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Vicios de la hipercentralización y muerte del municipio

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Si en un país las instituciones operan en un marco de hipercentralización significa que el poder político y la toma de decisiones en todos los asuntos que atañen a la gente están en manos privilegiadas que actúan sin necesidad de oír, consultar, dialogar e interpretar la realidad de forma objetiva. La conciencia sobre esta situación nos conduce e invita a reflexionar sobre la importancia para un habitante o persona cualquiera del municipio y del poder municipal como instituciones político-administrativas, no desde una perspectiva técnico-jurídica sino como ejercicio simple de la condición ciudadana.

La segunda gran consecuencia es asumir que si la concentración del poder a nivel central es un fenómeno dominante, la participación, las aspiraciones, el sentir de las personas está completamente asfixiado, no existen los canales que comuniquen a los que toman las decisiones con el otro lado, es decir, con las personas, el pueblo, las masas o como se quiera nombrar.

Esta concentración define un orden, domina el que ejecuta o sea el ejecutivo cuyo nivel está inflado por el control que ejerce en ámbitos estadales y municipales. Las instancias medias o vasos comunicantes no existen y los canales de expresión del sentir popular o de la gente están clausurados.

Si aplicamos estas suposiciones al cuadro político venezolano podemos entender por qué el Poder Ejecutivo es casi todo y en el otro extremo, el Poder Municipal, como ámbito directo de participación y expresión ciudadana es nada, está tapiado, oscurecido, descargado de la energía expresiva del sentir y aspiraciones de la gente, del pueblo, de los individuos.

En ese contexto podríamos concluir que el ciudadano desaparece, si su definición es resultante de “inhibir los impulsos antisociales y fomentar los sociales, como la cooperación y la compasión, aceptar sistemas normativos, cultivar sentimientos prosociales, favorecer la necesidad humana de reconocimiento, y construir la sociedad sobre el autocontrol de los impulsos y sobre la obediencia”. Según Frederick Hayek la capacidad del ser humano para obedecer normas es guía de nuestra evolución. En el caso del Poder Municipal y del concepto de ciudadano en Venezuela este ámbito o espacio político como escenario para la participación ciudadana intenta ser borrado o no existe.

Recordemos una vez más la definición de democracia que nos proporciona el instituto noruego V-DEM , sus cinco principales componentes;  electoral, liberal, participativo, deliberativo e igualitario y cómo casi todos ellos se fundan y nacen en el ámbito municipal.

El Poder Municipal puede ser descrito como el origen, el espacio fundante de la condición ciudadana se define técnicamente como la entidad político-jurídica en que se dividen los estados, integrada por una población asentada en un espacio geográfico, con normas jurídicas propias y un órgano de gobierno que es el ayuntamiento. No es sólo una demarcación territorial es un espacio de comunicación, cohabitación y convivencia con unas normas prefijadas por las leyes vigentes.

Es importante recordar que las personas tenemos problemas morales universales comunes, como señala José Antonio Marina: La relación entre el individuo y la tribu;  el  valor de la propia vida y de la ajena; los bienes, su propiedad y distribución; el poder y la participación en el establecimiento de procedimientos pacíficos para resolver conflictos; el sexo, la familia y los hijos; el cuidado de los débiles, enfermos, pobres y viudas; el trato a los extranjeros y la relación con la muerte, los dioses y el más allá.

Cuántos de estos problemas morales los confrontamos o  comenzamos a  resolver,  en el ámbito íntimo, personal, en el espacio doméstico y como primer plano externo en nuestro vecindario o municipio. Allí donde vivimos y compartimos con otros, iguales y distintos a cada uno de nosotros.

Podríamos comenzar reconociendo que el municipio es definido de manera coloquial, no técnica, como el espacio político directo en el cual el ciudadano se expresa como tal. La historia universal dice que el municipio fue la unidad político-administrativa más pequeña dentro del Imperio Romano y podemos agregar que debería continuar siendo en nuestro momento actual.

Una de las manifestaciones del poder concentrado es la necesidad de disminuir, acallar, subordinar el ámbito municipal por una razón muy clara, acallar el poder municipal es subordinar al ciudadano a un comando central excluyente, si el poder municipal no existe el ciudadano carece de posibilidades de comunicación, expresión y sobre todo de la alternativa de exigir o imponer sus aspiraciones al poder central.

Si aterrizamos hoy en Venezuela como espacio político podemos decir que el Poder Municipal es inexistente frente a la hiperconcentración del Poder Ejecutivo. Nada se decide en el ámbito municipal, en nuestro caso es sustituido por los órganos ejecutores del Poder Ejecutivo, ministerios y otras dependencias cuyo poder es configurado desde el asiento central.

