Queridos lectores, hoy nos sumergimos en una historia desgarradora, narrada por Sugle Gasparini, hermana de John Gasparini. La historia que nos comparte revela las prácticas brutales del Estado venezolano bajo el régimen de Maduro, exponiendo una serie de detalles sobre cómo opera el sistema de terror en Venezuela.
Este relato se centra en el secuestro de ciudadanos, llevados a casas clandestinas, conocidas como casas de tortura. En estos lugares, las víctimas son sometidas a torturas inhumanas, y la historia de Sugle Gasparini es un testimonio demoledor, una evidencia irrefutable de los crímenes de lesa humanidad perpetrados por el régimen de Maduro y su policía. Además, destaca la complicidad del sistema judicial, incluyendo jueces y fiscales del Ministerio Público, quienes actúan como cómplices en este sistema de terror.
La narración expone cómo el régimen fabrica expedientes contra ciudadanos inocentes, arremetiendo contra ellos y torturándolos para que admitan delitos que no han cometido. Todo esto parece ser parte de una maquinaria diseñada para satisfacer una sed de sadismo y crueldad.
El régimen de Maduro despliega un aparato de terror inimaginable, con alcance en todos los aspectos de la vida social en Venezuela. Nadie está exento de la llegada de la policía política, léase Dgcim, Cicpc y Sebin, tres cuerpos policiales empleados por Maduro para cometer sus atrocidades. Estos organismos actúan sin órdenes de aprehensión, llevándose a personas de sus hogares, desapareciéndolas forzosamente y sometiéndolas a torturas inhumanas.
Las víctimas han alzado sus voces, compartiendo las atrocidades que han sufrido, y es imperativo que los gobiernos escuchen. Esta publicación busca llegar a instancias internacionales, incluso a la Casa Blanca, con la esperanza de que se tomen medidas concretas para devolver a Maduro al lugar de donde nunca debió salir: el aislamiento y las sanciones. Es tiempo de que todos los países retomen las sanciones contra Maduro hasta que demuestre verdaderos avances liberando a todos los presos políticos.
Sin más preámbulos, los invito a sumergirse en los extractos de mi conversación con Sugle Gasparini, donde relata la verdad de lo que le sucedió a su hermano John Gasparini.
–Doy la bienvenida a Sugle Gasparini, hermana del señor Gasparini, cuyo caso resultó en una sentencia de 16 años de prisión, una más de las incontables injusticias del régimen. Sin más preámbulos, le cedo la palabra para que nos narre cómo comenzó todo. Bienvenida a mi columna en El Nacional.
–Muchísimas gracias, señor Esteban, por abrir estos espacios en donde nosotros, los familiares de las víctimas, también como víctima, podemos denunciar. Mi hermano John Jairo Gasparini es un civil mecánico automotriz, quien fue detenido el 18 de marzo del 2020 por funcionarios del Estado sin identificación, que posteriormente fueron identificados como funcionarios de la Dgcim, mi hermano duró diez días desaparecido.
Durante estos diez días estuvo en una de las casas de torturas, fue golpeado con bates, palos de golf, mangueras, martillos en sus dedos, rodillas, tobillos. También fue colgado en una reja de manos y pies. Durante todo este tiempo, mi hermano no tuvo alimentación y tampoco le dieron agua. Supimos de mi hermano porque colocamos la denuncia ante el Cicpc y ellos nos indicaron que mi hermano lo tenían en la Dgcim.
Mi hermano fue presentado ante tribunales el 27 de marzo de 2020, nueve días después de su arbitraria detención durante todo este tiempo, pues mi hermano no ha tenido justicia, no han tenido pruebas en contra de él y sin embargo fue sentenciado injustamente a 16 años de cárcel.
–Me indica que su hermano fue secuestrado, prácticamente inducido por miembros de la Dgcim, y llevado a un lugar que describe como una casa de tortura. ¿Es eso lo que quiso decir?
–Sí, estuvo en una casa tortura que ellos tienen en varios sectores de Venezuela. Mi hermano estuvo en una casa en un lugar montañoso, específicamente no sabría decirle cuál casa porque durante estos diez días que el estuvo allí lo mantuvieron encapuchado para que no viera el lugar ni quiénes lo estaban torturando.
–¿Estaba su hermano solo o acompañado durante este traumático episodio?
–En el momento de su detención estaba solo. Sin embargo, al llegar a la casa de torturas, se percató de que había otras tres personas a su alrededor. Se dio cuenta de la presencia de estas personas porque las tenían amarradas y podía escuchar sus quejas y gemidos mientras estaban siendo torturadas.
–Entonces estuvo un tiempo en ese lugar y después lo trasladaron.
–Sí, mi hermano permaneció exactamente diez días en la casa de torturas antes de ser trasladado a la Dgcim el 28 de marzo. Fue en ese momento cuando nos llamó para informarnos que estaba bien y dijo: «Me tienen en la Dgcim de Boleíta».
–¿Cuál es la razón que argumenta el régimen de Maduro para encerrar a su hermano, para arrestarlo?
