OPINIÓN

Venezuela y Siria, Siria y Venezuela 

por Raquel Gamus Raquel Gamus

A la memoria de mi padre nacido en Alepo

En 2010 Al Asad visitó Venezuela 

De Siria,  se sabía en Venezuela en términos generales que era un país árabe, desde donde migraron muchos ciudadanos, la mayoría de ellos marchantes, bautizados como turcos, cuya deliciosa  comida tenía gran aceptación.

Esta aproximación  cambió con el gobierno de Chávez, a quien no se le escapaba  un tirano para tejer una alianza antiimperialista, lo que lo llevó a visitar ese lejano y entonces hermoso país en 2006 y 2009 para crear junto a Al Asad el “Eje de los valientes”. Chávez fue recompensado con un doctorado honoris causa de la Universidad de Damasco.

En 2010 el presidente de Siria hizo su  primera gira por América Latina, que incluyó  a Venezuela, Cuba, el Brasil de Lula y la Argentina de Cristina Kirchner. Chávez calificó la visita como la continuación de un proyecto estratégico de alianza, de un eje en construcción entre Damasco y Caracas y agregó que la civilización suramericana y la árabe están llamadas a cumplir un papel fundamental en la liberación del mundo, frente al imperialismo y la hegemonía neocapitalista.

Pero cuando realmente se comenzaron a tejer los paralelismos entre Venezuela y Siria  fue hace una década debido al sufrimiento al que sus gobernantes han sometido a sus nacionales, por la implacable decisión de conservar el poder a toda costa, llevándolos a ocupar los primeros lugares de migrantes del mundo. En el caso de Siria a causa de una guerra civil despiadada que ya lleva 10 años, dejando un país destruido y más de 10 millones de sirios entre refugiados y desplazados pero con un tirano afincado en el poder con el apoyo de las fuerzas armadas.

En el caso de Maduro -también apoyado por la cúpula militar pero sin disparar ni un tiro- ha sido la desidia, la incompetencia y la corrupción las que han  tenido el efecto de una guerra que desembocó en la impensable ruina de la industria petrolera, el colapso de todos los servicios públicos, la entrega del territorio a grupos irregulares y a compartir el poder con bandas delictivas, a una hiperinflación de más de 4.000% dejando a la mayoría de la población en una miseria de tal magnitud que ha empujado a más de 5 millones de venezolanos a migrar en las peores condiciones, cifra que se continúa engrosando aun durante la pandemia, en las peores condiciones y corriendo todos los riesgos, incluyendo los previos, que no son pocos, al de sufrir de la xenofobia del país al cual se dirigen.

Pero leyendo El País de España, me encontré con una nota firmada por Juan Carlos Sanz en el que reseña las intenciones de Al Asad de legitimar su triunfo militar por la vía electoral en un proceso convocado para este 26 de mayo y encontré aún más paralelismos con las prácticas de quienes tiranizan a nuestro país

El presidente sirio detuvo el proceso de negociaciones con la sociedad civil para una reforma constitucional que dé paso a unas elecciones libres supervisadas por la comunidad internacional. Se aferra a la Constitución vigente para vetar candidatos procedentes de la rebelión de 2011 exigiendo condiciones absurdas como haber residido en el país en el último decenio o contar con el aval de 35 diputados. Sin posibilidades de participación de refugiados y desplazados que en conjunto suman los 10 millones citados.

Desconozco cuál será la decisión de la oposición siria en cuanto a participación y logros esperados, también si Al Asad obtendrá el reconocimiento de la comunidad internacional.

La oposición venezolana se ha encontrado y se sigue encontrando ante la difícil disyuntiva de la participación electoral, Algunos líderes regionales se proponen participar sin las mínimas condiciones aceptables y desafiando en algunos casos la posición de sus partidos. No albergo dudas de que es mejor tener algunos gobernadores que no tener ninguno, pero la experiencia ha venido mostrando que el gobierno de Maduro cada vez guarda menos las formas y azota cada vez más al país con tropelías,  recordemos que  no solo colocó los protectores de los estados donde ganó la oposición sino que desconoció resultados electorales, como fue el caso del triunfo de Andrés Velázquez en Bolívar.

Entiendo el voto fundamentalmente como un derecho ciudadano a elegir y también como importante instrumento de movilización política. Albergo dudas de que en la Venezuela de este momento se pueda lograr alguno de esos objetivos.