OPINIÓN

Vialidad de San Antonio de Los Altos y memoria familiar

por Horacio Biord Castillo Horacio Biord Castillo

Con la construcción de la carretera Panamericana en 1955 la orientación geográfica de San Antonio de Los Altos cambió completamente. El acceso principal a la población se debía hacer a partir de entonces mediante un enlace, que inicialmente fue solo un cruce de carretera, a la altura del actual distribuidor, donde hoy están la alcaldía y la estación de policía, así como las entradas a la zona industrial de Las Minas.

El trazado original de la carretera era, sin embargo, por detrás, es decir, por el sector de Las Minas, donde están ahora el centro comercial Galerías Las Américas y los edificios contiguos. Sin embargo, mi padre, Horacio Biord Rodríguez, sugirió a los ingenieros que la vía se abriera por donde finalmente se efectuó, que es por donde transcurre la carretera actualmente.

Para ello mi papá donó parte de los terrenos de la Hacienda Don Blas, con lo que se facilitó enormemente la apertura de la carretera por su trazado actual. Es importante destacar que se trató de una donación y no de una expropiación con o sin indemnizaciones por parte del gobierno del general Marcos Pérez Jiménez.

Ese trazado facilitó la eliminación de las curvas que iban a efectuarse para poder enlazar la carretera que subía de Las Veguitas con la hoy conocida como Recta de Las Minas, que en aquella época era un área rural con vegas cultivadas. Esa recta es el punto más alto de la Panamericana, con más de 1.350 metros de altitud en promedio. Algunas personas todavía creen que la parte más alta corresponde al sector de Los Alpes, en Los Teques, punto inicial de la bajada hacia Las Tejerías y donde está el célebre restaurante homónimo. Ese era el punto más alto de la antigua carretera, anterior a la construcción de la Panamericana, y de allí la confusión. Ese restaurante está, sin embargo, a unos 1.200 metros de altitud.

El enlace entre la Panamericana y el pueblo de San Antonio de Los Altos se hizo atravesando la hacienda Don Blas, propiedad de mi familia y que habían levantado, primero, mi bisabuelo Virgilio Biord Lagarde y, luego, mi abuelo Raúl Biord Septier, ambos oriundos de Francia. Nuevamente mi padre, Horacio Biord Rodríguez, hizo donación de los terrenos y autorizó el desecamiento de una laguna que mi abuelo había construido un poco más abajo de donde hoy está la estación de servicio o gasolinera de Don Blas. Dicha laguna tenía su tapón cerca de la entrada de la urbanización Los Castores. La carretera de acceso a San Antonio dividió la propiedad en dos: la Hacienda San José, hoy Cooperativa Los Castores, y el resto de la hacienda, donde está el centro comercial Don Blas, la urbanización La Arboleda, el centro comercial Los Altos, la Casa de Reposo San José regentado por la congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana y el Oficentro Los Picachos más algunos terrenos que corresponden a la urbanización El Picacho y el conjunto residencial Trébol Country.

Esa carretera agilizó las comunicaciones con San Antonio de Los Altos y desplazó de forma paulatina la carretera de El Cambural, por el caserío Pacheco, que precisamente había abierto mi abuelo Raúl Biord Septier en 1937 como parte del estímulo a la construcción de vialidad, según los lineamientos del Programa de Febrero elaborado por el general Eleazar López Contreras, el primer plan de gobierno del siglo XX en Venezuela. No obstante, ese trabajo nunca le fue cancelado a mi abuelo por el gobierno.

La carretera entre la redoma de Don Blas y el pueblo de San Antonio ha sido ampliada en v arias oportunidades. En cada ocasión mi padre, en representación de la familia, donó parte de los terrenos del Centro Comercial Don Blas para el ensanchamiento de la vía. Por ejemplo, en 1973, el gobierno de Rafael Caldera construyó el distribuidor de San Antonio, amplio y acorde con la importancia creciente de San Antonio de los Altos en el contexto de Los Altos. Nuevamente mi padre donó terrenos para la construcción de la redoma y la ampliación de la vía. En 1978, en el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, se amplió la avenida desde la redoma de Don Blas hasta la planta de tratamiento de aguas residuales de Los Castores. En ese momento se colocó una isla, se construyeron las aceras y el sistema de iluminación y, como muchas personas lo pueden recordar, hacia septiembre de ese año, durante los trabajos de la avenida, se formó un gran charco o laguna justo donde hoy está la entrada del elevado. Ya en el gobierno de Luis Herrera Campins se continuó la avenida hasta la redoma de Rosalito, hoy llamada Carlos Alfredo (Tataíto) Orta. En 1998 se inaugurado el elevado, que había estado en Caracas anteriormente,

La avenida desde sus inicios fue llamada perimetral y posteriormente Francisco Salias, nombres que aún compiten en preferencia de uso. Durante la gestión del alcalde Juan Manuel Fernández, al trayecto entre el elevado y la redoma de Don Blas se le puso el nombre de mi abuelo, Raúl Biord Septier.

Hoy en día la avenida da acceso a urbanizaciones y vecindarios, a edificios y centros comerciales, y a carreteras como la que, partiendo de la parte de abajo del elevado, frente al centro comercial Los Altos y a un costado del centro comercial Silverio de Zavala, y pasando por La Gonzalera, luego por Las Polonias y El Retiro, cuyo antiguo nombre era El Silencio, va hacia Quebrada Honda y de allí a San Diego de Los Altos, por el este, y a Carrizal, por el oeste. Calles, avenidas y carreteras guardan en sus nombres y en sus recodos la historia de los pueblos y sus habitantes. Dan cuenta de los vaivenes de la vida social y guardan en el pavimento vivencias de muchos años.

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