El funcionario no puede ocuparse de eso, tiene que pasárselo a la justicia. Es mirar hacia adelante. En el fondo, será muy complicado recuperar el patrimonio perdido, entonces habrá que concentrarse en un objetivo: evitar que vuelva a ocurrir.
Uno de los componentes más importantes de la gerencia pública es el control. Es difícil administrar un país sin control.
En el caso de la Administración Pública, el concepto de control está en un proceso de evolución permanente, y los roles tradicionales están sufriendo grandes transformaciones, tanto en su calidad, como en su profundidad. Es natural que en una transición como la que vivimos en Venezuela, se presenten redundancias y superposiciones; y se puede convivir con ellas. Lo que resulta realmente inaceptable es que haya lagunas estructurales; esto es espacios no cubiertos por las áreas de control.
Y el dilema que se presenta es el de controles versus libertad; el control es percibido como falta de confianza, por parte del Gobierno en la gente, en sus diferentes roles, de consumidor, comerciante, productor o industrial, y banquero. Claro que esa desconfianza es recíproca y de ella nace una trama burocrática que induce al sistema, externalidades negativas.
Cuando se trata de orientar el control hacia aspectos tan específicos como la prevención de la corrupción, no se puede esperar a que el sistema de control (organización, normas y procedimientos, tecnología, administradores, auditoría interna y externa) opere automáticamente por sí solo.
Debe contar con parámetros especializados que implican actividades muy específicas por parte de los administradores, así como programas de auditoría (interna y externa) que faciliten la lucha contra la corrupción; esto es tener claros los objetivos de control (qué se va a controlar y para qué se va a controlar) y minimizar su costo.
Si bien siempre es importante que los funcionarios públicos sean honestos, el control no debe descansar solo en eso, pues se pone en riesgo aun al funcionario honesto, el cual puede cometer equivocaciones o caer en faltas involuntarias.
La corrupción es como la profecía que se cumple sola: si hay un ambiente propicio para la corrupción, entonces, con seguridad, habrá corrupción.
Hay indicios de corrupción cuando:
- El esquema de control de la administración pública pretende controlar una actividad privada (de la cual el Estado es dueño), sabiendo que ese tipo de control por una parte les quita agilidad a las prácticas de negocio, y por la otra pone el énfasis en aspectos irrelevantes para la actividad privada
- Los niveles de salarios (paquete anual más incentivos y ventajas contractuales) son excesivamente bajos con respecto al costo de vida y con respecto a las responsabilidades involucradas
- Miembros de la misma “familia” (sanguínea, política o afinidad) forman parte de un mismo organismo/equipo de gobierno se generan debilidades importantes de control (especialmente en países en los cuales la familia y la amistad tienen raíces tan especiales que pueden comprometer la objetividad)
- Hay público involucrado y deben realizarse trámites que involucran certificaciones/legalizaciones y que además deban darse pasos internos de aprobación que dependan de la voluntad del funcionario
- Se toman decisiones que pueden afectar un mercado, tales como fijación de precios, de exenciones tributarias, de tasas de interés, de tipo de cambio o de niveles salariales
En todos los casos anteriores (más una gran cantidad que podrían mencionarse), si bien no hay violaciones flagrantes, sí hay un ambiente propicio para la corrupción. Deben crearse programas de Alerta de Corrupción que adviertan al responsable de la administración activa y a sus auditores/contralores (internos y externos), que hay en su ambiente de control algunas particularidades que deben ser consideradas a la hora de evaluar los riesgos, especialmente los que se refieren a las posibilidades de corrupción.
Si miramos a los negocios privados y a las empresas, podemos tomar experiencia de cómo se maneja la estrategia de control en un ambiente de globalización y de diversificación, donde los controles deben estar inmersos en el sistema, y donde la cultura de la organización es un factor definitivo. Es imposible controlar a una diversidad de transacciones, en diversidad de locaciones, con diversidad de actividades de negocio, de la manera tradicional.
De hecho, un inversor, no compraría acciones de una empresa cuya estrategia de control se basará solo en alcabalas; y no lo haría, pues a priori llegaría a la conclusión de que el ambiente de trabajo sería malo, policial y de temor, donde la creatividad y el empuje serian reemplazados por el miedo y el rechazo. Y en un ambiente así, no se pueden lograr los niveles de excelencia para ser competitivos.
Si resulta cierta la cifra de que entre el 5 y 8% del PBI se va en corrupción, entonces una de las fuentes posibles de financiamiento de los gastos verdaderamente necesarios (salud, educación y justicia) está en llevar a cabo ajustes como los propuestos en este artículo.
Cualquier proceso de transformación del Estado que se esté llevando a cabo debe contemplar formal y específicamente el tema de la corrupción. Si bien ésta no desaparecerá de un momento para otro, hay que dar pasos decisivos para enfrentarla.
