OPINIÓN

Vitrina Venezuela: Quiénes son los venezolanos (Transformar la cultura para alinearla con la imagen país)

por Benjamín Tripier Benjamín Tripier

En estos últimos años, los símbolos han vuelto a ganar un espacio como factor de integración y guía del sentido de dirección. Desde los símbolos patrios, hasta los emblemas del chavismo, nuestra sociedad deberá encontrar uno o varios elementos que le den cohesión, y en lo posible, más orientados al futuro deseado y sin controversia, que a un pasado de confrontación.

Las culturas no se decretan, sino que son el resultado de un conjunto de comportamientos comunes involuntarios y espontáneos, que terminan convirtiéndose en un patrón consistente que identifica al país o la región. La apariencia física, color de piel, peinado, vestimenta, colores, música, comida y comportamientos rutinarios, son entre otros elementos de caracterización que deben identificarse para llegar a lo que se llama imagen país.

En esta etapa de cambios y transformaciones políticas habrá que identificar aquellos elementos de arraigo cultural negativo que puedan significar un lastre en el proceso de alineación con las sociedades globales. Cómo se puede esperar que alguien no acostumbrado a pagar por los servicios que recibe, porque los considera un derecho, ahora comience a entender que esas cosas no se regalan, sino que se ganan.

Identificar cuál es la cultura del venezolano es un paso importante hacia la identificación de la imagen país: qué es Venezuela, quiénes son los venezolanos, cuáles son los elementos de reconocimiento y diferenciación, son algunas de las preguntas que habrá que responder a partir de la combinación del comportamiento social actual y del que se espera para lograr una mejor sociedad, próspera y solidaria.

No hay que olvidar que, aunque se cambie de gobierno, la cultura no cambia, a menos que sea más que un cambio de gobierno y se convierta en un cambio de modelo. Porque la cultura nace desde adentro y es apropiada por la sociedad.

Hay casos como el de Corea del Norte, donde cultura no es la de la sociedad sino la impuesta por el régimen, y que mientras dure en el poder podrá ser observada. Pero está la verdadera cultura, la que está detrás del Síndrome de Estocolmo cultural, que solo aflorará cuando la sociedad haya recuperado la libertad y perdido el miedo a decir o no decir, y a llamar a las cosas por nombres que no los representan.

En nuestro caso, temas triviales como el Ávila, la autopista del este, o la imagen modificada del Libertador, no cambian solo por el decreto que ordena su cambio en cómo se llaman y qué se expone. Hoy resulta difícil definir la imagen país, porque estamos en la transición desde la cultura impuesta a la cultura genuina… la que realmente somos.

Estamos mutando y ya abandonamos las aletas, salimos del agua, desarrollamos las patas y nos estamos introduciendo en la tierra… reemplazando al agua por el aire, como fuente vital de supervivencia… y ya, cuando nuestra sociedad se haya asentado en la tierra, es que podremos darnos cuenta qué es lo que quedó… porque no hay vuelta atrás.

Y podremos responder con claridad las preguntas sobre qué es Venezuela, quiénes son los venezolanos, y cuáles son sus elementos de reconocimiento y diferenciación.

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