OPINIÓN

Vitrina Venezuela: Reorganización del negocio petrolero

por Benjamín Tripier Benjamín Tripier

Ante el fracaso del modelo que se manifestó con la caída de la producción a menos de un millón de barriles diarios, el sobre-endeudamiento en default, las deudas comerciales impagas, y la caída en la calidad del mantenimiento y de la inversión, la reputación de Pdvsa como cara visible del negocio petrolero en Venezuela, la ha llevado a que sea más difícil intentar recuperarla.

Mucho más a partir de las sanciones petroleras que produjeron un desbalance entre la producción retenida (si la vendiera no podría cobrarla), la capacidad de almacenamiento limitada, la necesidad de diluyentes para la elaboración de gasolina y el transporte de los crudos extra-pesados, el transporte de crudo y la comercialización.

La empresa Pdvsa, de alguna manera ha implosionado, y se terminó manejando de una manera informal, alejándose cada vez más del negocio estructurado, con contratos, migrando hacia la informalización, mercados spot, y operaciones en “negro”.

La experiencia obtenida desde la nacionalización petrolera ha demostrado la tesis de que el Estado es un mal empresario, y que “a la larga” (con otras empresas del Estado ha sido “a la corta”) termina quebrándolas. Cada Gobierno creyó que él lo podía hacer mejor, aunque ya se sabía que el mal (intereses políticos y corrupción), estuvo inoculado desde el mismo momento en que se nacionalizó.

El replanteamiento del negocio petrolero en Venezuela vendrá por la privatización de las operaciones, basada en una ley de hidrocarburos que le dé un peso importante al Estado venezolano, considerando la operación como de interés público (perfil similar a la banca), sin que eso afecte la estrategia de las empresas participantes, nacionales e internacionales.

Los ingresos básicos para el Estado venezolano, provendrán de los impuestos comunes y especiales, y de las regalías por el uso de reservas. La propiedad de las reservas seguirá siendo del Estado venezolano, mientras que las empresas las gerenciarán según las prácticas usuales del negocio.

Habrá una agencia de nivel presidencial que haga seguimiento y regule el interés público en estas operaciones. Se privilegiará la agregación de valor nacional al crudo extraído, desgravándolo, hasta llegar a un piso que haga atractivas las producciones intermedias.

Todas estas medidas deberán ser aprobadas con mayorías calificadas en la Asamblea Nacional (o Congreso bicameral, si fuera el caso y se hubiera modificado), de forma tal de asegurarle al inversionista una solidez jurídica que lo impulse a invertir en plantas de procesamiento, o en la infraestructura productiva, de servicios y de almacenamiento que se requiera.

La estrategia tradicional de comprar refinerías en el exterior, cercanas a los centros de consumo, podrá ser razonable en términos del negocio petrolero, pero no en la generación de empleo nacional.

La estrategia maestra deberá ser que la construcción de facilidades de refinación y almacenamiento se haga en territorio venezolano y se descentralice, en todo caso, el transporte no ya de crudos, sino de productos con mayor valor agregado.

La salida de la OPEP y la estrategia de aumento máximo de la producción de crudo y gas con el máximo valor agregado, deben ser los pilares de esta nueva etapa.

Y pese al rotundo fracaso que resultó una empresa petrolera venezolana manejada por el estado, aún hay gente que sigue insistiendo en tratar de rescatar un modelo que ya no tiene sentido. Comenzando con la toxicidad contagiosa que significa en el mundo petrolero actual, hacer negocios con Pdvsa -que se sabe que es lo mismo que hacerlos con el gobierno del chavismo- y siguiendo con la horrible reputación empresaria, además de cargar con el peso de sanciones que, si fuera privada, no estaría sufriendo.

Es bueno que consideremos las lecciones aprendidas, y que dejemos que los privados se ocupen de los negocios y el gobierno de gobernar… que buena falta nos hace alguien que se ocupe de la salud y la educación, así como de la justicia y la defensa nacional. Y fortalecer los entes reguladores, especialmente en el tema energía.

Claro que con cambiar el modelo no es suficiente… habrá que buscar la manera de generar controles internos cruzados muy fuertes, con miras evitar que nos sigan robando… y es por eso que las cosas tienen que cambiar… así no se puede seguir.

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