OPINIÓN

Vitrina Venezuela: Reinventando el Estado

por Benjamín Tripier Benjamín Tripier

No hay que olvidar que en la administración pública, en general, hacer las cosas con buen sentido gerencial, casi siempre significa violar alguna ordenanza. Hay una tendencia a castigar la creatividad más que a incentivarla.

El marco jurídico se ha convertido en una camisa de fuerza para el desarrollo eficaz de los procesos. Hoy en día, por ejemplo, la tecnología de información es un habilitador de cambios en los procesos que a su vez deben inducir cambios en el marco jurídico. Si, por el contrario, se crea el marco jurídico a nivel de leyes y reglamentos primero, y después se comienza con la ingeniería y la implantación de los procesos, resulta que ni la ingeniería de procesos, ni la tecnología de información pueden aprovecharse al máximo.

¿Cómo lograr que el gobierno se convierta en efectivo, eficiente y con capacidad de respuesta? ¿Cómo lograr que trabaje mejor y que cueste menos? ¿Cómo lograr que cada área de gobierno tenga el alcance que debe tener y preste el nivel de servicios que espera la comunidad? ¿Cuál es el costo, o el gasto presupuestado, para una cierta actividad que requiere una cantidad de pasos en un proceso, y que demora cierto tiempo? ¿Cuál es el ahorro que se logrará si esos procesos se simplifican y se logra atender y solucionar un problema en menos tiempo?

Cualquier esfuerzo que se haga para contestar estas preguntas debe pasar por la reingeniería de procesos y la tecnología de información. Debe ser sostenido y debe abarcar todos los niveles de gobierno nacional, estadal y municipal.

Un paso importante que se ha dado es el reconocimiento oficial de que existe corrupción y de que hay que luchar contra ella. Pero la lucha no puede ser solo declarativa o represiva. Los problemas de corrupción se generan (entre otras causas) a nivel de los procesos, por cuellos de botella y manejo de información masiva con métodos altamente vulnerables. Conviene orientarse a la disuasión a través de la tecnología y de procesos de alta transparencia.

Para poder gerenciar, el gobierno debe necesariamente crear estructuras más ágiles y enfoques más pragmáticos. Debe darse la oportunidad de mayor autonomía gerencial, con el riesgo que esto implica.

Debemos llevar los niveles de autoridad y responsabilidad legal, al lugar donde están ocurriendo los hechos, para que puedan tomarse las decisiones oportunas. De todos modos, lo que está ocurriendo es igualmente riesgoso. Claro que para que eso pase, y para que puedan recibir delegación, hay que pagarles mejor y por supuesto, exigirles más.

Hay que tener en cuenta que los cargos fueron diseñados en una época en la cual la tecnología no ayudaba: hoy hay que basarse en la tecnología si se quiere dar servicio. El gobierno/Estado es una entidad que básicamente maneja recursos de información la cual hoy en día solo puede ser manejada por tecnología de información; en el manejo del Estado, la tecnología de información “es” el negocio. Y los sindicatos deben comprenderlo y participar; de hecho, son parte activa de la vida institucional. Pero su actuación debe ser despartidizada, representativa y orientada al servicio.

Hay que concientizar a los niveles de decisión para que habiliten proyectos que puedan ser continuados aun después del cambio de administración. Los niveles más altos (políticos) habilitan a los niveles medios (de carrera) para comenzar con estrategias de cambio.

Hay que acercarse al cliente (ciudadano), para que lo máximo posible esté a la vista. Todo aquello que pueda hacerse detrás de una puerta cerrada, también debe ser abierto. De todos modos, cada vez hay menos secretos que guardar. La tecnología y las comunicaciones han puesto a la luz pública una gran cantidad de información que antes era coto privado de unos pocos, lo cual también habilitaba a la corrupción.

Hay que trabajar primero en el marco global, en la organización, en los procesos y en la gente. Luego hay que establecer un rumbo y comenzar a cambiar con un enfoque de procesos y orientación al ciudadano. Hay que cuestionarse todo. Tener la libertad de pensar desde cero, pues pensar e imaginar no es ni ilegal, ni contradictorio; es una obligación.

Resumiendo, se podría decir que para reinventar el estado y hacerle una reingeniería que le permita concentrarse en seguridad, justicia, educación y salud, hay que contar con:

Hoy el gobierno cuenta con todo lo necesario para tener un Estado a la medida de nuestras expectativas: amplio soporte político, posibilidades de continuidad, una asamblea favorable y una clara percepción generalizada de que hay que hacer cambios profundos.

Sería imperdonable no tomar ventaja de esa situación.

Noticias destacadas

Lo que no fue noticia (y debería serlo)

btripier@ntn-consultores.com

Instagram: @benjamintripier

Twitter: @btripier