OPINIÓN

Vitrina Venezuela: El cambio que se nos viene encima

por Benjamín Tripier Benjamín Tripier

La liberalización a la que, tímida y zigzagueante, se está orientando nuestra economía, tendrá un fuerte impacto sobre las empresas y el ambiente gerencial. En ese entorno, tener capacidad de aprendizaje y de adaptación, serán las características más marcadas en el perfil de los gerentes que deberán manejar la transición hacia una economía abierta y competitiva. Estos son pasos preparatorios para cuando realmente regresemos a los mercados globales…

Definitivamente, el sistema educativo tiene que cambiar. Ya no pueden exigirle a un niño que aprenda cosas de memoria. Ya no pueden exigirle que desarrolle manualmente complejísimas operaciones matemáticas que cualquier simple calculadora pudiera hacer. En vez de eso, hay que enseñarles los conceptos necesarios para poder aprender en forma continua y consistente todo lo que se le presentará a lo largo de su vida. Una vida en la cual lo único constante, será el cambio.

Está bien; esto puede ser una consideración razonable para niños de primaria o aun de secundaria, los cuales tienen tiempo por delante (¿realmente lo tienen?). Pero qué pasa con los ejecutivos de 35 o 40 años que no tienen tanto tiempo y deben responder ya.

Si bien estamos claros que el sistema educativo completo debe transformarse para lograr generaciones bien formadas dentro de 20 años, también estamos claros que hay un desafío que debe enfrentarse hoy (y mañana y pasado, en fin, a muy corto plazo).

En Latinoamérica, muchos ejecutivos (más de los que quisiéramos), se han quedado rezagados en cuanto a las nuevas formas gerenciales, las cuales incluyen, además de una buena comprensión del uso posible de la tecnología, un manejo fluido de microcomputadores, interacción positiva y creativa con el personal, y orientación a procesos; tener la capacidad y la amplitud para aprender y continuar aprendiendo. Y evolucionando.

Y el golpe del cambio sobre el recurso humano, será el segundo, pues el primero habrá sido sobre aquellas empresas locales que no pudieron adaptarse a la nueva situación.

El proceso es simple: Las empresas internacionales regresarán y le pondrán presión competitiva al mercado. Serán empresas (bancos, fábricas, servicios, comidas) acostumbradas a valerse por sí mismas (sin el apoyo protector del estado) y dotadas con las bases tecnológicas y competitivas para hacerlo bien aquí también. Esas empresas demandarán por gente local.

En el segmento bajo de la pirámide, tendrán la expectativa, y las posibilidades de formar gente. Y lo harán, y será bueno para todos.

Pero al segmento gerencial no pueden formarlo con la misma facilidad.  A ese segmento se lo compra “hecho”. Si la generación que está en edad gerencial no está preparada, entonces deberá buscarse al relevo generacional; pero ¿qué pasa si éste tampoco lo está?

La gerencia joven (relevos, o relevos del relevo) debe entonces prepararse para tomar las responsabilidades que le hubieran tocado a sus actuales jefes. Y eso no se logra solo por decreto: el gerente joven debe tomar responsabilidad sobre el tema y ganarse su autoridad a través del liderazgo. Por cierto, que liderazgo es uno de los conceptos que mejor maneja la nueva gerencia y que aún no comprende la gerencia tradicional, que es la que mayormente tenemos.

La alta gerencia de las empresas, por supuesto, al estar atenta al proceso de transición, seguramente tratará de rescatar a la gerencia tradicional a través del entrenamiento. En ese sentido, debería tender al entrenamiento formativo en las habilidades técnicas y profesionales requeridas por las nuevas responsabilidades; en vez de solo potenciarlos en lo personal (autoestima, empowerment), pues ese enfoque solo logrará disimular las verdaderas lagunas gerenciales, causas probables para la renovación planteada.

Las empresas tienen que reducir la burocracia interna, mejorando procesos y eliminando jerarquías. Es la única manera de volverse competitivas. Y eso no se logra con el mismo perfil de gente que se tenía antes del ajuste. Asimismo, la mentalidad dentro de una empresa de clase mundial está íntimamente asociada a la tecnología. Manejo integrado en línea, de inventarios a nivel de caja en la tienda, independientemente del lugar del mundo en el que se encuentre; uso intensivo de Internet, telecomunicaciones y aplicaciones y apps, integrados para soporte de los negocios.

¿Es posible lograr esto con la misma gente? ¿Puede lograrse una actitud/aptitud distinta? O debe buscarse otra gente que sí cumpla con los requerimientos. Los cuales incluyen:

Como siempre, la respuesta estará entre los dos extremos; algunas personas podrán transformarse, y otras deberán ser reemplazadas. Específicamente, el perfil del gerente del futuro (inmediato), debe ser capaz de:

Como contrapartida, la empresa transformada tendrá las siguientes características:

Gerenciar estratégicamente, cada vez más, significa tener la mente fuera de la empresa, en vez de tenerla adentro: los negocios se consiguen afuera. Y para eso hay que contar, dentro de la empresa, con una estructura interna capaz de ser eficaz, así el gerente no esté mirando. Los cambios tendrán que asumirlos los empresarios creando el ambiente adecuado, y los gerentes adaptándose a situaciones nuevas y desafiantes.

Son pocas las empresas que ya lograron posicionarse en la vía de la transformación. Son muchas más las que aún deben hacerlo. Tengo la seguridad de que lo lograremos. El punto es si será en forma dolorosa y en actitud casi heroica, o si nos prepararemos y seremos eficaces desde el principio.

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