La inflación es como la fiebre para el cuerpo humano; es el reflejo de que hay una “infección” en alguna parte del cuerpo económico de un país. Es un síntoma al que no tiene mucho efecto atacar directamente, si no se solucionan los problemas de base, casi siempre de origen fiscal y en la parte real de la economía.
La autonomía de la política monetaria, a veces se convierte en el único freno a un manejo expansivo del gasto. De allí la importancia de contar con una banca central independiente del gobierno, la cual pese a estar alineada con la política económica (por ejemplo, apegarse al Presupuesto Nacional), lo hace desde una perspectiva profesional y orientada a cumplir con la política monetaria diseñada para el país.
Contar con un sistema de precios de referencia relativamente estable es uno de los puntos resultantes de mantener un conflicto positivo entre la masa monetaria y los bienes y servicios producidos en la economía. Entre lo monetario y lo fiscal. En estos años hemos aprendido que la inflación no es un fenómeno enteramente monetario, sino que está altamente influida por los procesos recesivos continuados que hacen que la demanda, permanentemente, sea mayor que la oferta.
La autonomía de un Banco Central responsable, es la única garantía de estabilidad económica, especialmente, en periodos en los que se trata de salir de la trampa hiperinflacionaria, constituida por déficit fiscal sostenido, achicamiento del aparato productivo y sistema de precios de referencia distorsionado.
Esa autonomía debe estar institucionalmente consolidada, vía una ley orgánica, y en casos de indisciplina potencial, basada en la experiencia, tal vez debería estar a nivel constitucional. El presidente y el directorio del banco, deben tener el peso específico como para “enfrentarse” al poder ejecutivo en salvaguarda del valor de la moneda, el cual forma parte de la identidad nacional y es tan importante y trascendente, como la soberanía y los valores patrios.
Existe una posibilidad no descartable de que sea una institución privada poseída por todos los bancos del sistema, quitándole, de esta manera, y en forma tal vez definitiva, la posibilidad de ser influido por los Gobiernos de turno que, al creerse “dueños del país”, comienzan a irrespetar todo aquello que se interponga en su camino al sostenimiento del poder.
La experiencia de Venezuela nos ha mostrado que los “inventos”, e improvisaciones sin referencias estables, casi siempre llevan a destruir el patrimonio y la reputación del país.
Al tratarse del banco de los bancos y del prestamista de última instancia, debería tener influencia sobre la supervisión del sistema financiero y las superintendencias reguladoras deberían alinearse con él, versus la posibilidad de que sean manejadas por el componente del gasto fiscal.
En el caso de la compensación bancaria, al ser una actividad mecánica, podría quedar en manos privadas e inclusive regionalizarse para un mejor servicio, y una “lectura” más precisa del comportamiento del sistema.
Un tema que ha ido deteriorándose ha sido el de las estadísticas de las finanzas públicas que, tradicionalmente, debería estar en manos del Banco Central y no del Ministerio de Finanzas, considerando que, más allá del uso interno, político y hasta sesgado de su información, debe tener la capacidad de agregación e integración con las de otros países, para poder tener acceso a la posición relativa del país.
La posibilidad de estar integrados al Banco de Pagos Internacionales en Basilea consolida la presencia internacional del país y le da la flexibilidad para asumir un rol protagónico en las finanzas internacionales.
En un extremo está el Banco Central de Reserva del Perú con manejo excelente de su rol, y constituido en uno de los pilares de la estabilidad económica, y soporte de la estabilidad política del Perú; que, si fuera por ellos, los políticos, el país estaría quebrado. Claro que su situación de privilegio es percibida como vulnerable, porque depende de una sola persona –su presidente- y de la posibilidad de que algún gobierno radical decida lo contrario.
Y en el otro, está la argentina de Milei quién, consciente de esas vulnerabilidades, quiere eliminar la figura del Banco Central, que resultó tan dañina para una sociedad que, así como Venezuela, se merece un futuro mejor.
Milei está pasando por la etapa “Julio Velarde”, pero teme, lo que todos tememos: que la Argentina sin inflación y asegurada constitucionalmente de Menem Cavallo, sea retomada por las mafias de la izquierda gobernante que, con muy pocas excepciones, gobernaron la Argentina desde entonces y destrozaron la moneda.
Hoy el peso argentino no tiene reputación buena, no es usado como referencia de precios, y nadie ahorra en pesos. Ah… y en lo transaccional, solo se usa para el menudeo, porque las transacciones importantes, empresarias y personales, se hacen en dólares. Atentos, porque aquí el bolívar ya no se usa ni para el menudeo…
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- “Colombia, en camino a la década perdida”: Sebastián Piñera, expresidente de Chile (porque no es cuestión solo de ideología –o tal vez sí- sino de gerencia pública… el daño que Petro le está haciendo a Colombia, más que puntual, es evolutivo… “mañana será peor que hoy”).
Lo que no fue noticia (y debería serlo)
- Que “Nicaragüización” es la palabra que explica este conjunto de acciones de aislamiento y alejamiento de las posibilidades democráticas. En contra de ese camino, no solo está la oposición, sino también parte del chavismo… y gran parte de los países amigos regionales de izquierda, y de la comunidad internacional en general … esto se está volviendo “Maduro, solo contra el mundo”.
- O que como decíamos después de las primarias, María Corina, es la líder de la oposición, además de ser la candidata de la oposición. Y ese liderazgo, es de imaginarse, está contemplando otros escenarios, para guiar a la gran masa que piensa en un cambio de gobierno, y que pone todas sus esperanzas en ella.
- Ni que con la decisión del TSJ en contra de María Corina, como dicen en Argentina, el chavismo volvió a darse “otro tiro en el pie”. Es una cadena de errores, que afectan internamente al chavismo, porque, con la excepción de un núcleo cercano al poder, todos reconocen el peso de María Corina. Y empeorará cuando tengan que revertirla… porque si no lo hacen, pues será Nicaragua… y, para sostener esa posición, no cuenta con todo el chavismo respaldándolo… habrá que ver si también cuenta con todos los militares.
- Tampoco que tenemos que vernos en el espejo de la decisión de la UE de suspender las negociaciones con Mercosur; lo que ocurre con las sanciones contra Venezuela, se parece en lo de la “paciencia infinita” que se le va agotando hasta al más positivo de los negociadores. En la región en general, y en Venezuela en particular, no somos confiables… a la “viveza criolla” del siglo pasado, no hay quién la aguante hoy en día. Solo gobiernos tipo Corea del Norte o Nicaragua, son capaces de esos desatinos… y espero que a nosotros no nos metan en ese paquete… aunque desde afuera así es como nos ven… triste destino para un país que se merece algo mejor.
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