OPINIÓN

Vitrina Venezuela: Ambiente

por Benjamín Tripier Benjamín Tripier

Está claro que en medio de la tragedia socio económica y emocional que vive el país, hablar de ambiente luce como un lujo. Un tema que está muy lejos del casi 90% de pobreza y de familias que se van a dormir sin haber comido algo durante el día.

No obstante, hay que pensar en el futuro, un futuro donde se minimice la pobreza y ya se pueda comenzar a pensar en el ambiente sin sentir que se están desperdiciando recursos. Porque el tema del ambiente, más allá de las reglas y las penalidades, es un tema cultural… desde ver que la gente sigue echando desperdicios desde la ventana de su carro… y no un carro normal… lo hacen desde vehículos de alta gama. Bueno… queda claro que con dinero no se puede comprar todo…

Como en la pirámide de las necesidades de Maslow, aún hay que cubrir necesidades básicas y vitales, de preservación de la vida, para recién tomar en cuenta, seriamente, todo lo concerniente a lo ambiental.

El ambiente debe convertirse en un tema prioritario en el proceso de toma de decisiones de un país, y aguas abajo de toda empresa u organización pública o privada. La manera reactiva como se utilizó en el pasado, de esperar a que se presenten los problemas, para recién volverse “ambientalista”, ya no tiene vigencia. Se ha demostrado en todo el mundo que anticipar los eventos ambientales es una ventaja competitiva y representa oportunidades de negocio.

Debemos generar las condiciones propicias para beneficiarnos de los acuerdos ambientales y dar ventajas tangibles a quienes se preocupan por el entorno y lo reflejan en sus políticas públicas, en su gobierno y prácticas de negocio de las empresas.

La diferencia entre la contaminación de una empresa y la contaminación por el comportamiento de las personas es que las primeras contaminan por diseño (el cual podría rediseñarse con criterios ambientales), y las otras por falta de conciencia, la cual podría crearse y mejorar.

Los resultados ambientales a nivel de un país están asociados al comportamiento de sus actores personales e institucionales que son los sujetos de las políticas públicas y, al mismo tiempo, quienes las llevan a cabo.

Las empresas, por ejemplo, están descubriendo que actuar antes de que ocurran los problemas ambientales mejora la competitividad y reduce los costos. Los patrones y prácticas de negocio que se llevan a cabo en la actualidad, sin tomar en cuenta el ambiente, no son sostenibles en el tiempo y la supervivencia de una empresa a mediano plazo, en ese contexto, está estrechamente asociada con estrategias y prácticas de negocio con conciencia ambiental.

El concepto de sustentabilidad tiene que ver con la preservación y administración de los recursos actuales, para que puedan ser aprovechados por las próximas generaciones. La sustentabilidad se apoya en tres elementos, el económico, el ambiental y el social; manteniendo los tres en armonía y sin que ninguno de ellos prevalezca sobre los otros dos.

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