La intención de crear gobiernos hipercentralizados corresponde a la necesidad de imponer un pensamiento único, una visión ideológica que obliga a los que circunstancialmente detentan el poder a eliminar cualquier tipo de intervención del mentado ciudadano en las decisiones fundamentales en el espacio nacional.

El Poder Municipal gráficamente representa al opuesto del Poder Ejecutivo concentrado y centralizado, es la raíz de la nación entendida como “un concepto histórico y cultural, que hace referencia al conjunto de personas que tienen en común una lengua, una historia, una cultura y un conjunto de tradiciones. El país nace por tanto en el municipio, los municipios podríamos decir que integran el compuesto nación, como suma de la existencia de la ciudadanía.

Es evidente que el Poder Municipal alberga las aspiraciones, acuerdos, aspiraciones, desacuerdos en una nación, por tanto, para los gobernantes que aspiran a representar de forma concentrada al país es un ámbito a minimizar, disminuir. Si el poder tiende a ser total la participación, las lecturas diversas de la realidad tendrían que ser borradas del ámbito político. En un país bajo dictadura el ámbito municipal desaparece, es anulado bajo la autoridad de los que detentan el poder.

En la reflexión de cualquier ciudadano que aspire serlo debería existir, valorar la importancia de su municipio y la vinculación con las decisiones nacionales.

En nuestro momento político actual vemos la presencia de una energía destructora que arrasa además de los municipios a los partidos políticos, los invade y enajena su razón de ser y su visión de país. Los partidos podríamos decir que son expropiados al igual que cualquier entidad industrial, agroalimentaria, comercial o de servicios. El poder central enfila su capacidad destructora, les arranca el espíritu y las consignas y los sustituye por un ente que se pliegue a su proceso concentrador. Lo hemos vivido. La misma energía arrasadora la dirigen a los medios de comunicación por ser otro ámbito de expresión del ser ciudadanos, pensar, interpretar la realidad, formarse una opinión y actuar.

En este 2023, los partidos políticos, los medios de comunicación como recipientes de aspiraciones y voluntades de las personas viven en medio del cataclismo avasallador provocado por una entidad que recibe oxígeno de la concentración, la voluntad única, la negación de la capacidad de disentir y aspirar libremente.

En este momento de búsqueda de una representación a través de una elección primaria es muy importante para los que creemos y aspiramos a ser ciudadanos que nos esforcemos en imponer el tema de la libertad. Cuánta libertad es imprescindible para que el Poder Municipal exista y exprese las aspiraciones ciudadanas. Los medios de comunicación pueden seguir sometidos a un proceso represivo controlador sin límites, ¿puede un comunicador por una red televisiva expresar su profundo sentir ciudadano libremente, sin ser penalizado en todos los órdenes, como hemos visto recientemente?

La etapa previa a la elección primaria, los escasos días que nos quedan para decidir podrían ser un espacio para expresar las inquietudes de ejercer nuestra ciudadanía, ¿acaso en un tiempo distinto podríamos revalorizar la importancia del municipio, como ese espacio inmaterial donde podemos expresar nuestras aspiraciones y trabajar para lograrlas? Es posible intentar un vuelco que libere los medios de comunicación como instrumentos de la ciudadanía, de los deseos de cualquier persona corriente de estar informado, de poder acercarse a la realidad sin dogmatismos y sin la imposición de verdades oficiales emanadas del poder hipercentralizado.

Hay tres entes imprescindibles de revalorizar y defender por cada uno de nosotros, ellos actúan, intervienen directamente en nuestra condición ciudadana: El Poder Municipal, los medios de comunicación y los partidos políticos.

Cualquier revisión sobre las circunstancias que han presidido estas tres instancias nos llevan a concluir que si queremos y somos valientes podemos iniciar una recapitulación que devuelva el poder a estos tres ámbitos de conformación del individuo responsable con su gente, su momento histórico, con su familia, hijos, vecinos y compañeros de ruta directamente.

No está demás recordar que solo se es ciudadano en libertad, si tienes el derecho a conocer e interpretar la realidad. Recordemos a Ludwig von Mises, que solo cree en un ciudadano que actúa, que puede reconciliar el pensar y el hacer. Nada está definitivamente resuelto si no tenemos la decisión de consagrar nuestra libertad.

La historia de Occidente, desde la era de las polis griegas hasta la resistencia actual al socialismo, es esencialmente la historia de la lucha por la libertad contra los privilegios de los burócratas”-

Ludwig Von Mises

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