Estas líneas se escriben en la noche del jueves 22, transcurridas apenas pocas horas de que la Asamblea Nacional 2015 haya votado y aprobado -en primera discusión- por aplastante mayoría una propuesta presentada por varios de los partidos políticos que hacen vida en ese cuerpo, cuya aprobación final (después de la segunda discusión reglamentaria) daría por resultado la eliminación del interinato.
Lo que -para bien o para mal- hemos conocido desde 2019 cuando Juan Guaidó -en su condición de presidente de la Asamblea- se juramentó como presidente (encargado) de la República dejaría de existir. Como venezolanos, demócratas y opositores a ultranza de la usurpación, da vergüenza constatar que 72 diputados se pronunciaron por ese proyecto mientras que tan solo 23 lo hicieron por la prórroga del interinato (con o sin Guaidó) y 9 se abstuvieron.
La Asamblea electa en 2015, conocida por algunos (cada vez menos) como “legítima”, para la cual este opinador votó con gran ilusión y optimismo, no estuvo a la altura de su rol patriótico exhibiendo el partidismo interesado en luchas de intereses mezquinos y personales. Si nuestra Constitución consagra el principio de la democracia representativa, este mismo opinador confiesa que hoy no se sintió representado sino defraudado (aunque no sorprendido). Mas aun, nos hemos sentido avergonzados al contemplar cómo el cuerpo legislativo que dice ser vocero legítimo de la ciudadanía se ha pronunciado en contra de una mayoría del 79% contabilizada por una encuesta recientemente concluida que dejó ver que -con todo y sus debilidades, más el evidente desgaste de Guaidó, se decantaba por la preservación del interinato si bien con algunos ajustes y cambios de evidente necesidad. Ni Guaidó ha podido mantener su liderazgo, ni quienes le han puesto reiteradas trancas han podido ofrecer alternativa alguna. Aclaramos que desde el punto de vista personal mantenemos la confianza en la buena fe del presidente encargado, su honorabilidad personal y el valor patriótico de su gestión en la que ha comprometido su libertad y la suerte de su familia, además de su futuro político y personal. No opinamos lo mismo de quienes se empeñaron en poner escollos a una gestión que requería de la unidad de todos en aras de resolver la crisis cuasi-terminal que ha vivido y vive nuestra Venezuela.
Reputados juristas han emitido ya opinión sobre el tema y también a quien escribe le han solicitado la suya. Sin entrar en grandes disquisiciones de derecho constitucional, ni administrativo ni internacional que excederían el marco de un artículo de prensa, a continuación la enunciación de algunas observaciones que van al fondo del asunto demostrando la escasez de horizonte de los protagonistas de esta tragedia. Opinamos no solo que la tal propuesta número 1 (eliminar el interinato) es inconstitucional, sino que la calificamos como Aconstitucional por dar la espalda a los mas elementales cánones democráticos.
Guaidó ha ejercido la Presidencia Interina –o sea, el Poder Ejecutivo- tan solo porque era y es presidente de la Asamblea Nacional y por tanto le correspondió al haberse declarado la usurpación perpetrada por Maduro al escenificar unas elecciones (2018) cuya nulidad ha sido decretada y reconocida.
Si se instala una comisión colectiva para llevar adelante la gestión y administración de los asuntos de la República resultaría que la Asamblea asumiría el Ejecutivo y la misma Asamblea -en la función constitucional de control- haría las veces de controlador y controlado, lo cual es exactamente lo contrario a cualquier buena práctica pública o privada además de antagónico a la elemental norma republicana de la separación de los poderes.
La Constitución (por más que la vapuleen y la atropellen) consagra el sistema de gobierno presidencialista, no el parlamentario como sería el que propone el proyecto que acaba de obtener mayor preferencia entre los legisladores. Aconstitucional por todo el cañón.
La rendición de cuentas de quienes gastaron en burdeles y francachelas el dinero de las donaciones del megafestival de Cúcuta en 2019 sería solicitada por los mismos encargados de controlar a quienes así defraudaron las arcas de la República y la confianza de sus electores. ¿Bonito, verdad?
El reconocimiento de Guaidó por más de cincuenta países posiblemente requeriría una renovación sin que haya la garantía de que todos acompañarían como lo hicieron en 2019. Baste con decir que los activos que tanto se preocupan en proteger están primordialmente situados en Estados Unidos (Pdvsa, Citgo, cuentas bancarias públicas, etc) y en el Reino Unido (el oro en Londres). En ambos casos, la administración y disposición de los mismos depende única y exclusivamente del reconocimiento del interinato por esos países. Si no hay interinato y reconocimiento de nada sirve la designación de una Comisión Administradora o protectora de ningún activo.
En Estados Unidos, por ejemplo, la mayor parte de los activos (Citgo) están judicialmente perdidos o en ejecución de sentencias desfavorables a la República que vienen siendo atrasadas y suspendidas por resoluciones del Departamento del Tesoro (OFAC) que solo son posibles porque el gobierno de Estados Unidos reconoce el interinato y no a Maduro. El minuto que tal reconocimiento deje de estar y las órdenes de la OFAC cesen, los acreedores ejecutarán sus sentencias y se posesionan de los activos. Eso no solo es malo para el interinato sino que lo es para la República.
En Inglaterra, Maduro no le ha podido poner la mano al oro del Banco Central porque el gobierno de Su Majestad ha indicado que reconoce al interinato y no a Maduro. Esa precisión es la que hasta ahora ha preservado ese activo. Y pare usted de contar…
Los juicios que la República viene retrasando a través de multitud de recursos judiciales requieren de la representación por expertos abogados extranjeros que deben tener poderes válidos y deben ser cancelados sus honorarios. ¿Qué pasaría cuando un juez pregunte a un letrado el origen de su representación?
El Servicio Exterior designado por el interinato quedaría sin efecto al cesar el presidente que los ha designado o el reconocimiento a su sucesor? Será que nuestro embajador en Estados Unidos deja de serlo cuando ha sido su gestión la relevante para obtener el apoyo de ese país con el cual -de paso- Miraflores no tiene relaciones y por tanto el medio millón de venezolanos que allí viven carece de toda representación y apoyo consular (pasaportes, etc.)? Lo mismo Canadá cuyo continuo apoyo ha sido fundamental a nivel bilateral y multilateral?Igual Guatemala, Costa Rica, Paraguay y otros?
A lo anterior agréguesele las designaciones en la junta directiva de Pdvsa (ad-hoc) o Citgo que acaba de arrojar utilidades que pudieran liberarla de caer en manos de sus acreedores.
La lista es larga y el espacio de esta columna es limitado, pero con lo dicho y sin caer en discusiones bizantinas creemos que si la tal AN (2015) no cuida estos y otros aspectos, el daño político y material tomaría proporciones trágicas con muy largo período de recuperación.
Será que quienes hoy disputan un interés mezquino, una candidatura, un camarote en el Titanic o una prebenda, no tengan el patriotismo o al menos la capacidad de darse cuenta de la situación en que nos estarían colocando? Es por eso que al inicio de estas líneas anunciamos no sentirnos representados por muchos de aquellos a los que en su momento entregamos nuestro voto y nuestra esperanza.
@apsalgueiro1
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