–La razón que presenta el Estado es el hecho de que nosotros, al habernos criado en el lugar de trabajo de mis padres, quienes son conserjes con más de 30 años de servicio, conocimos a un joven que trabaja como asistente de Julio Borges. Entonces, vinculan a mi hermano con el asistente de Julio Borges.
–¿Y qué hizo el asistente de Julio Borges? ¿Sabe algo?
–No sabemos. Me imagino que trabajar con este señor, entiendo.
–Entonces, ¿qué prueba presentó el régimen de Maduro para vincular a su hermano con el asistente de Julio Borges, motivo por el cual lo secuestraron y torturaron?
–Las pruebas que tienen para detener a mi hermano son un mensaje de texto entre un civil y un militar que decía «todo lo que necesita ¡Comunícate con Jhon!». Esa es la única prueba que tienen en su contra. Dicho mensaje se envió el 25 de marzo, pero las personas que supuestamente lo enviaron ya estaban detenidas desde el 18 de marzo, junto con mi hermano.
–¿Y esta persona que está detenida o que fue detenida, cómo llega a su hermano; lo involucra de qué manera?
–La persona detenida, que envió el mensaje, no tiene conexión directa con mi hermano. Fue detenida antes de que el mensaje fuera enviado, y no hay evidencia que vincule a mi hermano con los hechos mencionados en el mensaje. La detención de mi hermano parece ser injustificada y basada en pruebas débiles.
Al principio fueron tres personas que detuvieron con mi hermano y estuvieron en esta casa de tortura, pero ellos lo involucran por ese mensaje de texto. Uno de ellos lo involucró debido a las torturas que fue sometido, le obligaron a hacer un video denunciando a mi hermano.
–Entonces, a raíz de la declaración de este señor en su contra, obtenida además bajo tortura, es de él que el régimen obtiene la prueba para acusarlo de formar parte de un complot, como el régimen llama a esa operación.
–La operación se llama Constitución, es un supuesto atentado que hicieron contra el gobierno en el año 2019. Digo supuesto porque realmente nunca sucedió.
–¿Han recibido alguna comunicación de Julio Borges o su asistente después de que se mencionara la conexión con ellos en relación con la detención de su hermano?
–No mantenemos comunicación con Julio Borges. Como mencioné, este joven, su asistente, vivía en nuestro edificio y crecimos juntos. Él se comunicaba con mi hermano para obtener noticias de su mamá, que en ese momento estaba en Venezuela. Sin embargo, es importante destacar que mi hermano no tenía ninguna vinculación política. Él es mecánico automotriz y trabajaba de forma independiente, sin colaborar con ninguna figura política.
–Entiendo. Su hermano no tiene ninguna conexión con la política, simplemente compartió una amistad con este joven durante su crianza. Supongo que cuando él se fue al extranjero, continuó comunicándose para obtener noticias de su mamá, que aún residía en el edificio.
–Exactamente.
–Claro, cuénteme un poco acerca de lo que le sucedió a su hermano. ¿Cómo lo encontró y qué detalles pudo obtener en cuanto a su estado de salud?
–Pude ver a mi hermano siete meses después de su detención. En ese momento, se encontraba en la Dgcim con un ojo morado y marcas de quemaduras en su cuerpo, ya que los funcionarios le apagaban los cigarrillos en la piel. Fue sometido a torturas que resultaron en la pérdida de varios dientes.
Actualmente, mi hermano experimenta fuertes migrañas y sufre de una lesión en la rodilla y la columna, lo que le impide levantarse de la cama durante varios días.
–¿Tuvo algún reporte médico de esto?
-No, mi hermano durante todo este tiempo no ha tenido asistencia médica, a pesar de que hemos solicitado el traslado médico para su revisión. Él no ha recibido atención médica.
–¿Tuvo su hermano la oportunidad de presentar su defensa? ¿Cómo se desarrolló ese proceso?
–Este juicio estuvo plagado de vicios y mentiras. Solo admitieron las pruebas presentadas por la fiscalía, ninguna otra fue considerada. Los testigos eran los mismos funcionarios que detuvieron y torturaron a los detenidos, lo cual fue una burla tanto para los abogados como para los propios detenidos y sus familiares. No tiene sentido llevar como testigos a quienes participaron en las torturas.
–¿Qué sintió una vez que conoce la decisión del tribunal?
–Sentí muchísima rabia porque mi hermano es inocente; él no tiene nada que ver con la acusación. No es un terrorista, es un hombre trabajador que vivía tranquilamente en su casa. Estas situaciones cambiaron por completo nuestras vidas. Comencé a denunciar a raíz de este suceso, y no he dejado de hacerlo. Desde que mi hermano salió en el informe de la Misión de Hechos de la ONU sobre Venezuela, las persecuciones y amenazas han aumentado significativamente. Realmente, no tengo la intención de callar.
–¿Has recibido amenazas por parte del régimen de Maduro o de sus fuerzas policiales?
–Ciertamente, no tengo información sobre la identidad de los funcionarios que realizan estas llamadas, ya que utilizan el teléfono local de la casa y no tengo acceso a los registros de números telefónicos.
