Vitrina Venezuela: Control de daños y pacto de gobernabilidad, para evitar o administrar el colapso

Estimamos que la etapa de Control de daños durará de uno a dos años -a partir de un cambio de modelo- en los que habrá que convivir con una cierta inercia del pasado, tratando de administrar la gobernabilidad mientras se alcanza un nuevo rumbo.

Habrá que separar aquellas variables que pudieran haber sufrido menor daño, y tratar de alinearlas en el Plan de Gobierno para ganar confianza y estabilizarlas. Confianza es la palabra clave y debemos recuperarla y consolidarla tanto confianza dentro, como fuera del país.

Tiene la característica de ser una etapa de turbulencia, de control de daños y de equilibrio político. Uno se encuentra con un país destruido que tiene que reconstruir. Es una etapa multidimensional y cada una tiene distintos niveles y profundidades. Estamos entrando en turbulencia, vamos a entrar en una etapa terrible, y se tiene que tomar unos meses para planificarla; el plan no puede ser muy detallado y el énfasis puesto en el equilibrio político para poder avanzar.

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Los acuerdos de gobernabilidad tienen que incluir al chavismo, que deberá participar para reinstitucionalizar el país, volver a separar los poderes, legislar aprovechando la mayoría calificada y modificar todas las leyes orgánicas.

Habrá la tentación de convocar una nueva Asamblea Nacional Constituyente, lo cual no sería prudente hasta no establecer unas bases mínimas de sustentabilidad, en lo económico, en lo político y en lo social.

Esta nueva etapa tiene que ser de frescura, de mirar para adelante. Quitar del vocabulario la Cuarta y Quinta República. El pasado nos explica cada vez menos la forma que tendrá el futuro. No hablemos de pasado, de él se aprende cada vez menos: entonces, hablemos del futuro.

Por más profundo que haya sido el daño que se le infligió a la República, no ha llegado a minar la capacidad para reconstruir las bases en las que hay que apoyarse. Reconocer que somos un país pobre y que solo nosotros somos los responsables de esa pobreza. Pero también, responsables por la futura riqueza.

Estamos en un proceso de cambio generacional que nos abre la oportunidad de no repetir errores como “sustitución de importaciones”, “exportación de excedentes”, “somos ricos y nos roban”, y el tan popular “el imperialismo norteamericano tiene la culpa de todo”.

Las nuevas generaciones, constituidas por las generaciones Z y millenials (con muy poco de baby boomers), están en capacidad de cortar los lastres históricos negativos y hablar más del futuro que del pasado. Dejar descansar a nuestros próceres (especialmente Bolívar) en paz y dedicarse a la creación de nuevos próceres. De escribir una nueva historia y desarrollar una nueva épica.

Debemos comenzar con el perfil de nuestros funcionarios públicos, que deben tener capacidades probadas para las tareas específicas para las que se los designe. No basta tener un título y ser amigo o pariente de alguien. Los nuevos que ingresen, ya sea en cargos jerárquicos o de línea, deben cumplir con los nuevos requisitos, mientras que los que ya están en planta, deben ser sometidos, como primera medida, a una matriz de necesidades/cargos, para confirmar si el cargo sigue siendo necesario y luego a una prueba de conocimiento, según las responsabilidades correspondientes.

Pacto de gobernabilidad. Hay que ponerle un freno al deterioro y para ello se necesita un pacto de gobernabilidad para recuperar la confianza desde un foco diferente, el cual debe representar el sentimiento de la mayoría del país, la cual debe respaldarlo formalmente.

Se necesita un periodo corto de blindaje, durante el cual todas las energías de la población estén alineadas, en la conciencia de que el despegue (como en el caso de los aviones), es un momento de alta vulnerabilidad, la cual necesariamente deberá ser compensada con mucho poder político.

Así como los partidos y la población acompañaron en sus primeras etapas al gobierno chavista, dándole su oportunidad de reformas, se espera reciprocidad y que este acompañe la nueva etapa, cuando deba arrancar, ganada legal y legítimamente, con un respaldo muy alto tanto dentro, como fuera del país.

Por otra parte, ante el deterioro evidente en que el chavismo ha dejado al país, sus fuerzas internas, si esperan reconstruirse de cara al futuro, tendrán que pasarle la “factura” a quienes lo llevaron a esta situación, considerando que se necesita el contrapeso democrático de un chavismo emergente, con criterio de construcción positiva, vez de la destrucción sistemática que representó para el país.

El chavismo tiene que llevar a cabo un necesario proceso de limpieza interna que, aunque tarde, será su única garantía de supervivencia. El temor que deben tener los líderes involucrados, no vendrá desde la oposición, sino del seno de su propia organización.

En la nueva etapa habrá que redistribuir el poder para que pueda acompañar institucionalmente el pensamiento de reconstrucción. Las gobernaciones, alcaldías, concejos municipales, poder judicial, electoral y estratos medios y bajos de la administración pública, deben ser refrescados para que haya una administración con buena capacidad gerencial y tiempos de respuestas rápidos. La nueva minoría chavista deberá apoyar mientras lleva a cabo su proceso de limpieza interna.

El chavismo debe convertirse en una izquierda democrática que sea capaz de llegar a consensos y armonizar leyes, sin convertirse en una fuerza desestabilizadora. Porque si lo sigue haciendo desde la oposición, se van a garantizar no retornar nunca más al poder.

El “No volverán” no es solo un slogan de campaña, sino la esencia de una izquierda que, mientras tuvo el poder y fue mayoría, actuó y gobernó como minoría, en la conciencia de que, si perdían el poder, les iba a costar recuperarlo.

En el mundo este tipo de izquierda revolucionaria se inserta en las sociedades como una minoría capaz de equilibrar los impulsos liberales, para que no pierdan su contenido social. En situaciones normales las izquierdas son minorías, porque ejecutivamente han demostrado no ser capaces de dar resultados. Se inclinan a reorganizar la riqueza y los medios de producción logrados por otros, sin tener la capacidad de reconstituirla, hasta que se acaba, pierden el poder, lo asume alguna fuerza que lo reconstituya y, posteriormente, regresan para volver a gastarlo.

Ellos no mutaron a la izquierda liberal sino se quedaron estancados en la izquierda revolucionaria. No hay una teoría que los ayude a manejar los medios de producción, sino a manejar pobres. El chavismo se deteriora por no haber entendido el proceso de evolución.

La negociación no es otra cosa que el juego de poder, por lo cual los que se sienten a una mesa tienen que tener pesos equivalentes porque, si uno tiene más peso que el otro, se convierte en una imposición para uno, y una rendición para el otro. Y ese será el mecanismo con el cual se negociará el pacto de gobernabilidad para recuperar la confianza.

Hay mucho para hacer con entusiasmo de construir el futuro… es una tarea desafiante pero que insufla aire fresco y recupera la esperanza, dando pie a un maltratado optimismo informado… nunca más la fantasía estéril, sino la fantasía que se convierte en visión, para reflejarse en una misión que se convierta en planes; que se ejecuten como acciones, que conduzcan a resultados medibles y tangible. Reemplazar el “voy a hacer” con el “ya se hizo”, o lo “estamos haciendo, y vamos bien”.

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