Apóyanos

Veredas inciertas

    • X
    • Facebook
    • Whatsapp
    • Telegram
    • Linkedin
    • Email
  • X
  • Facebook
  • Whatsapp
  • Telegram
  • Linkedin
  • Email

El niño trabajador a la hora de jugar, brega; en el momento de aprender, lucha por la vida; en la edad de la ilusión, es realista; la exigente escuela de la vida no deja lugar para la fantasía, en su mente solo hay trabajo, porque para él es el único sistema para subsistir.

A pesar de que se diga que nuestra infancia goza de todas las facilidades y recursos que ellos necesitan, podemos ver en nuestro acostumbrado andar por las calles de las principales ciudades del país a muchos niños trabajando y luchando por el diario vivir; otros, deambulando en la búsqueda de un destino incierto. Bajo el peso del abandono, se nos está frustrando una carga de esperanza y futuro en medio de una sorda indiferencia; el niño de la calle debe enfrentar cada día la lucha por la subsistencia, alejándose cada vez más de la esencia de su propia infancia, de la posibilidad de realizarse en un medio adecuado a su naturaleza y su potencialidad.

Esta es una vieja historia de egoísmos y crueldades, en todas las épocas y en todas las civilizaciones, el niño ha sido explotado como mano de obra barata, fácil de manejar porque desconoce sus derechos, fácil de chantajear porque casi siempre trabaja ilegalmente. Por estas sencillas razones y por la apremiante realidad de su pobreza, miles de niños menores de 16 años de edad trabajan y otros deambulan por veredas inciertas.

Los antecedentes de la infancia trabajadora son muy variables y complejos, tratar de solucionarlos parece muchas veces difícil, por lo arraigado del problema, y entre ellos podríamos destacar los siguientes:

1.-La falta de educación, puede considerarse como la causa más importante. Si el pueblo y los padres recibiesen la formación adecuada, aprovecharían al máximo sus potencialidades para constituir y sostener una familia, proporcionando a sus hijos lo necesario dentro de las posibilidades, evitando que ellos sientan abandono.

2.-Es frecuente al hablar de desatención llevarlo a sus raíces, es decir, a la irresponsabilidad de los padres. Pero si nos detenemos a pensar, muchas veces los progenitores quieren evitar o mejorar el estado de abandono en que están sus hijos, siendo la sociedad la que cierra todas las posibilidades. Por ejemplo, la falta de empleo, la mala asistencia médica y sanitaria tanto para el niño como para los adultos. Se crea un círculo vicioso. La irresponsabilidad de los padres muchas veces tiene como base la ignorancia o las costumbres de una determinada comunidad; otras veces, a pesar de que se les trata de enseñar, son renuentes a la atención de sus familias y huyen de los problemas. Se esconden tras una botella de licor o la ilusión pasajera de las drogas, pero con el agravante de no alcanzar el efecto deseado.

3.-Al faltar un elemento, se caen los pilares del triángulo familiar (padre-madre-hijo), pudiendo pasar los hijos a engrosar las filas de la infancia abandonada, entonces estos niños no tendrán patrones de conducta a quienes imitar y comienzan a buscar cariño, apoyo y consejos en otras personas, que a veces no son las más adecuadas.

4.-Otro elemento son las causas sociales, en el cual muchos padres, debido a sus tradiciones, no sienten la menor obligación con la educación y acercamiento a sus hijos, provocando una barrera entre ellos que cada vez se hace más infranqueable. Como consecuencia, el niño siente la soledad y el abandono psíquico de sus padres.

5.-También los problemas económicos y políticos de un país repercuten en todos los estratos sociales. Puede generar muchas o pocas posibilidades de empleo. En el caso negativo, puede ocurrir que no se produzca el abandono psíquico y moral; pero está ausente el dinero para cubrir las necesidades básicas y el niño se ve obligado a trabajar, a abandonar sus estudios y truncar así las posibilidades de disfrutar los momentos que les depara su corta edad. Comienza así desde muy pequeños y antes del tiempo que le corresponde, su lucha para sobrevivir.

6.-Los países toman una dirección política frente a la infancia abandonada y, por lo general, en plano teórico pretenden buscar correctivos y mecanismos de protección al niño, que a la larga no se cumplen.

7.-La falta de educación provoca un desconocimiento de la medicina preventiva y por consiguiente, hay un aumento de niños enfermos. Los hospitales pediátricos no dan abasto para la curación o restablecimiento de la salud perdida, trayendo como consecuencia, un problema sanitario y asistencial, y a veces un aumento del coeficiente de mortalidad infantil.

