Es muy difícil que se alcance el éxito económico en entornos de pobreza. La riqueza, cercada por anillos de miseria, es una burbuja efímera que tarde o temprano estallará; así, este indicador será un condicionante de los triunfos de cualquier Plan de Gobierno.
Para quien gestione las políticas públicas en el futuro, será imposible ignorarla y deberá, más bien, considerarla como la brújula de su estrategia, por lo que habrá que establecer un camino para salir de la pobreza, ya que sin su erradicación –o fuerte disminución, en su defecto– no habrá estrategia viable. Y sin gerencia ese objetivo no podrá materializarse.
Liberar al país de la pobreza deberá ser el objetivo a alcanzar. Esto significa asumir el compromiso de adoptar políticas nacionales de desarrollo y fortalecer las instituciones, asegurando esfuerzos hacia la construcción sostenible dentro de un marco de inclusión social y de respeto por los derechos humanos universalmente aceptados.
La cuestión estará, entonces, en balancear la participación del Estado en dirección hacia el mercado balanceando entre asistencialismo y liberalismo con equilibrio; lo que implicará crear una estrategia que incluya un colchón de seguridad para periodos malos, o una red de protección transferida por tiempo limitado; pero que responda por aquellos que inicialmente no sean capaces de producir sus propios ingresos, mientras se construyen las condiciones de inversión y desarrollo que crearán fuentes de trabajo que los haga autosustentables.
Los subsidios deberán ser cortos y manejarse de forma que no impida la inversión en el mantenimiento de los servicios. El liberalismo de mercado creará y mantendrá las fuentes de ingreso genuino, mientras el asistencialismo de Estado acompañará y protegerá durante la transición (seguro de desempleo y capacitación complementaria).
El Estado se verá en la obligación de reconocer el perfil que configura la mayoría poblacional para hacer una distribución equitativa de los recursos y las oportunidades, atrayendo las fuentes de inversión y desarrollo mencionadas. Se busca que los ciudadanos se suban, junto a toda la nación, al tren del progreso; pero no como única función del Estado, sino que hasta el sector privado deba contribuir a nivelar hacia arriba las desigualdades, tendiendo a eliminar la pobreza. En este sentido, el Estado –no solo el Gobierno– cumplirá siempre un rol regulador.
Será el mercado el punto de encuentro entre las filosofías del socialismo y el capitalismo al determinar las prioridades. La falsa dicotomía entre ambos modelos teóricos resulta limitante porque, en la práctica, no debe necesariamente optarse por alguno de los dos, sino tomarse elementos de cada uno. Capitalismo versus socialismo es un dilema real, pero la falsedad está en la concepción que asegura que debe elegirse entre uno y otro.
Así, deberán corregirse los errores del modelo anterior y mantener aquellas cosas consideradas positivas, porque el proyecto que aquí se propone pretende no solo sugerir la forma de desatar los nudos sin planteamientos ideológicos o principistas, sino que, además, propone encarar un futuro para el cual todas las partes involucradas deberán hacer concesiones en pos del bien común. Esto significa que alcaldes, gobernadores, ministros y otras figuras de poder de cuantos bandos políticos existan, deberán trabajar armoniosamente por generar un cambio efectivo.
Será el momento de los renunciamientos históricos, de apartarse y ceder espacios, si los que hoy ocupan, dividen en vez de sumar. De no ocurrir, nos encontraremos en el cuadrante estratégico en el que nadie quiere estar: en el que todos perdemos.
La única forma de que este modelo de transición funcione será transformando cinco dimensiones: cuatro internas (social, política, económica y Gobierno-Estado, que a los efectos de este artículo serán sinónimos) y una externa (entorno internacional). Cada vez más la estrategia de un país forma parte del entorno y el entorno, a su vez, influye en la estrategia. No es posible llegar a ser rico de forma aislada.
Noticias destacadas
- Más de 3.500.000 jóvenes no están inscritos en el Registro Electoral. Súmate insta al nuevo CNE a mejorar condiciones para las votaciones.
- Diosdado Cabello afirma que Rosales será el candidato para 2024: “Capriles lo apoyará con la condición de que le quiten la inhabilitación y lo nombre vicepresidente” (el tema con esto es que casi todo lo que anuncia, termina cumpliéndose).
- Fedecámaras espera que el gobierno devuelva 800 empresas a sus “legítimos dueños”.
- Venezuela recibirá 330.000 barriles de gasolina esta semana. Es la primera entrega tras la ampliación del acuerdo entre Pdvsa y Eni de Italia (bueno… también es una buena noticia… habrá que ver cómo sigue).
- Intercambio comercial entre Venezuela y Colombia creció 19%.
- México. López Obrador pide no tenerle miedo al comunismo y menciona al socialismo: «Es darle a cada quien según sus necesidades» (será posible que tengan el descaro de seguir con esos argumentos cuando todo lo que tocan se vuelve un desastre).
Lo que no fue noticia (y debería serlo)
- Que con el cambio de gobierno en Argentina saldrán a la luz los contratos “secretos” de financiamiento con China, que no solo comprometen la soberanía (p.ej. pesca y base militar en el sur), sino que las condiciones de pago no son transparentes. “Los gobiernos se encontraron con enormes deudas, incapaces de garantizar la financiación de futuros proyectos o incluso de pagar la deuda que asumieron (Sri Lanka, Argentina, Kenia, Malasia, Montenegro, Pakistán, Tanzania, y otros tantos). Otros, en tanto, han dañado el medio ambiente o han sufrido reveses debido a la mala calidad de la construcción china”.
- O que la posibilidad de que devuelvan 800 empresas es una buena noticia. Cada caso es especial por el estatus de su titularidad. Las que cambiaron de dueño, las que siguieron con los trabajadores primero y luego cerraron, las que simplemente cerraron, o las que siguen operando en un limbo de baja intensidad, sin que quede claro quién es el dueño. Ese es un proyecto de escribanía forense que puede tomar años. Además de las naturales demandas que surgirán para restituir las pérdidas en infraestructura y el lucro cesante… claro que todo es negociable. Sambil La Candelaria es un buen ejemplo de referencia; aunque algunas demandas ante el Ciadi también lo son. Si se logra arrancar, esto apenas empieza.
- Ni que en la situación de radicalización política creciente en Venezuela, los actores no políticos deben cuidarse de no parecer políticamente beligerantes; porque se pueden encontrar en el medio de una confrontación que no debería tocarles. A menos que realmente sean beligerantes, en cuyo caso, atenerse a las consecuencias de haber entrado en un territorio que no manejan y en el cual seguramente perderán.
- Tampoco que aun en la situación político, económica y social que vamos a enfrentar, siguen presentes las oportunidades. Porque Venezuela sigue siendo el país de las oportunidades. Porque como alguien dijo, aquí está todo por hacerse. El tema crítico entonces es la identificación del modelo de riesgo, y, tal vez lo más importante, tener claro cuál es la fuente de ese riesgo, para poder entonces, confirmarlo, medirlo y mitigarlo.
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