Estados Unidos se ha convertido en un país sumamente violento. En este país hay más armas letales que personas viven aquí. Lo peor es que están en manos de jóvenes y de cualquiera que tenga dinero para comprarlas.
La violencia se vive también en los colegios, que gracias a Dios están cerrados. Eso ha contribuido a que bajen las matanzas. Pero lo que más me preocupa es lo que vi en la televisión nacional desde Atlanta, Georgia. No me lo contó nadie, lo vi con mis propios ojos.
Había varios muchachos, bastante jóvenes, con armas largas, de las usadas para matar gente en la guerra. O sea, no era una pistola ni nada chiquito, sino casi del tamaño de ellos. Estaban frente a la policía, pero ni se los llevaron presos, ni les hicieron nada. Y que no me vengan de nuevo con la Constitución, que se escribió hace muchísimos años. Toda persona tiene derecho a portar armas, pero debe existir un proceso que nos confirme que no estamos armando a un loco.
No podemos seguir con este disparate en el país más poderoso del mundo. Aquella gente estaba frente a uno de los sitios donde cuentan votos de las elecciones. No veo por qué estaban armados, como si fueran militares que van a una guerra mundial, en medio de unas elecciones que han movido fuertes pasiones.
Estados Unidos es «supuestamente» el ejemplo de la democracia, cosa que no creo; pero la violencia con armas que vivimos en estos días, y que sigue apareciendo en algunos estados, es algo muy fuerte que debe parar.
Allí había niños, mujeres y viejitos rodeados de armas largas. Si esos locos armados funcionan como si estuviéramos en guerra, esto nadie lo puede controlar. En cualquier momento se va a armar un tiroteo. Y de nuevo nos lamentaremos, los políticos se lavarán las manos (para variar), pero la gente a la que le mataron su gente quedará marcada para siempre. Nadie tiene derecho de hacerle eso a ningún ser humano.
¿Es que vivimos ahora en Afganistán? No sé qué está pasando, pero este no es el Estados Unidos que yo conocía. No veo por qué la gente tiene que andar en la calle con fusiles que se crearon para la guerra.
Realmente, este es el problema más grande de Estados Unidos ahora mismo: la sobrepoblación de armas en manos de personas que no saben manejarlas o que están mal de la cabeza. ¿Quién le pone el cascabel al gato? Todos los presidentes han dicho que lo resolverán, pero ninguno ha hecho nada. Por eso, sigo diciendo como Mafalda: «Paren el mundo, que me quiero bajar de esta porquería».
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