Para disminuir las oportunidades de corrupción, hay que tomar un conjunto de medidas en diferentes frentes:
- Achicar sustancialmente el aparato estatal y modificar su organización: Disminuir el territorio en el cual puedan darse las necesidades cruzadas de intereses que llevan a este tipo de tratos. Por un simple efecto aritmético, cuanto más pequeño es el Estado, menos posibilidades de corrupción hay. Achicar el estado significa reorganizarlo; no puede ser lo mismo que ahora, pero con menos gente. Deben cambiar procesos, y debe orientarse a asignar responsabilidades directas a los niveles intervinientes; posiblemente con indicadores extralegales de gestión, gerencialmente exigibles
- Minimizar la burocracia: Y por consiguiente las alcabalas y las firmas y legalizaciones y comprobaciones de fe que son las que promueven al “gestor” que tiene la vía rápida, la cual por supuesto cuesta dinero. Si los trámites fueran transparentes y rápidos, no habría necesidad de pagar a alguien para resolverlo en un tiempo racionalmente posible. Es cuestión de analizar los casos de trámites en los cuales se observan largas colas, para atacar el punto
- Trasladar/compartir/privatizar toda actividad de perfil privado que esté en manos del Gobierno: No olvidar que la contraloría pública, no está diseñada para lidiar eficazmente en el entorno de negocios; en el caso de las empresas en manos del estado el tema se potencia, pues son en realidad entidades de negocio (sin un doliente directo a nivel bolsillo), haciendo transacciones de negocio en el mercado
- Abrir al público en general la información correspondiente al manejo de la tesorería y las finanzas públicas: Para que se conozca (el que le interese hacerlo), el flujo del dinero a través del presupuesto. Para conocer el flujo de órdenes de pago, y poder preguntar/explicar la asignación de los fondos. Parto de la premisa de que los ciudadanos, además de clientes, somos los “accionistas” del Estado, y tenemos derecho a saber cómo se está manejando el negocio
- Abrir al público la información sobre los procesos de compras, contrataciones y adquisiciones: Cada año el Estado gasta entre el 9 y el 12% del PBI, procurándose recursos y movilizando la economía del país. Uno de los indicadores internacionales de corrupción, es la transparencia del sistema de compras, pues es allí donde se generan las mayores oportunidades de corrupción. Desde promover la carrera administrativa de Comprador Público (para que puedan rotar y ascender por toda la administración), pasando por la creación de una Superintendencia de Compras (la cual no compra, pero da lineamientos y aprovecha las grandes oportunidades de pooling), hasta el uso extensivo de tecnología de información e Internet, para el acceso de proveedores y público en general
- Privilegiar al sistema de control interno por encima del externo, como base rectora del control fiscal: Esta es una de las sugerencias de mayor impacto directo y de corto plazo sobre la mejora de los servicios del estado, y la consiguiente disminución de la corrupción. El control externo tiende cada vez más, afortunadamente, a ser posterior, o sea que se concentra en lo que ya ocurrió y no puede ser cambiado. El componente de control de gestión basado en la filosofía del Modelo de Empuje debe generar la actitud y los procedimientos concretos para que caso a caso la administración pública se transforme
- Desplegar un programa de gerencia del cambio, considerando educación y formación de funcionarios y del público en general: Los recursos humanos del país deben ser fortalecidos con conocimiento. Hay un componente fuerte de esperar de la gente comportamientos, que la gente misma no está al cabo de saber que son una necesidad básica; esto es así porque nadie les explicó. Este cambio de actitud, basado en principios (que hay que difundir) y en conocimiento (que hay que desplegar), es tarea del estado (creo que los particulares también tienen un rol decisivo) y debe ser tarea concreta de una oficina de transformación del más alto nivel ejecutivo con objetivos concretos de difusión de información y asegurarse que la gente responda
- Masificar el uso de tecnología de información en el Gobierno: Cuantas menos manos toquen un proceso o un trámite, y cuanto más automatizado esté el flujo de información, hay mayores posibilidades de ser exitosos contra la corrupción. Grandes bases de datos, físicamente distribuidas y lógicamente integradas, apoyadas en tecnología de telecomunicaciones y motores de Internet, con mecanismos de validación en línea y sistemas de seguridad en los procesos, apoyados en una red virtual por procesos y orientada a resultados.
Los esquemas de control basados en alcabalas, o sea en puestos de revisión, han demostrado tradicionalmente, que son débiles para grandes masas de sujetos a ser controlados, tanto desde el punto de vista de los resultados, como de la moral de la gente que los ejerce.
El control por alcabalas puede ser usado solamente en poblaciones pequeñas de sujetos de control, por periodos de tiempo cortos y para pocos parámetros de revisión; en esos casos, debe administrarse bien: pocas, bien distribuidas, con finalidades específicas, y como complemento de elementos estructurales de control, que estén dentro de los procesos.
