Jamás los venezolanos habíamos experimentado un ataque terrorista [en proceso] de las dimensiones del perpetrado por el bestialismo doctrinal de gobierno despótico, luego de lo cual permanecemos severa y mortalmente golpeados quienes tenemos por misión restablecer el Estado de Justicia y Derecho. Sin ambages, sostengo que «vivimos tremens»: alucinados por la tragedia de una república en extremo oprimida, con saña-alevosía arruinada y que prosigue bajo control de incontables «comisarios políticos» y paramilitarismo-colectivos del terror. Ellos están atentos a cualquier indicio de rebelión, mientras nosotros no tenemos formas distintas a las paranormales si anhelamos salir del mal viaje que nos imponen hacia la muerte masiva de la nación.
Los hostiles convocaron simulacros de elecciones parlamentarias 2020, de las cuales se sabe que ellos ganarán porque tienen la tecnología de la China-Comunista comprometida para el triunfo fraudulento. Vi a leguleyos malnutridos [remunerados con inservible moneda venezolana] recorrer las canchas deportivas y otros lugares donde instalaron máquinas de votación, tocaban corneta entrecortada exhibiéndose triunfalistas.
La delirante propaganda del Estado Timador Mayor Conjunto prosigue sus intentos por enmascarar la miserable realidad que padecemos, nada más divertido para ellos que intentar ennoblecer las atrocidades que nos infligen. Ese estilo de mofa universal tiene antecedentes históricos. Stalin-Mussolini-Hitler utilizaron una metodología cuyo indiscutible parentesco ha mantenido en alerta incesante al mundo: adoctrinamiento, uniformidad en decisiones divulgadas por organismos públicos, fichaje de adherentes y adversarios, persecución política, encarcelamiento, tortura y eliminación selectiva de ciudadanos.
Durante momentos transicionales entre los siglos XX y XXI, la nación venezolana fue elegida por la corporación internacional del crimen político-financiero-militar para exterminarnos de forma masiva. Procuren no buscar explicaciones retóricas a tan lamentable situación. Afirma Hiénkov: «La dialéctica nace ahí donde el pensamiento metafísico se enreda, definitivamente, en las contradicciones lógicas que él alumbra por observar tenaz el veto de cualquier contradicción en las determinaciones» (p. 335 de Lógica Dialéctica.- Editorial Progreso, URSS, 1977)
En las determinaciones de la citada institución corporativa, con décadas de exitoso funcionamiento, no hubo, jamás, contradicciones que pudiéramos discutir al instante de otorgar máximas distinciones al imperio del totalitarismo esclavizador. El discurso político-castrense asesino, con su retórica de franquicia comercial internacional, no enmaraña la esencia dialéctica del propósito abolicionista de nuestros derechos universales.
Quien deje la pereza mental y se dedique a indagar las causas y efectos de los distintos proyectos de dominación, que fustigaron la conciencia universal del bien, advertirá que acaecimientos como crímenes de lesa humanidad en América Latina tienen el estigma del «vivimos tremens».
@jurescritor