OPINIÓN

Vitrina Venezuela: Alcanzar la pobreza cero y reemplazar el asistencialismo por empleos genuinos

por Benjamín Tripier Benjamín Tripier

Tener como objetivo la pobreza cero es mejor que no tenerlo. Puede parecer una utopía, pero, por el contrario, es un norte estratégico que muestra un sentido de dirección y que, si se cuenta con las políticas adecuadas, puede lograr resultados impresionantes en mucho menos tiempo que el esperado.

Más del 80% de la población venezolana responde a las características del perfil del pobre. Existen experiencias sobre la transformación de las condiciones que hacen a la pobreza, que van sustituyendo elementos del perfil (de pobre) hasta lograr minimizarlas. Si disminuyen ciertas particularidades del perfil, como consecuencia, se logrará disminuir la cantidad de personas que lo cumplen.

Entre esas características está la situación económica del país y su impacto sobre las economías personales. Cuanto más rápido se mejore la situación económica, y si se aplican las políticas adecuadas (que debe incluir educación e información), más rápido se logrará sacar personas de la pobreza.

Tiene que ver con la velocidad a la que se reemplace el asistencialismo por el mercado; desacelerar las ayudas en la medida en que lo económico mejore, mediante mecanismos asistencialistas controlados. Es decir, ayudar a la gente mientras dure el proceso de expansión y crecimiento en el marco de un plan integrado, considerando que la parte económica es vital para la dimensión social.

Como decíamos, para que el país progrese y haya menos pobreza, se necesita gente bien alimentada, estudiada y sana. Es muy importante integrar estos aspectos de una forma estructural; tal vez la división tradicional de ministerios de educación, alimentación y salud no colabore con la consecución de un objetivo que debe ser integral: para que aprenda tiene que estar bien alimentado y gozar de una buena salud. Por ello, debería haber un ente que se encargue de administrarlos conjuntamente.

Por lo que habría que sustituir la institucionalidad actual por un ministerio que lo gerencie de forma integrada. Tal vez debería existir un ministerio de economía y finanzas y otro de la materia humana.

Si el plan es lograr un país rico, todos tenemos que trabajar para eso.

Eso lo inventaron los japoneses y alemanes después de la segunda guerra mundial (en ambos casos con ayuda de los Estados Unidos). Tal como decíamos antes, por ejemplo, en tercer grado de primaria ya se podría anticipar que es lo que un niño puede estudiar, e inclusive si debería seguir una carrera larga o técnica; y los padres podrán decidir si siguen esas recomendaciones, contando con todo el apoyo del sistema público, o si tienen una idea diferente y avanzan por su cuenta en un camino privado.

No necesariamente hay que copiar esos modelos, pero si considerarlos como una referencia fuerte, tanto de capacidad de recuperación, como de contar con la ayuda necesaria. Toda la parte social tiene que estar alineada y coordinada con el modelo económico de país que queremos.

Tenemos que transformar la cultura para alinearla con la imagen país. En estos últimos años, los símbolos han vuelto a ganar un espacio como factor de integración y guía del sentido de dirección. Desde los símbolos patrios, hasta los emblemas del chavismo, nuestra sociedad deberá encontrar uno o varios elementos que le den cohesión, y en lo posible, más orientados al futuro deseado y sin controversia, que a un pasado de confrontación.

Las culturas no se decretan, sino que son el resultado de un conjunto de comportamientos comunes involuntarios, que terminan convirtiéndose en un patrón consistente que identifica al país o la región.

La apariencia física, color de piel, peinado, vestimenta, colores, música, comida y comportamientos rutinarios, son entre otros elementos de caracterización que deben identificarse para llegar a lo que se llama imagen país.

En esta etapa de cambios y transformaciones políticas, habrá que identificar aquellos elementos de arraigo cultural negativo que puedan significar un lastre en el proceso de alineación con las sociedades globales.

Cómo se puede esperar que alguien no acostumbrado a pagar por los servicios que recibe, porque los considera un derecho, ahora comience a entender que esas cosas no se regalan, sino que se ganan.

Identificar cuál es la cultura del venezolano es un paso importante hacia la identificación de la imagen país: qué es Venezuela, quiénes son los venezolanos, cuáles son los elementos de reconocimiento y diferenciación, son algunas de las preguntas que habrá que responder a partir de la combinación del comportamiento social actual y del que se espera para lograr una mejor sociedad, próspera y solidaria.

No hay que olvidar que, aunque se cambie de gobierno, la cultura no cambia, a menos que sea más que un cambio de gobierno y se convierta en un cambio de modelo.

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