La estrategia se desarrolla para moverse desde una situación de crisis y pobreza inicial, hacia un escenario de crecimiento productivo que conduzca a la riqueza. Se trata de una estrategia de transformación, cuyos articuladores funcionales van a ser los siguientes ocho ámbitos: político institucional y gobernabilidad, política exterior e integración, economía y finanzas, petróleo, inversión social, ambiente, seguridad y defensa y comunicaciones.
Las premisas de esta estrategia son:
- Vivir bien en una sociedad solidaria, considerando que el país atravesará zonas de extrema vulnerabilidad social, en la conciencia de que los niveles de pobreza superan el 80%. Las burbujas de riqueza rodeadas de grandes anillos de pobreza no pueden volver a surgir, porque nos enfrentaríamos a un retroceso que nos devuelvan a las partes más negras de nuestra historia. En el caso de las empresas, está la responsabilidad social empresarial, y en el caso de las personas, la insustituible solidaridad que hemos aprendido al habernos hecho “descender a los infiernos” en esta época nefasta.
- Considerar a la propiedad privada como el régimen esencial del contrato social, pues en las etapas anteriores se vulneró este sagrado principio, quitándole a la sociedad una de las anclas más firmes de sus relaciones internas. Entre las personas, entre las empresas, entre las personas y las empresas, y entre el Estado y las personas y las empresas. De tan natural que es el concepto en cualquier sociedad, no debería ser necesario resaltarlo, pero con las distorsiones producidas por el chavismo, hasta habría que incorporarlo a nivel constitucional.
- Distribución social de la riqueza productiva, lo cual reconoce que no puede partirse del “derrame de riqueza” que prioriza a los estratos altos de la sociedad, con la idea de que su riqueza irá bajando progresivamente hacia los estratos más pobres. En esta situación, y con la expectativa de no regresar a etapas en las que las convulsiones sociales orientaron la estrategia del país, debemos innovar para salir todos juntos de una manera armónica. Las estrategias del “tesoro en la base de la pirámide” deben considerarse como una referencia que permita incorporar a las grandes masas de pobreza en la nueva economía que estamos construyendo después de la crisis. Darles oportunidades de trabajo en vez de subsidios, planes y bonos. Solo con trabajos dignos en el sector privado se puede salir de la pobreza. Verlo de otra forma es totalitarismo humillante.
La estrategia de transformación debe ser sustentable en lo social, en lo ambiental y en lo económico. A propósito, coloco de último lo económico por aquello de que, al ser un factor de nivelación, podría hacer perder de vista los otros dos elementos, ambos inseparables del primero.
No se puede permitir que la planificación del país como un todo se sintetice en una planificación económica del país. Esto es porque, para Venezuela, el privilegiar lo económico sobre lo social (CAP 2), y privilegiar lo social sobre todo lo demás (Chávez-Maduro), nos ha llevado a retrocesos que nos han alejado de la estructura de las sociedades modernas que balancean armónicamente estos tres elementos. Por cierto, lo ambiental estuvo ausente de toda nuestra historia republicana, y es un error que no se puede volver a cometer.
Pese a que contamos como país con una riqueza petrolera bajo la tierra, tampoco se puede pensar que ésta volverá a ser el ancla estratégica para nuestras generaciones futuras. Debemos considerar al petróleo como uno de los puntos de palanca para nuestro desarrollo, sin que eso lo convierta en la base de nuestro desarrollo. Debemos pensar más en una economía post-petrolera donde el conocimiento, la tecnología y la innovación, sean la base del aprovechamiento de nuestros recursos naturales (ventajas comparativas), para convertirlos, junto con nuestros recursos humanos, en ventajas competitivas que se conviertan en diferenciadores que nos den un espacio en nuestro “patio” geopolítico.
Tenemos que transformar una sociedad insatisfecha, triste y frustrada, en una proactiva, dinámica y creativa, que pueda hacer que, a la vuelta de unos años, se convierta en una sociedad satisfecha.
En el caso de los empresarios, verdaderos héroes de la supervivencia (no nos referimos a los pseudo empresarios, enchufados y oportunistas que lucraron en la pobreza del pueblo), acostumbrados a trabajar en condiciones adversas y con restricciones, debemos acompañarlo a través de políticas públicas proactivas para que se conviertan, por primera vez en nuestra vida republicana, en competidores globales capaces, no solo de innovar y desarrollar tecnología, sino de participar en alianzas y asociaciones con otros actores locales e internacionales.
Otro de los elementos que requieren de madurez, y hasta de cambio generacional, es el referente a la política, los políticos y cuál entendemos que debe ser su rol en nuestra sociedad. Si se considera que el partido político debiera ser la unidad celular de la manifestación política del pueblo, y que la gran masa de la población venezolana ha perdido confianza en la política, los políticos y los partidos; deben pensarse en una vuelta a las bases del ejercicio de la política y que cada partido elija a sus líderes “desde abajo hacia arriba”, y que esa representatividad deba ser renovada con más alta periodicidad que la de los ciclos institucionales.
