Una vez que el nuevo gobierno se haga cargo, habrá que comenzar una etapa crítica con las premisas de un cuartel de bomberos o la sala de emergencia de un hospital público. Todo será crítico y habrá que ir reaccionando tratando de referenciarse con el plan maestro que seguramente la oposición ya habrá elaborado.
Estimamos que esta etapa durará de uno a dos años en los que habrá que convivir con una cierta inercia del pasado, tratando de administrar la gobernabilidad mientras se alcanza un nuevo rumbo.
Habrá que separar aquellas variables que pudieran haber sufrido menor daño, y tratar de alinearlas en el plan de Gobierno para ganar confianza y estabilizarlas. Confianza es la palabra clave y debemos recuperarla y consolidarla tanto confianza dentro, como fuera del país.
Esta tiene la característica de ser una etapa de turbulencia, de control de daños y de equilibrio político. Uno se encuentra con un país destruido que tiene que reconstruir. Es una etapa multidimensional y cada una tiene distintos niveles y profundidades.
Estamos entrando en turbulencia, vamos a entrar en una etapa terrible, y se tiene que tomar unos meses para planificarla; el plan no puede ser muy detallado y el énfasis puesto en el equilibrio político para poder avanzar.
Los acuerdos de gobernabilidad tienen que incluir a lo que queda del chavismo, que será una fuerza disminuida y golpeada, pero deberá participar para re-institucionalizar el país, volver a separar los poderes, legislar aprovechando la mayoría calificada provista por la AN 2015, y modificar todas las leyes orgánicas, así como declarar nulos los actos de gobierno de los últimos años, así como las leyes extrañas que fueron promulgando desde el 2020 en adelante.
Habrá la tentación de convocar una nueva Asamblea Nacional Constituyente, lo cual no sería prudente hasta no establecer unas bases mínimas de sustentabilidad, en lo económico, en lo político y en lo social. Las ANC´s son para tiempos de tranquilidad y no para períodos de crisis.
Esta nueva etapa tiene que ser de frescura, y de mirar para adelante, quitar del vocabulario la cuarta y quinta república y temas similares como las referencias sesgadas a espacios de nuestra historia que fueron modificadas para favorecer una historia que no se correspondían con lo que todos conocíamos y se usaba en forma de penetración ideológica y de cercenamiento de la libertad.
El pasado nos explica cada vez menos la forma que tendrá el futuro. No hablemos de pasado, de él se aprende cada vez menos: entonces, hablemos del futuro.
Por más profundo que haya sido el daño que se le infligió a la República, no ha llegado a minar la capacidad para reconstruir las bases en las que hay que apoyarse. Reconocer que somos un país pobre y que solo nosotros somos los responsables de esa pobreza. Pero también, responsables por la futura riqueza.
Estamos en un proceso de cambio generacional que nos abre la oportunidad de no repetir errores como “sustitución de importaciones”, “exportación de excedentes”, “somos ricos y nos roban”, y el tan popular “el imperialismo norteamericano tiene la culpa de todo”.
Las nuevas generaciones, constituidas por las generaciones Z y millenians (con poco de babyboomers), están en capacidad de cortar los lastres históricos negativos y hablar más del futuro que del pasado. Dejar descansar a nuestros próceres (especialmente Bolívar) en paz, y dedicarse a la creación de los nuevos próceres del futuro. De escribir una nueva historia y desarrollar una nueva épica.
Debemos comenzar con el perfil de nuestros funcionarios públicos, que deben tener capacidades probadas para las tareas específicas para las que se los designe. No basta tener un título y ser amigo o pariente de alguien. Los nuevos que ingresen, ya sea en cargos jerárquicos o de línea, deben cumplir con los nuevos requisitos, mientras que los que ya están en planta, deben ser sometidos, como primera medida, a una matriz de necesidades/cargos, para confirmar si el cargo sigue siendo necesario y luego a una prueba de conocimiento, según las responsabilidades correspondientes.
Noticias destacadas
- Monitoreamos: María Corina aseguró que la caída de Al Assad «desmoraliza» y «crea una enorme preocupación» en el régimen de Maduro (un efecto dominó que arrastrará al chavismo… ¿cisne negro?).
