OPINIÓN

Vitrina Venezuela: Más sobre el tránsito a la riqueza

por Benjamín Tripier Benjamín Tripier

En el tránsito de la Venezuela pobre hacia una productiva hay que considerar que el objetivo es transformar una sociedad insatisfecha en una satisfecha, pasar de tener empresarios con restricciones, a tener empresarios competitivos; una política interna confrontada a una fortalecida y, un Gobierno desgastado –que se queda demasiado tiempo en el poder– a uno capaz de renovarse a sí mismo, con periodos más largos e irrepetibles. En vez de pensar en gestiones de cuatro años, que sean de cinco, pero sin posibilidad a la reelección.

Habrá que desarrollar mecanismos que permitan capitalizar la experiencia de estos años, generando rechazo hacia gobiernos militares, el bipartidismo negociado, y a dinastías como la desarrollada por el chavismo. Esta nueva etapa deberá contar con la habilidad de modificar estos factores.

La transformación no ocurrirá de un momento para otro, sino que será por etapas. La primera, que llamamos “el control de daños”, buscará evitar o administrar el colapso. Es una etapa de turbulencia, rápida, que podría durar hasta tres años y en la que se deberán desatar nudos, iniciando urgentemente una toma de decisiones correctivas.

Se trata de la fase más difícil pues es fundamental que en este periodo ambos bloques políticos firmen una especie de contrato social o compromiso de gobernabilidad. Está, a su vez, dividida en tres momentos: blindaje, focalización y oportunidades.

Superada la turbulencia y la incertidumbre, vendrá a continuación la etapa de reinvención para reposicionar al país asertivamente en el mundo en un periodo aproximado de dos años, reconociéndonos como una sociedad post-petrolera, imposibilitada a seguir dividida en dos mitades y con completa capacidad de encarar proyectos conjuntos.

Posteriormente, la estabilización, el ciclo para evolucionar que podría extenderse de 20 a 30 años, dejándonos en un camino hacia un crecimiento sostenido y un sentido de dirección compartido por todos los venezolanos. Cada etapa se dará por terminada cuando se cumplan todos los objetivos planteados en ese marco de tiempo, lo que significa que no será posible avanzar a la siguiente fase de un ámbito, hasta tanto se haya finalizado la anterior.

En los primeros años puede tratarse de un periodo de gobierno o más, y al frente puede encontrarse una organización política o la rotación consensuada hacia otra. Las dos primeras etapas deben servir para armar las bases de las políticas de Estado. No se tratará de que un Gobierno llegue para hacer borrón y cuenta nueva, sino que mantenga aquellas políticas de asistencia que son estructurales para la supervivencia de la nación.

Otro elemento a considerar en el transitar del segundo al tercer año en esta estrategia, es convertirse en una economía post-petrolera. Sin bien el petróleo seguirá siendo una fuente importante de ingreso, no debe olvidarse que, pese a darle trabajo a no más de 100.000 personas en el país, alimenta al 95% de la población, produciendo un desbalance.

Resultará extremadamente complicado que los petroleros empleen mucha más gente, a menos que se integre la explotación aguas abajo permitiendo que los privados puedan manejar el petróleo con pozos privados. Si se mantiene la política de empresa petrolera estatal, una etapa en vías de superación en el negocio petrolero mundial (ver referencia a Statoil, Aramco y Pemex), la única manera de alimentar a los otros 25,9 millones deberá ser a través de ingresos no-petrolero.

A menos que le permitan a operadores privados hacerse cargo de los pozos, sería muy difícil que Petróleos de Venezuela (Pdvsa) pueda generar más de cien mil empleos; de hecho, este era el cálculo cuando la estatal producía tres millones de barriles. En la actualidad, la cifra de empleados se ha incrementado exponencialmente en competencias no petroleras.

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