OPINIÓN

Vivir en un barrio popular de Kyiv durante la guerra

por Rodrigo Figueredo Rodrigo Figueredo

A los que se preguntan cómo es vivir para un venezolano en un barrio popular de Kyiv en Ucrania durante la guerra, aquí les comparto algunas reflexiones. Voy para dos meses que vivo en Kyiv al ritmo de las alarmas por bombardeo, una rutina de vida entre normalidad y surrealismo. El primer mes lo viví en un apartamento prestado por un amigo alemán y desde hace 3 semanas vivo en un apartamento que alquilé junto con con dos amigos alemanes en un barrio popular del norte de la capital.

El apartamento está situado en un suburbio del norte de Kyiv, en un edificio muy austero de los bloques de la época soviética, se parecen a los del 23 de Enero, pero contrastan por el gris y la vetustez de la arquitectura estrictamente funcional, cuadrada y fría. Los edificios se notan deteriorados por la calidad de los materiales empleados para construirlos, pero una diferencia que salta a los ojos desde el principio es que todo el barrio está limpio, no hay basura por todos lados y la gente es muy civil con eso, nadie lanza nada a la calle. El parque de juego es viejo y los muros empiezan a caerse a pedazos, pero los niños se entretienen tranquilos ante la atenta mirada de algunos padres. Hasta cuando suenan las alarmas, se retiran sin mucha prisa a sus respectivos apartamentos.

Salir a hacer las compras o a buscar el café de la mañana en el abasto central en la corte interior del proyecto es fácil y en ningún momento se siente inseguridad, a pesar del hecho de estar en un barrio pobre. La policía pasa poco y la gente te saluda aun sin conocerte si cruzas su mirada. Cuando se percatan de que eres extranjero, están curiosos de saber de dónde eres y te demuestran aprecio automáticamente porque entienden que si estás allí con ellos en estos tiempos de guerra es porque eres solidario.

Nos instalamos aquí porque la renta era manejable, porque no muy lejos hay una estación de metro y porque todo nos queda cerca para hacer las compras básicas a pie. En lo que concierne a los servicios, aquí todo funciona, gas, electricidad, agua caliente e Internet. Los rusos han atacado y atacan sistemáticamente la infraestructura para joder y hacerle difícil la vida a los ucranianos, notablemente durante el invierno que aquí es fortísimo, con el cometido de que se congelaran en invierno y que se desarrollara un descontento social que rompiera la voluntad y el compromiso del pueblo a luchar por su independencia, soberanía y deseos de una vida en democracia y libertad. No lo lograron y cuando algo destruyen, los ucranianos se dan a la tarea de reconstruir lo más rápido posible. Es como un acto de rebeldía y de resiliencia, o sea, el resistir e insistir en mantener las condiciones de vida normales durante una guerra total es el desafío que los veo lograr porque para mí, a pesar de lo limitado, como venezolano vivir en este barrio ha sido hasta relativamente cómodo, tranquilo y seguro. Algo que no se puede decir igual de vivir en un barrio de análogo nivel social en Venezuela, aunque no está sujeta a una guerra de invasión total como la que le impone la destrucción de la Rusia de Putin, bombardeando todos los días desde hace dos semanas.