OPINIÓN

Vitrina Venezuela: Atacar frontalmente la inflación… o decidir convivir con ella

por Benjamín Tripier Benjamín Tripier

Se define como inflación al aumento sostenido del índice de precios de una economía. Es el síntoma de una distorsión importante en la arquitectura económica de un país. Por lo tanto, atacarla a ella directamente, producirá el efecto resorte: se podrá mantener presionado durante un tiempo, pero cuando se suelte saltará a valores más altos que los anteriores.

Al ser un síntoma debe ser atacado en sus causas a través de la política monetaria y la fiscal; tendrá que ver con el equilibrio de la demanda y oferta agregadas; con las tasas de interés, con el tipo de cambio, la masa monetaria, con el gasto público, la inversión (o su falta), y en general con el conjunto de variables que mueven una economía tales como la política comercial y la integración regional / internacional.

Tiene un alto componente sociológico en cuanto a las expectativas de la gente…. si se cree que los precios van a aumentar, el proceso de toma de decisiones, individual, empresarial y hasta colectivo, dará los pasos necesarios para que ocurra.

Por ejemplo, un individuo comprando en el supermercado, y una empresa comprando materia prima estarán dispuestos a pagar más si están en un ambiente en el cual los aumentos de precio son algo común y parte del paisaje local.

En el caso de  Venezuela, que tiene una economía con controles y con una propensión estructural al oligopolio, la distorsión producida por la inflación se agrava por la escasez de los productos, generando un impacto adicional sobre el incremento de los precios.

Desde el ángulo del consumidor, si es un empleado, presionará al aumento de su sueldo para compensar la caída en el valor real de sus ingresos. Si es un empresario, trasladará al precio el aumento en el costo laboral. Se producirá entonces la llamada espiral inflacionaria que se realimenta a sí misma en un circuito explosivo y perverso que frena el desarrollo y que arrastra a todos los aspectos de la vida de una sociedad.

Una economía con inflación tiende a distorsionar el comportamiento y la lectura de las variables económicas, afectando la toma de decisiones, la transparencia, y la estabilidad de las reglas en un proceso continuo de corrección por prueba y error en la búsqueda de un equilibrio que resulta difícil de alcanzar.

Para enfrentarla veo solo dos ángulos posibles:

En el primer caso al no haber una expectativa de aumento de precios por el uso evidente de herramientas económicas y de información social, la gente se comportaría en forma económicamente racional.

En el segundo caso –inflación crónica– como se supone que los precios aumentarán, un poco más o un poco menos, la gente estará siempre dispuesta a pagar más por sus consumos.

Entonces, es diferente que haya aumentos de precios en un ambiente económico de lucha frontal contra inflación, que los mismos aumentos cuando se acepta convivir con ella.

Como declaración de principios, se debe buscar vivir mejor en un ambiente de prosperidad y para lograrlo no se debería aceptar convivir con la inflación.

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