–¿Ha notado algún comportamiento sospechoso o movimientos inusuales cerca de su residencia o en la calle?
–Sí, constantemente hay vehículos que parecen seguirme. En ocasiones, algunos autos se estacionan afuera de la residencia donde vivo con mis padres y mi hijo, permaneciendo allí durante un tiempo, incluso hasta dos o tres horas. He reportado esta situación en diversas instancias.
–¿Y cómo le ha afectado en lo personal toda esta situación que ha vivido con su hermano? ¿Tiene trabajo, está ejerciendo su profesión?
–No he podido ejercer mi profesión desde que inicio todo este proceso con mi hermano, me he entregado a la lucha por su libertad y el hecho de las persecuciones en mi contra me han hecho perder mi trabajo, porque hay mucha gente que teme que lo que yo estoy viviendo los arrastre a ellos también. Es entendible.
–¿Y sus padres cómo se encuentran?
–A raíz de todo esto, la salud de mis padres ha empeorado significativamente. Están sumidos en la depresión. Mi mamá, en particular, está lidiando con problemas en la columna derivados de este proceso, ya que obviamente nos ha afectado profundamente. Visitamos a mi hermano una vez al mes en el lugar donde recibe visitas. La carga física de llevar bolsas con alimentos para todo el mes ha tenido un impacto considerable en su salud. Esta tragedia, que realmente no estamos exentos de vivir, continúa afectando nuestra salud debido al estrés, la angustia y la desesperación al ver que los días pasan y mi hermano, una persona inocente sin pruebas en su contra, fue condenado injustamente a 16 años.
–¿Algún organismo internacional tiene conocimiento de su situación? ¿Ha emitido algún comunicado al respecto?
–El Grupo de Trabajo de Detención Arbitraria de la ONU emitió un comunicado exigiendo la liberación de mi hermano, ya que consideraron su detención como arbitraria. Además, su caso fue incluido en el informe de la Misión de Determinación de Hechos sobre Venezuela, junto con todas las denuncias correspondientes presentadas en instancias internacionales.
Sí, pudiera enviarle un mensaje al fiscal de la Corte Penal Internacional, Karim Khan. ¿Qué le dirías en ese mensaje?
Bueno, este sería mi segundo mensaje para él. La última vez le pedí que, por favor, escuchara a las víctimas. Porque una cosa es leer un papel o una historia, pero otra muy distinta es escucharnos directamente a nosotros contando nuestras historias. Estamos solicitando que escuche a los más de 300 presos políticos, para que se den cuenta de que es una realidad: aquí en Venezuela se están cometiendo crímenes de lesa humanidad.
–Tengo entendido que la Corte Interamericana de Derechos Humanos está tramitando su solicitud para acceder a los mecanismos de protección y cobertura que ofrecen.
–Sí, se están llevando a cabo los trámites debido a las llamadas de amenazas y persecuciones que he estado experimentando.
–¿Qué mensaje le enviaría al sistema judicial, a la Fiscalía en Venezuela, aunque pueda sonar un tanto vacío e inútil dada cuenta son parte del sistema de represión y tortura?
–Es hora de reflexionar y comprender que es necesario liberar a todas esas personas que tienen injustamente privadas de libertad. Estamos en la temporada navideña y aún esperamos las liberaciones, lo que significa que todavía hay personas que no han sido liberadas. No se trata solo de cinco presos políticos; son más de 300 presos políticos que también merecen pasar estas Navidades con sus seres queridos.
Gracias por tu tiempo, Oria. Estos espacios realmente nos ayudan a mostrar al mundo la dura realidad de Venezuela. La situación que vivimos aquí es dolorosa.
–Entonces, mantendremos contacto. Aprecio que, si necesitas visibilizar la situación que estás viviendo aquí, me lo hagas saber por esta vía o la que ya tienes. Espero que las cosas mejoren para todos. Gracias.
Estoy profundamente impactado por cada testimonio que comparto en Voces de Libertad. Cada relato invita a conocer la verdadera cara del régimen venezolano, revelando la brutalidad y la injusticia que han prevalecido en medio de la opresión del régimen criminal imperante en Venezuela. Las víctimas, muchas de ellas aún encerradas, se han atrevido a denunciar a Maduro, ofreciendo una lección valiosa sobre la valentía del pueblo venezolano. Bajo estas circunstancias, queda claro que no nos rendimos, que, a pesar de la represión, seguimos levantando la voz. Cada denuncia es un llamado a la acción, una esperanza de que el mundo escuche y responda. Las personas han entendido que el silencio no beneficia a nadie, y buscan la libertad de sus familias. Comprenden que la verdad es la mejor arma y presionan para que el mundo, al conocer la gravedad de la situación en Venezuela, ejerza una presión inquebrantable sobre Maduro y lo someta a sanciones infranqueables, exigiendo la liberación de los presos políticos. La lucha por la libertad continúa, y cada voz se suma a un coro que clama por justicia y derechos humanos.
Nos seguimos leyendo próximamente en El Nacional.
@estebanoria