Tradicionalmente el Estado se convirtió en empresario cuando:
- Las necesidades de capital para el desarrollo del país no podían ser cubiertas por el sector privado, nacional o extranjero, pues en sus etapas iniciales no había seguridad sobre la rentabilidad de los proyectos; y sí había una necesidad de intentarlo.
- La baja rentabilidad de la actividad dejó desatendidas áreas sociales y geográficas.
- La característica monopólica de la actividad generaba vulnerabilidad.
Así asumió las rutas del transporte aéreo y creó industrias básicas; asumió los servicios telefónicos y todos los demás servicios públicos, y creó empresas para todo aquello que creyó necesario para impulsar al país en una época dada.
Era una época en la cual casi todos los países europeos y en desarrollo (como nos llamaban) estaban en una misma línea y por consiguiente no se generaban distorsiones: el consumidor, el cliente como tal, aún no había nacido.
Entonces trató de utilizar sus empresas como instrumentos de política, creando así una nueva distorsión, pues en vez de regular específicamente la actividad para orientarla, utilizó su gran poder de influencia en los mercados para impulsar, a través de sus empresas, decisiones de precio, de calidad, de contratación de gente, de compre solo nacional, y en general políticas que confundieron tres ámbitos que deberían haber estado separados:
- El de gobierno
- El político
- El empresario
Pero los tiempos cambiaron, los mercados se hicieron más complejos y la actividad empresarial privada se sofisticó, a tal punto que los Estados tuvieron que optar entre participar, corriendo desde atrás, en los mercados comerciales, o focalizarse en:
- Definir políticas y estrategias
- Desarrollar la infraestructura física
- Ejercer el control y regular
Para todos por igual, para las empresas públicas y para las privadas.
Se dio cuenta de que dejar libre a unas y controladas a otras impediría maximizar el uso de los recursos y posicionar al país en una situación privilegiada.
“Competencia cuando es posible, regulación cuando es necesaria”.
La frase anterior, con la que me encontré hace un tiempo, puede ser la bisagra entre los dos mundos, el del empresario privado y el del Estado como empresario.
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Petroguía: Chevron quedó atrapada en la polarización de Venezuela al pedir reforma de la Ley Orgánica de Hidrocarburos (hasta donde sé, ellos saben que no tendría sentido hacerlo si no la aprueba la AN de 2015).
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Parlamentarios mexicanos visitan Sidor y corre el rumor de una privatización.
Pedro Sánchez reunirá en España a los líderes de la UE, Latinoamérica y el Caribe (¿invitarán a Maduro?).
Lo que no fue noticia (y debería serlo)
…Que la pregunta es si lo del instructivo Onapre se hizo a propósito o si fue un error político social; o hasta económico por el impacto que tiene en el bolsillo de la gente. Si fue a propósito para polarizar y sacar a la superficie a aquellos potenciales “alborotadores”; o si fue un error, con cambiar al director no lo solucionaron… deberían derogarlo
…O que es impresionante la cantidad de rumores infundados que hay en el ámbito económico. Al ser tan persistentes, y tan equivocados, se podría concluir que es una campaña de desinformación, sin que aún quede claro el propósito, bueno, hasta se podría pensar que son dos campañas: una que miente con optimismo y la otra, un poco más realista, lo hace con pesimismo. Y ninguna está en lo cierto, pues cada día la realidad les demuestra que están equivocadas y, aun así, siguen con lo suyo
…Ni que cuando la cantidad de dólares que se inyecta en la economía es inferior a la cantidad de bolívares disponibles, entonces el dólar sube. Y tratándose de nosotros, se genera la expectativa de que subirá más; entonces, cualquier precio es bajo. Ya 7 bolívares por dólar es el nuevo piso percibido por el mercado, apuntando hacia más arriba
…Tampoco que la privatización solo será exitosa si se maneja como política de Estado. Si se hace aislando los casos y sin transparencia, cualquier cambio de propiedad hacia un privado podrá ser impugnado en el futuro. El de la privatización es el camino correcto, pero hay que hacerlo bien. Para que los potenciales compradores puedan negociar con la OFAC y pueda ser un proceso exitoso.
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