El gobierno, por su parte, nos ha mostrado una tendencia a aislarse y “fabricarse” su propia realidad virtual, con el solo propósito de mantener el poder en el partido o coalición gobernante y, dentro de esta, en la persona que lo ostenta. La transformación debe llevar a un Gobierno que sea capaz de administrar, armónicamente, las distintas variables (a veces conflictivas entre sí) que hacen a la vida ciudadana, y buscar no perder el contacto con las bases que han demostrado ser la mejor realimentación para mejorar una gestión de gobierno.
La estrategia de transformación debe contar con referentes que la hagan viable; por ejemplo, la experiencia de Brasil, para lograr, en el seno de una sociedad capitalista, sacar de la pobreza a grandes masas de gente, o de Argentina, administrando dolorosamente su propio “post-chavismo”, cuyo daño mayor consistió en el daño moral de la cultura del “no trabajo” y del “todo es gratis”.
El proceso de reconstrucción ético, moral y cultural, será uno de los grandes desafíos para Venezuela y Argentina, como uno de sus referentes puede aportar experiencias. Aunque en forma tardía, Noruega es un ejemplo a imitar en cuanto al manejo de la riqueza petrolera, la distribución directa (sin el Gobierno como costoso intermediario) entre la población de las ganancias petroleras, así como del manejo disciplinado y no corrupto de los fondos de esterilización y estabilización macroeconómica.
El otro elemento para mantener vigente y actualizada la estrategia de transformación tiene que ver con no perder de vista los cambios y las transformaciones de la sociedad venezolana, origen y destino de toda la acción de gobierno. De igual forma, la reputación táctica y estratégica con la que debería arrancar el nuevo modelo de país, como consecuencia de los 25 años de chavismo, va a ser difícil de manejar y tendrá que estar presente a lo largo del manejo de la estrategia. No olvidar que la reputación, buena o mala, es del país más allá de quien está circunstancialmente en el gobierno.
Noticias destacadas
- Exrector Vicente Díaz: No existe posibilidad de «manipular» los resultados del próximo 28-J (coincido… la diferencia es tan grande que se hace difícil… nunca diría imposible, aunque sí, difícil).
- Dirigentes opositores, politólogos y figuras de la sociedad civil consultados por La Nación coinciden en la existencia de cuatro escenarios ante las presidenciales: un fraude electoral masivo el 28J, la eliminación de la candidatura opositora antes de que se abran las urnas, la suspensión electoral con la excusa del conflicto con Guyana por el territorio del Esequibo y, la que realmente desea la mayoría del país, la victoria opositora con la consiguiente transición histórica.
- El Pitazo: Tribunal de Estados Unidos citará a Pdvsa tras demanda de trabajadores despedidos. La moción admitida ante el tribunal de Delaware, en Estados Unidos, busca que al menos 23.000 trabajadores de Pdvsa despedidos entre 2002 y 2003, sean admitidos como acreedores y puedan recibir el pago de sus pasivos laborales.
- The New York Times: Fiscal de la CPI pide la detención del primer ministro de Israel y los líderes de Hamás. Los jueces del tribunal deben aprobar el pedido, pero el anuncio supone un duro golpe para Benjamín Netanyahu y probablemente avivará las críticas internacionales a la estrategia bélica de Israel en Gaza.
- Siniestro del helicóptero en el que murió presidente iraní se debió a un «fallo técnico».
Lo que no fue noticia (y debería serlo)
- Que sigue pareciendo desequilibrado que la CPI ponga al mismo nivel a un país democrático que a un grupo terrorista; juntos no deberían ni siquiera ir en la misma frase. Sin olvidar que las bajas civiles en Gaza son el resultado de que Hamás los usa como escudos humanos. Se ve que el tema también se politizó en la corte… y es así, pues cualquier cosa puede pasar en cualquiera de las otras causas… en cualquiera.
- O qué si los trabajadores de PDVSA despedidos con “el pitico” tendrán derecho a indemnización, mucho más podrán reclamar los acreedores de CADIVI, que constituyen la llamada deuda externa privada. No creo que alcance para todos, pero en la restructuración de la deuda, cuando sea que esta ocurra, el FMI debería asignarles un espacio proporcional.
- Ni que la intervención de Milei en España convirtió la corrupción de la primera dama española en un conflicto entre dos países, prácticamente desapareciendo su tema de los titulares. Uno nunca sabe para quién trabaja… en este caso, Milei le dio una “gran mano” a Pedro Sánchez y familia.
- Tampoco que, si el chavismo quisiera aportar algo novedoso en su campaña, que ayude al bienestar de los venezolanos –que por cierto aún no lo ha hecho- debería establecer una política de estado para pasar al sector privado toda empresa u organización de perfil de negocios, que esté siendo manejada por el estado. Además de bimonetizar formalmente la economía incorporando formalmente al dólar.
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