Dado que concentran toda la energía en un punto, que trata de cubrir la mayor cantidad de casos posible (pero que sin duda no son todos), se hace ineficiente para situaciones de diversidad de aspectos y parámetros a ser controlados; donde las excepciones son mayoría y al no estar contempladas, comienza la discrecionalidad al tratar de asimilar una situación nueva a una cubierta por el control.
Por otra parte, cuando el sujeto de control se aleja del punto, la alcabala pierde intensidad. Generalmente, esta pérdida se compensa con la colocación de una nueva alcabala. Pero en la medida que estas proliferan, pierde intensidad el control como conjunto, y es reemplazado nuevamente por discrecionalidad.
Noticias destacadas
- La Gran Aldea. María Corina Machado: ¿Sabes cuántas entrevistas tuve en los grandes medios de radio y televisión nacional durante todo el año pasado? Cero (leerla completa en https://lagranaldea.com/2024/01/22/maria-corina-machado-maduro-terminara-entendiendo-que-su-mejor-opcion-es-negociar-conmigo/)
- Tal Cual. Padrino López: La FAN se mantiene alerta ante planes conspirativos. El ministro Vladimir Padrino López destacó una vez más la lealtad al mandatario Nicolás Maduro y su postura contra actos desestabilizadores. El titular de la cartera de Defensa subrayó que habrá «cero tolerancia» con aquellos que traicionen al país. Pidió a Maduro que a los elementos de la FAN implicados en estas intentonas sean expulsados (las aclaraciones cuando nadie las pide, son de por sí un acto de preocupación)
- El Pitazo. Profesora Elsa Castillo: no voy a ser carne de cañón. La educadora, egresada de la UPEL, líder sindical del magisterio venezolano y quien participaba activamente en las marchas de trabajadores, aseguró que se retiró de la lucha en la calle por amenazas de muerte y por el descontento con grupos sindicales que no escucharon su advertencia de no acabar con las manifestaciones en el 2023. Ahora, en 2024, cree que no es un año de protestas, pues todas serán señaladas de política y pueden ocurrir detenciones y acusaciones en contra de dirigentes, como sucedió con Víctor Venegas en Barinas (eso es así…).
- Amnistía Internacional/Tal Cual: Ley contra ONG venezolanas es parecida a la de Nicaragua (bueno… la ruta a Nicaragua es una de las alternativas posibles… ojalá eso no sea así).
- El Cooperante: Ingreso mensual del personal obrero es de $161, según Fedecámaras.
- El País: Argentina. Milei acepta un centenar de cambios en su ley ómnibus en busca de consensos (negociar sí, perder el rumbo, no).
- Ecuador: en menos de dos semanas, muertes violentas bajaron de 28 a 6 por día (así como en El Salvador, con este tipo de gente solo la fuerza militar funciona… son estados de excepción que se manejan como si fuera una guerra… porque en realidad se trata de una guerra).
Lo que no fue noticia (y debería serlo)
- Que ya está en marcha y a la vista, la radicalización política; la cual arrastrará a la radicalización económica, que es la que terminará presionando más aún sobre el bolsillo de los más necesitados. Lo cual arrastrará a la radicalización social. Aún estamos a tiempo de corregir el rumbo, porque el que llevamos es de colisión.
- O que las declaraciones más los autos de detención, son un mensaje público para quien lo sepa recibir. Todo indica que las cosas no están muy bien y que se complicarán aún más. Año electoral atípico por las nuevas condiciones del entorno político e internacional. La campaña electoral hay agrandado la sensibilidad política, haciendo más difícil y riesgoso tomar una posición opositora.
- Ni que según Fedecámaras, para el 2024, “observemos una recuperación de 10.6% en los indicadores”. Es el momento en el cual el “optimismo” se convierte en riesgoso, y debería ser reemplazado por “realismo” para darle seriedad al proceso de toma de decisiones. Porque no hay ninguna -absolutamente ninguna- señal del entorno, nacional o internacional, que muestre que de una caída del 4,8%, pasaremos a un crecimiento del PIB del 10,6%… 15 puntos. Porque cubrir la falta de combustible requiere electricidad, así como todo el resto del movimiento económico… y el sistema eléctrico requiere una inversión extranjera gigantesca que no se ve en el horizonte… ¿Entonces?
- Tampoco que de parte del gobierno debería trabajarse en una reestructuración del sector eléctrico, segmentándolo en distritos eléctricos independientes y auto sostenibles, de forma tal de facilitar la recuperación, aunque sea por partes; claro que 100% en manos del sector privado, nacional o internacional. Y dejar al Caroní como el proveedor de última instancia.
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