OPINIÓN

Vitrina Venezuela: Cambio de imagen a escala nacional e internacional

por Benjamín Tripier Benjamín Tripier

La tecnología ha estado evolucionando rápidamente hasta el punto que, desde los dispositivos móviles, se pueden manejar diferentes funcionalidades de comunicación, transacciones y manejo de información, además de hablar por teléfono. Estamos en una constante adaptación de la nueva informática y la era digital, que influye en el ámbito social y cultural de cada persona.

Las comunicaciones deben estar presentes en todo momento, no solo en las situaciones de crisis, por lo que tenemos que estar al tanto de las tendencias y de las nuevas herramientas: en este caso, las distintas redes sociales y programas y aplicaciones que van surgiendo y se van actualizando.

La imagen que se transmite hacia el público está afectada tanto por la forma como por el mensaje, por lo que hay que tener cuidado en su manejo para consolidar una imagen y fortalecer la reputación. En el caso de Venezuela, con una reputación influida por conceptos como “dictadura”, “narcotráfico”, “terrorismo”, “mala paga” y “mal manejo económico”, entre otros, en la nueva etapa que pronto iniciaremos, habrá que hacer un esfuerzo comunicacional, respaldado por resultados concretos que demuestren la transformación, para mejorarla.

La idea es que, a través de las comunicaciones estratégicas, el público se sienta identificado y comprometido con la idea de que ahora las cosas están cambiando y podremos ser un mejor país en desarrollo.

En la época del chavismo, los ciudadanos venezolanos sentían un profundo rechazo al ver las propagandas del gobierno. Eso debe cambiar, porque las informaciones de Estado deben ser de interés para cada ciudadano. Una manera de hacerlo es probar con otro tono para dar los mensajes; es decir, reemplazar la agresividad por optimismo; disminuir las veces y el tiempo que se emitan, y minimizar las cadenas informales a las que nos fueron acostumbrando pon los “aló presidente”, “con el mazo dando” y tantas otras vías para reemplazar las cadenas presidenciales del pasado.

También hay que evitar asumir un juicio de valor político en cada discurso y orientarlo hacia necesidades y resultados; suavizar la imagen corporativa del Estado y no mezclarlo con los colores del partido dominante. También hacer énfasis en responsabilidad civil y normas para la convivencia ciudadana.

Hay que rescatar el concepto de “Estado”, cortando de plano toda referencia o nombre que vincule con la nefasta etapa que le tocó vivir al noble pueblo venezolano. Desde los nombres y símbolos que puedan ser percibidos como continuidad. Porque si en el pasado se pensaba que iba a haber una convivencia política interna con el chavismo, estos se han vuelto tan tóxicos con las medidas de violencia y terror que están tomando, que pueden llevar al contagio de cualquier institución que en el futuro pueda rememorar algo que la gente ya quiere olvidar y no saber más nada de ellos.

La gente ya se cansó del chavismo.

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