- El País: Diplomático en la vida pública y abuelo en la privada, no abandona nunca el tono afable y evita la confrontación, pero asegura sin titubeos que el próximo 10 de enero estará en Venezuela para tomar posesión de lo que le corresponde por derecho: la Presidencia del país. Solo oculta cuándo y cómo regresará. Antes pasará por Estrasburgo para recoger el premio Sájarov a la libertad de conciencia. El candidato electo de Venezuela asegura que formará un Ejecutivo en Caracas con María Corina Machado de vicepresidenta.
- La Ceiba: Sin revelar la estrategia, el ex diplomático ratifica que todos los esfuerzos están dirigidos a lograr su regreso a Venezuela para la toma de posesión del 10 de enero, lo cual también permite intuir que los hilos negociadores no han dejado de moverse, pese al atrincheramiento del régimen. Confiemos en el liderazgo que condujo a la victoria del 28 de julio, y estemos prestos a contribuir desde cada espacio al cambio político.
- El Pitazo: Hugo «el Pollo» Carvajal acepta colaborar con la justicia estadounidense. El juicio comenzaría en marzo de 2025. Carvajal fue extraditado a Estados Unidos en julio de 2023 acusado de participar en el envío de 5,6 toneladas de cocaína y de formar parte del Cartel de los Soles.
- El Cooperante. Nicolás Maduro: “Ante los acontecimientos de Siria, ahora sale el extremismo fascista a pedir que en Venezuela se arme también una guerra civil» (a la guerra civil ya la anunció Maduro antes de las elecciones, por si él las perdía).
- EFE: El Kremlin negociará el futuro de sus bases militares en Siria con las nuevas autoridades (nuevos acuerdos entre los chicos malos del eje del mal…). VOA: La bandera de los rebeldes es izada en la Embajada de Siria en Moscú.
Lo que no fue noticia (y debería serlo)
- Que el efecto multidimensional de la caída de Bashar al-Assad incluye la desbandada de sus secuaces que quedaron a la deriva y están buscando forma de salvarse. Ahí entran en juego los pasaportes venezolanos en blanco que Tarek el Aisami envió a Siria. Seguramente, con esos pasaportes, se moverán hacia Latinoamérica (excepto por supuesto Venezuela, Nicaragua o Cuba) y tratarán de entrar en los países con instituciones y leyes más débiles… Estarán exportando a los delincuentes y asesinos que gobernaban con Al-Assad.
- O que el gobierno del chavismo debería mirarse en el espejo de Siria, donde solo se salvó el jefe que pudo buscar refugio en Rusia; mientras sus seguidores quedaron por su cuenta. Eso debería ser un aprendizaje para todos; para la cúpula que ya perdió las negociaciones que tenía en julio (Estambul, Dubái y Ciudad de México) y que deberá buscar nuevos arreglos; y para el resto, comenzar a hacer arreglos individuales por su cuenta, porque a la hora de la verdad, estarán solos… y será terrible.
- Ni que no hay que perder de vista que el caso de Siria fue una sorpresa para todos, porque no lo vieron venir… las inteligencias de Rusia e Irán no les funcionó; y si les funcionaron, no hicieron nada para ayudar. En nuestro caso ocurrirá lo mismo… ninguno de los dos está en disposición de ayudar al chavismo. Y en el caso de los chinos, pues ya quedaron curados de espanto de lidiar con este gobierno que les ha resultado muy poco serio, y no quieren saber nada de nosotros… Bueno… a eso ya lo deben haber confirmado en este último viaje del que no salió nada concreto.
- Tampoco que el sector empresario debería declararse en emergencia permanente para evaluar el impacto de lo que seguramente ocurrirá desde enero 2025, que es que Maduro resistirá lo más que pueda después del 10E y que a partir del 11E las sanciones serán muy fuertes y harán colapsar al gobierno que ya está muy debilitado y se ha vuelto inviable. Deberán prepararse para una parálisis de la economía y un disparo de la inflación y del precio del dólar que volverá a ser un bien escaso. No es muy sensato, a la luz de los acontecimientos, seguir pegados a un sistema que los está arrastrando al abismo… Ah… y no les digo nada si es que se prestan a asistir al acto de juramentación.
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