Es bueno recordar que hay corrupción en la administración pública cuando en el curso normal de las operaciones del Estado se lesionan o sacrifican sus intereses a favor o en beneficio de particulares.
La corrupción es un efecto y no una causa. Lo cual significa que el atacarla directamente, por definición, no dará resultados; podrá si hacer ruido, y se mandará a alguna persona presa; pero no dará resultados. Deben atacarse las causas, para que por consecuencia se afecte a la corrupción; esas causas, en general, están relacionadas con el ambiente adecuado de control y con programas claros que alerten sobre las posibilidades de corrupción, y están relacionadas con:
- Achicar sustancialmente el aparato estatal y modificar su organización.
- Minimizar la burocracia.
- Privatizar absolutamente toda actividad de perfil privado que esté en manos del Estado.
- Abrir al público en general la información correspondiente al manejo de la tesorería y las finanzas públicas, así como sobre los procesos de compras, contrataciones y adquisiciones.
- Privilegiar al sistema de control interno por encima del externo, como base rectora del control fiscal.
- Desplegar un programa de gerencia del cambio, considerando educación y formación de funcionarios y del público en general.
- Masificar el uso de tecnología de información en el gobierno.
Cuando las reglas de juego (el marco regulatorio) se vuelven obsoletas y ya no responden a las exigencias de un entorno cambiante y evolutivo, el control para ser eficaz debe renovarse y comenzar a presionar sobre parámetros, los cuales, si bien no son legalmente exigibles, son de cumplimiento necesario para la buena marcha de la gestión pública.
O sea que los entes de control (administración y auditores internos y externos) deben balancear su actividad entre lo legalmente exigible y lo racionalmente necesario. Se crea lo que he definido como el Modelo de Empuje, el cual se basa en generar parámetros aún no incorporados al marco jurídico, los cuales tiendan a mejorar los niveles de servicio y el resultado de la gestión pública. Y esto es válido tanto para mejorar la eficacia de la gerencia pública, como para combatir las causas de la corrupción.
Esto se llama control de gestión; y uno de los indicadores de gestión (típicamente cualitativo) es el de la corrupción, al cual es difícil llegar en forma directa, por lo cual se usan aproximaciones e inferencias.
En forma global se dice que hay posibilidades estructurales para la corrupción, cuando no hay transparencia en los sistemas de procura por parte del estado; y cuando gran parte de la economía está en manos del estado. Y por oposición se dice que hay bajas posibilidades estructurales de corrupción, cuando se licita abiertamente, con precios de referencia y acceso público a la información; y cuando los procesos de privatización transfieren a manos privadas grandes porciones de la economía.
Otros indicadores importantes se asocian al control previo estructural, el cual es considerado un peaje que desarmoniza el flujo normal y crea condiciones de corrupción. También, la cantidad de averiguaciones administrativas se considera un indicador de la ineficiencia del control interno.
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Lo que no fue noticia (y debería serlo)
…Que a la luz de la última Orden Ejecutiva de Biden sobre rehenes es fantasioso pensar que se normalizarán las relaciones con Venezuela mientras haya rehenes involucrados. Podrá haber intercambios puntuales, pero difícil que haya normalización.
…O que la emigración venezolana ha resultado, en términos generales, positiva para los países receptores. En casos como Chile fue medido un aumento del PIB atribuido a los venezolanos.
…Ni que pensar en el regreso de Venezuela al Mercosur parece lejano, no solo por los problemas internos que atraviesa el bloque, sino por la inminente apertura que se espera con Colombia, que inclinará el comercio hacia el otro lado.
…Tampoco que desde hace tiempo se veía la agresividad de mercado de BNC y Bancamiga. Hoy BNC es ya el mayor banco privado del país. No hay nada mejor que contar con una estrategia clara y definida para proponerse metas, y para lograrlas. Bien por ellos.
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