OPINIÓN

Vitrina Venezuela: Una digresión útil al momento de gobernar y legislar 

por Benjamín Tripier Benjamín Tripier

La necesidad de hacer más competitiva una empresa es, en general, problema de mucha gente: de los accionistas y de la gerencia, de los bancos y de los clientes, del Gobierno y de otras autoridades. Por eso no parece sorprendente hoy día que una institución gaste en auditores y consultores en estrategia y análisis de entorno, marketing, sistemas, contabilidad, calidad y otras áreas que representan oportunidades para mejorar la manera como se llevan a cabo los negocios, y que además sirven para mantener informados a los interesados.

Cada uno de los aspectos mencionados fue considerado alguna vez como excepcionales, o como parte de una moda gerencial transitoria. Sin embargo, en la actualidad todos ellos constituyen parte esencial de cualquier empresa. De la misma manera, la utilización de los recursos y el manejo de los desechos se han ido convirtiendo en factores importantes en el proceso de toma de decisiones para la empresa y, también, para mucha gente.

Cada empresa en su manejo diario tiene relación con aspectos ambientales, como el uso eficiente de la energía y el manejo de sus efluentes y emisiones, además de consideraciones sobre recuperación de recursos, cambios y mejoras en su utilización. Esto ocurre tanto en el campo de los procesos productivos y de transformación, como en el campo del transporte de mercancías y materias primas.

Debemos estar claros en que la razón para desarrollar una conciencia ambiental en una empresa pasa por el bottom line, a corto y largo plazo (el de corto plazo casi siempre tiene prioridad presupuestaria sobre los de mediano y largo plazo).

Las inversiones, para lograr competitividad desde el lado ambiental, pasan por el mediano y el largo plazo, por lo cual se requieren elementos de presión externa para que el ambiente no pierda su peso en el proceso de planificación y desarrollo de negocios. Estos elementos de presión (beneficiosos para todos) contienen componentes de cumplimiento voluntario y de cumplimiento obligatorio tales como:

Para lograr que una empresa se vuelva competitiva desde el punto de vista ambiental, debe pasar por una serie de etapas, que la conduzcan a incorporar al ambiente entre sus prácticas gerenciales.

Debe producirse una conciencia interna orientada al cumplimiento voluntario de estándares, y al estricto cumplimiento de las normas y regulaciones obligatorias. Para eso debe informar a su entorno sobre su nuevo enfoque; tras un proceso de clarificación y divulgación.

Además, debe generar un conjunto de normas y políticas internas, que lleven al desarrollo de procesos y procedimientos, a través de los cuales se pueda articular el nuevo enfoque. Para eso realiza las siguientes tareas:

Como podemos ver no es un esfuerzo de un día. Es un esfuerzo que nos beneficiará a todos, en nuestro rol de empresarios, gerentes o clientes de un sistema económico, que cada vez pone a competir más el ambiente con el desarrollo. Pero estos esfuerzos de largo alcance comienzan en un día o en un minuto con un impulso dado por las oportunidades de negocio inmediatas que representan los estándares ambientales.

Si un producto consigue una diferenciación competitiva por ser ecológico, entonces se habrá logrado el incentivo para dar el primer paso. La Comisión Mundial sobre Ambiente y Desarrollo definió al Desarrollo Sostenible como “(…) aquel que cubre las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para cubrir sus propias necesidades”.

Noticias destacadas

Lo que no fue noticia (y debería serlo)   

Mail: btripier@ntn-consultores.com   Instagram: @benjamintripier    Twitter: @btripier