OPINIÓN

Vitrina Venezuela: Consumo e inversión

por Benjamín Tripier Benjamín Tripier

Si bien a estos efectos consideramos al consumo como la variable impulsora, no hay que perder de vista que, sin generación de oferta interna, ese consumo se orientará a productos importados con la clara transferencia de la riqueza hacia productores extranjeros.

Esto es importante porque debe inducir a una armonización del consumo con la producción interna, y la variable bisagra deberá ser la inversión ya sea nacional, de venezolanos repatriando ahorros en el exterior, o extranjera.

Por otra parte, la diferencia entre Producto Territorial Bruto (PTB) y Producto Interno Bruto (PIB) suele ser muy pequeña en las economías estabilizadas, mientras que en la nuestra –sin números exactos por falta de información oficial- se ha ido agrandado. Hay que revertir este proceso haciendo énfasis en la promoción de recursos nacionales y en la agregación de valor… sin que esto signifique el tan nefasto “compre nacional” de las oscuras épocas económicas de los 60´s y 70´a.

Para impulsar el desarrollo económico, industrial, tecnológico y agroalimentario, no es razonable que un país tenga la estrategia de total autoabastecimiento. Ninguno es competitivo en todo lo que hace. Por lo que la estrategia de “sustitución de importaciones” –concepto también de los años 60- tiende a distorsionar las verdaderas ventajas que un país puede tener. Debería “sustituir” solamente a aquellas importaciones en la que resulte realmente competitivo.

Por otra parte, la estrategia de generar excedentes exportables tampoco está bien vista a nivel internacional, pues a ningún país le gusta que le vendan las “sobras” (los excedentes). Venezuela necesita relacionarse internacionalmente para impulsar el desarrollo de aquellos ámbitos en los que tenga una verdadera diferenciación competitiva.

Otra cosa que tendría que abandonar son los criterios para seleccionar sus socios comerciales, los cuales tenderán a convertirse en socios de inversión. La complementariedad, la cercanía geográfica, el perfil de los mercados y los hábitos y preferencias, versus las afinidades ideológicas o las compatibilidades transitorias que terminan convirtiendo -como dijimos antes-, las políticas de Estado en políticas de Gobierno con muy baja, o ninguna, sustentabilidad en el tiempo.

Los principales rubros en el mercado extranjero son aquellos que representarán la sobrevivencia y mantenimiento de un país. Además de convertirse en la imagen que se proyecta internacionalmente: de cara al exterior, “somos lo que exportamos”.

La mayoría de los países intenta autoabastecerse de alimentos frescos y de consumo diario tales como verduras, frutas, carne porcina y vacuna, y hasta leche, que son productos que tienen proteínas, y que son fundamentales para los humanos.

Es un sector donde su plataforma aún se apoya en mano de obra, en forma sencilla, excepto por las modalidades inducidas por la logística (refrigeración, envasado, distribución y transporte), que aún se mantiene en vigencia desde la antigüedad siguiendo los ciclos de la naturaleza; pues su manejo se debe a microclimas que deben permanecer en equilibrio simultáneamente.

Esta producción es una ventaja comparativa para Venezuela por la cantidad de tierras que posee, pero no podrá convertirla en competitiva sin incorporarles las vitaminas, las vacunas, las semillas o los fertilizantes y pesticidas requeridos, entre otros elementos como la tecnología, que hacen a la competitividad.  Por no mencionar los básicos como agua, electricidad y combustible, además de los temas de inseguridad que afectan profundamente al campo venezolano. También está el tema de la falta de mano de obra de la simple y de la calificada.

Hay que evaluar, en esencia, qué es lo que se produce en términos de proteínas, pues son la plataforma de desarrollo; es como si fuera la electricidad, pero de la mano de obra de los seres humanos. Las tres grandes plataformas son alimentos, electricidad y financiamiento.

Hay una diferencia entre la industria, que es lo más alejado de la naturaleza, y la agricultura, lo más cercano. Se podrían crear grandes cosas en invernaderos, pero el precio es muy alto. De igual modo, no sirven para grandes producciones y exige una dedicación especial en cada técnica.

El concepto “agroindustrial” lleva implícito el contrasentido de lo agrícola, dependiendo de ciclos naturales y lo industrial, que es contínua, dependiendo de ciclos de negocios. Una política agrícola pudiera ser contradictoria con una política industrial, por lo que debe privilegiarse una sobre la otra, dependiendo de las ventajas y las diferenciaciones competitivas.

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