testaferros y sobre ellos mismos como una medida necesaria para respetar los resultados electorales.
No existe ni siquiera la opción de votar nulo o en blanco, pues ya conocemos las trampas de manipulación de los resultados electorales implementados por la tiranía.
Mientras tanto, los políticos de oposición que se atreven a participar están exponiéndose públicamente, demuestran así que sus intereses son netamente económicos y personales, el populismo y la mentira no es un eslogan único del chavismo.
Haciendo una analogía de las palabras de Winston Churchill podríamos decir que quienes participan en este nuevo llamado electoral se arrodillan ante la tiranía y quedarán derrotados y humillados una vez más.
La población está mucho más preocupada e interesada en sobrevivir que en participar en este nuevo circo electoral en el que sobran los payasos y abundan los prestidigitadores de las promesas que no podrán cumplir.
@andcolfa