Vente Venezuela llega a 11 años de existencia. Un partido político que reta en todos los terrenos a la hegemonía ideológica chavista. Una organización política que decidió revelarse contra la arbitraria y no en pocos casos, violenta y criminal, modificación que de las reglas de convivencia constantemente quiere imponer el régimen.
Vente Venezuela nació como una reacción ciudadana existencial, a la necesidad de tener un marco referencial ético que nos guíe como sociedad pero principalmente como individuos, por un paradigma distinto al sistema totalitario que se gestaba ante nuestros ojos en la década del 2010, el cual ya para ese entonces, había consolidado su modelo de cercenamiento de los espacios de libertad que medianamente disfrutamos al final de siglo pasado; pero a la vez, esforzándose en convertirse también, en un semillero axiológico de la corriente del liberalismo, para formar ciudadanía con una visión política diferente a los cuarenta años anteriores de social-democracia.
En definitiva, Vente Venezuela es gracias a la decisión que se tomó hace 11 años, un partido que no solo se opone valorativamente al modelo socialista y delictual que hoy yace en el país, sino también, al proyecto político socialdemócrata anterior, que en cuatro décadas, si bien tuvo momentos de esplendor, al final, no pudo resolver las contradicciones propias que él mismo generó y que, terminó por convertirlo en un modelo “rico” pero socialmente improductivo, administrando una alta renta petrolera con una bondadosa pero errada concepción social de justicia: privilegiar la dádiva social por sobre la fuerza creadora del libre trabajo individual; lo cual es definitivamente, el antecedente lógico de nuestra actual desgracia.
El año pasado, a 10 años de su nacimiento, Vente Venezuela reafirmó su ideario fundacional, fortaleciendo sus valores y replanteándose, al calor de los cambios sociales y políticos sufridos en el país, su aproximación a los desafíos axiológicos que se le presentan al ciudadano contemporáneo con su entorno. Gracias a ese logro, ahora Vente Venezuela, en sus 11 años, decide mantener ese empuje y ser más que un partido programático. Quiere ser, un útil instrumento de liberación política del ciudadano.
Estos 11 años nos encuentran enfrentando un reto, probablemente final y decisivo no sólo para sus afiliados, sino para concretar el anhelo mayoritariamente compartido de recuperar la democracia. Este año decidimos participar en un proceso electoral ciudadano y sin la presencia de los instrumentos propios del régimen, precisamente para luego, tener la fuerza suficiente para desalojarlo a él.
Decidimos avanzar en un terreno para el que durante años nos preparamos activa y silentemente, en la sombra, mediante un entrenamiento inusual para cualquier partido político venezolano. Mientras otros participaban en prácticas electorales que sabíamos fallidas -por las condiciones leoninas que a favor del régimen existían- nosotros los monitoreábamos rigurosamente y a la vez, alimentábamos intelectualmente nuestra conciencia libertaria. Exploramos en ese periodo mecanismos institucionales y multinacionales de ayuda humanitaria coactiva y tejimos fuertes lazos de cooperación internacional con organizaciones cercanas a nuestra doctrina liberal. Al mismo tiempo, entrenamos a cientos de jóvenes para que, cual aves fénix, estén preparados para la hora en que les toque asumir en un futuro cercano, las riendas del poder, no solo en funciones públicas de gobierno local, sino en la conducción de política nacionales, necesarias para la realización de un nuevo país, que haga honor a la “Venezuela Tierra de Gracia” que todos soñamos.
Ahora, nos llegó el turno de poner todo en práctica, cuerpo, espíritu, alma y conciencia, en la construcción de un proceso electoral junto al ciudadano y fiscalizado por él, impidiendo que el manejo de su desarrollo y el control del resultado lo tenga, precisamente la fuerza que deseamos vencer. En esa tarea, no solo enfrentamos a los demonios y enemigos de nuestra causa, sino a muchos que hábilmente se venden como aliados.
Para ganar esta batalla ciudadana, Vente Venezuela cuenta esta vez con dos elementos: una líder que se haya en su mejor momento físico, espiritual e intelectual, María Corina Machado, quien condensa el summum de la antítesis de nuestra tragedia; pero a la vez, cuenta con un repertorio doctrinal sólido, que estratégicamente afinca su praxis en tres pilares de su decálogo: primero, en que “la dignidad personal es sagrada”, y que por tanto, el respeto a la autonomía de la voluntad es lo que realmente caracteriza a un hombre como ser autónomo y por tanto digno; segundo, en que “la asociación ciudadana es poder” por lo que, no existe política sin comunidad y ella solo concreta su accionar cuando provoca hechos externos que cambian el entorno; y, por último, en que “sólo es libre quien vence el miedo”, pues quien no actúa en libertad, subsiste únicamente como expresión fallida de sí mismo, como reflejo de lo que pudo ser y no fue, y, ¿quién puede tener miedo, cuando la principal fuente de su razón, de su vida, es la libertad? Fuerza y virtud acompañan a Vente Venezuela en este reto.
@PerkinsRocha
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