8.-Existen diferencias culturales entre los pueblos, así como persisten las tradiciones que los caracterizan. En Venezuela se mantienen algunos mitos que se reflejan negativamente en la actitud y acción frente a las descendencias. Podría citarse entre ellos el machismo, que se caracteriza porque el hombre tiene varias mujeres, considerando que su virilidad es mayor cuanto mayor sea el número de amantes que posea, y de ello se enorgullece. Esta errónea creencia trae como consecuencia el abandono material, psíquico y moral de los hijos que engendra, estando ausente el patrón de conducta a quien imitar. El padre no podrá repartir afecto entre los diferentes hijos procreados en diferentes mujeres.

Mayormente los niños que trabajan en las grandes ciudades provienen de zonas marginales o los llamados cinturones de miseria, debido al régimen de vida que llevan, son propensos a delinquir o a trabajar para sustentar su gran familia.

Por lo que podemos observar, la situación irregular de estos niños y las causas que les afecta en todo nivel de vida son bio-socio-psico-moral-educacional y conductual; aunque hay instituciones que tienen leyes para impedir el atropello que se comete con estos niños que no disfrutan ni de su infancia ni de los servicios y educación que dichas leyes exigen, podemos notar el gran marco poblacional de menores que existen trabajando, como consecuencia de tanta marginalidad y delincuencia, aunque existan leyes que tienen como norma impedir o aplacar esto, éstas no se cumplen.

La mayoría de los niños trabajadores se enfrentan a esta dura realidad que día a día aumenta de una forma tal, que se ven obligados a trabajar para subsistir en esta sociedad que los considera como una imagen pintoresca. Hay otras causas que también son importantes: Abandono de los padres: abandonan a sus hijos sin importarles las futuras consecuencias que enfrentará este niño. Familia numerosa: hay familias que tienen hasta 10 niños, recayendo en los mayores la responsabilidad de traer dinero al hogar para el sustento familiar.

Sin embargo, hay algunos infantes que escogen la vía menos adecuada, que es la senda criminal. Impulsados por la necesidad inmediata, se ven atraídos por el facilismo, y el delinquir es más sencillo que conseguir algún trabajo decente.

Pero aquellos que optan por trabajar, encontramos que realizan diferentes labores, ya sea para mantener a su familia (que casi siempre son el vínculo madre-hermanos) o también para su beneficio personal para pagar sus estudios, alimentación, vivienda y vestido; puesto que la mayoría de estos niños no tienen todas las comodidades necesarias, para complementar un buen balance socio-económico con respecto a cada uno de los sectores donde se hospedan.

Sin embargo, cada uno de ellos tiene una situación o sistema de vida muy diferente a cualquier otro niño que no tenga ninguna clase de necesidades, ya que estos tienen que trabajar, algunos por su cuenta como vendedores ambulantes; otros, bajo la dirección de un jefe, que solo piensa en explotarlos, ya que son mano de obra barata.

La mayoría de los menores que trabajan tiene un promedio de ganancia muy por debajo del sueldo mínimo. Sin embargo, esto es muy difícil de calcular ya que dependen muchas veces del trabajo que realicen. Pero no se trata de cuál sea la ganancia que tiene el niño, sino de acusar a los padres irresponsables que los obligan a laborar, por las circunstancias de abandono, a enfrentar la vida a tan temprana edad. El dinero ganado es destinado, en su totalidad, a la compra de alimentos, ya que no pagan vivienda porque casi todos viven en ranchos, o en el peor de los casos, en casas hechas de cartón piedra. Sin embargo, no todo el dinero es destinado para la compra de alimentos, hay ocasiones en donde las monedas ganadas por ese niño, son utilizadas para comprar otras cosas, que envenenan y enturbian el ambiente donde viven.

A pesar de lo narrado anteriormente, no podemos olvidar que cada día el niño trabajador va a ocupar su puesto de trabajo, como deseando dar un toque familiar al rostro anónimo de la muchedumbre, como queriendo formar parte del paisaje, entre miradas indiferentes, hostiles o desconfiadas; deambulan por las calles luchando por la vida. Para el ciudadano común son sólo una imagen habitual y hasta pintoresca; para las estadísticas, una cifra muy significativa, miles de niños que tienen esperanzas que difícilmente se realizarán.

 

 

 

El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!

Apoya a El Nacional