Recientemente y como siempre, en su cuenta de Twitter, con fecha de 1 de junio de 2023, Steve Hanke publicó la inflación puntual anual de 17 economías y los tres primeros lugares fueron para Zimbabue con 745%, Venezuela con 448% y Líbano con 247%.
Es de hacer notar que la inflación medida con la Canasta Alimentaria del Cendas-FVM fue de 468% para el mes de mayo 2023, con lo cual el dato de Hanke se ubica en perfecta sintonía con las mediciones internas aquí en Venezuela.
Steve H. Hanke es un economista estadounidense y profesor de economía aplicada en la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, Maryland. También es miembro principal del Instituto Independiente en Oakland, California, y codirector del Instituto de Economía Aplicada, Salud Global y Estudio de Empresas Comerciales de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, Maryland.
Obtuvo su grado universitario en administración de empresas (1964) y un PhD en economía (1969) en la Universidad de Colorado. También ha recibido doctorados honorarios de la Universidad St. Francis de Quito (2003), la Universidad Libre de Tiflis (2010) en Georgia, la Universidad Cultural de Estambul (2012), la Academia Búlgara de Ciencias (2013), la Universidad Libre de Varna (2015) en Bulgaria, la Universidad de Liechtenstein (2017) y el Dimitar A. Tsenov (2018) de la Academia de Economía Tsenov, también en Bulgaria.
Con esos datos de inflación de Hanke, podemos hacernos la siguiente pregunta: ¿Se parecen Venezuela y Zimbabue?
Tal como afirmé en una oportunidad pasada con relación al mismo tema, un artículo de 500 palabras no da espacio para efectuar disecciones comparativas en lo político, económico, social y militar que permitan responder la pregunta realizada.
Un enfoque más práctico, y eficiente, y bien alejado de la aproximación econométrica de los seguidores del bueno de G.S. Maddala, consistiría en seleccionar las observaciones y juicios de un observador común de Venezuela y Zimbabue, resumidos tales juicios en una serie de tiempo de cifras y hallar un cuantificado de correlación para conocer qué tanta correspondencia hay en dichos juicios.
Eso fue lo que hice al seleccionar dos series de tiempo de dos indicadores, cuyos observadores emiten juicios para Venezuela y Zimbabue con la misma metodología en cada indicador: el Índice de Libertad Económica (heritage.org) y el Índice de Freedom House (freedomhouse.org) que mide libertad política y derechos civiles, ambas series hasta la publicación más reciente de 2023.
En el caso del Índice de Libertad Económica, la serie de tiempo de Venezuela y Zimbabue alcanzo una correlación (Pearson) máxima igual a +0,92 en 2012, fecha a partir de la cual, comenzó a disminuir y para 2022 se encuentra en una magnitud de +0,31.
En el caso del Índice de Freedom House, la serie de tiempo de Venezuela y Zimbabue también alcanzo una correlación máxima en 2012 igual a +0,70, fecha a partir de la cual, comenzó a disminuir y para 2022 se encuentra en una magnitud de +0,41.
El caso es que, desde la perspectiva de los dos índices de libertad mencionados y hasta 2022, Zimbabue había mejorado mientras Venezuela continuaba empeorando. Sin embargo y recientemente, la inflación en Zimbabue comenzó a aumentar de nuevo y su nueva moneda se ha depreciado brutalmente.
Para ilustrarlo les informo que el 17 de abril de 2023 el precio del dólar norteamericano estaba en 976,61 dólares zimbabuenses. Dos meses después, el 19 de junio de 2023, el precio del dólar norteamericano se ubicó en 6.910,51 dólares zimbabuenses, lo cual significa una depreciación de 608% en tan solo dos meses.
Por supuesto que hay cualquier cantidad de causas que dejamos a los economistas explicar y aquí nos centramos en el tema de la desconfianza hacia el signo monetario. Se debe tener presente que tan solo han transcurrido 14 años desde 2009 cuando la hiperinflación en Zimbabue casi escapa de la gravedad terrestre. De hecho, la ilustración que inicia este artículo es un billete de 100 billones de dólares zimbabuenses de 2008, es decir un 100 seguido de 12 ceros.
El caso es que el 2009 de Zimbabue está todavía en la mente de sus ciudadanos y dado que la confianza no se decreta sino que se construye a través de acciones, la crisis actual de Zimbabue no exhibe visos de solución ello en virtud de que si bien Robert Mugabe (1924-2019) fue defenestrado, los que quedaron en el poder continúan gestionando el día a día con la misma heurística.
Antes era Venezuela la que se parecía a Zimbabue. Ahora -me temo- es Zimbabue quien se está comenzando a parecer a Venezuela.