OPINIÓN

Visión solidaria

por Omar Ávila Omar Ávila

Durante el tiempo que llevamos en este aislamiento pandémico, Unidad Visión Venezuela se ha solidarizado con varias familias en diversas comunidades, haciéndoles llegar un aporte alimentario digno y balanceado, con el propósito de diagnosticar, evaluar y ofrecer acompañamiento y guía a las personas que despiertan en medio de la pesadilla llamada: socialismo del siglo XXI.

Hoy más que nunca se requieren respuestas inmediatas que el Estado no ofrece, con lo que nos queda claro que debemos seguir en las calles para ayudar, para denunciar y visibilizar en vivo y en directo el sentir y las necesidades de todos los venezolanos.

Con muchas limitantes hemos podido ayudar con alimentos, medicinas, exámenes médicos o al menos un kit de bioprotección. Sin incluir a las personas que a diario les ofrecemos un café o un plato de comida, hemos calculado nuestras ayudas de atención por el orden de las 2.000 en lo que va de mes.

Para nosotros en Unidad Visión Venezuela, lo más importante y reconfortante es la alegría que hemos podido generar en cada una de las personas a las que les hemos podido tender una mano en estos momentos de gran complejidad. Sin embargo, también nos desespera no poder ayudar a muchísimas más personas que nos escriben llaman, o envían mensajes por distintas vías.

Vamos a seguir recorriendo cada rincón de Venezuela, recopilando las inquietudes de la gente, escuchando sus testimonios, acompañando al ciudadano de a pie, y atendiendo -en la medida de nuestras posibilidades- a las comunidades más necesitadas.

Venezuela requiere hoy más que nunca de nuestra solidaridad y unión. Por ello, quiero hacer un llamado a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, que en medio de esta crisis nos ayuden para poder llegar día a día a muchísimos más venezolanos.

Cada día se observa el deterioro de los venezolanos, así como de la extinta clase media, pues el modelo económico puesto en marcha por el gobierno solo ha logrado implantar dos únicas y nuevas clases sociales: los enchufados y los precarios.

Hay una Venezuela a la que no llega Twitter, Facebook o Instagram, desde hace algún tiempo y de manera muy limitada nos hemos esforzado en mostrar cómo la precariedad y la pobreza aumentan, mientras el mediatismo revolucionario continúa ocultando la cruda realidad.

En vista del levantamiento parcial del confinamiento, en los próximos días estaremos reactivando los “arepazos” y jornadas de repartición de alimentos elaborados por la militancia, actividad que se venía realizando en varios estados del país.

Debemos atender la emergencia con lo que tenemos a disposición, y así lo venimos realizando con programas de solidaridad social, que he articulado como parlamentario.

Es verdad que la gente se reinventa ante la desidia del gobierno, así como es increíble que en pleno siglo XXI, en un país petrolero, la generación nacida en “revolución” tenga que construir casas de bahareque, de zinc o de cualquier cosa, luego de que el Estado recibiera en sus arcas los más altos ingresos de la historia contemporánea. Los niveles de pobreza extrema aumentan de manera acelerada, en plena ciudad de Caracas, y ni hablar del interior del país. Hemos llegado a niveles que lamentablemente son comparables con países como Haití o Somalia.

Sin embargo, no puedo dejar de hacerle llegar a esas familias venezolanas que hoy sufren y padecen nuestro reconocimiento y admiración, porque a pesar de esta tragedia que vivimos, observamos en términos generales a un pueblo echado pa’lante, mujeres empoderadas que no se quedan de brazos cruzados ante la necesidad de resguardar a sus hijos.

Debido a la situación del país y la vulnerabilidad de la mayoría de los venezolanos, es nuestro deber asistir y orientar. Sabiendo de que a lo largo y ancho del país, esta historia se repite, es necesario articular con los organismos internacionales para que presten ayuda humanitaria y rescatar, entre otros, el derecho a una vivienda digna para las personas que padecen pobreza extrema.

Los venezolanos pueden seguir contando con este humilde servidor para ser su voz en las instancias necesarias, para lograr avances en cuanto a gestión y orientación de la problemática, de tal manera que se les permita mejorar su situación, porque en Unidad Visión Venezuela somos #HechosyNOPalabras.

Vamos a seguir llegando a la Venezuela profunda, allí donde el extremismo político aprieta y ahorca.

Finalizo mi artículo de esta semana destacando que el hecho de que reciban donación o ayuda no implica que quieran vivir así el resto de sus vidas, por el contrario, todas las personas que reciben ayuda claman por un empleo digno, con sueldos acorde a la realidad del país, para que cada quien se dé su propio sustento y tenga una calidad de vida digna.

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