Como es habitual en los últimos años, publico un escrito sobre este tema antes de la Asamblea General de las Naciones Unidas que se llevará a cabo al inicio de la tercera semana del mes en curso, la cita internacional más grande del planeta en la cual, como es sabido, nuestro país participa sin la capacidad de voto debido a la deuda impagada a la organización.
Esta situación que nos coloca al lado de los países más empobrecidos del mundo pareciera ser ex profesa puesto que resulta difícil explicar la morosidad, no solo con la ONU, sino con el resto de los organismos internacionales cuando los montos de los escándalos de corrupción nos revelan que se pueden honrar nuestros compromisos internacionales, además de que nos hacen suponer que el alineamiento antioccidental es suficiente para el ejercicio de una política exterior que no está en consonancia con los intereses y valores de la población venezolana. La reciente solicitud –fallida– de adscripción al BRICS así lo demuestra.
Aun cuando la ONU y su sistema se encuentra en una situación de descrédito para muchos por su incapacidad de cumplir su rol principal, que es el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales y fomentar las relaciones pacíficas entre los Estados, aunado con otros problemas estructurales y que ameritan renovación, sigue siendo el actor fundamental en asuntos como el medio ambiente, proliferación de armas, especialmente de destrucción masiva, cooperación para el desarrollo, amen de los importantes órganos y agencias como salud, migraciones, refugiados, etc.
Para Venezuela, que ha sido un actor protagónico en muchos periodos históricos de la ONU, se considera que es necesario vuelva a la plenitud de su adscripción con voz y voto dentro de un esquema que algunos llaman “re occidentalización”, lo cual supone un cambio radical en las posiciones en diversos órganos, el más notorio y evidente, el Consejo de Derechos Humanos. Al igual que evaluar las votaciones desde las seis comisiones que actúan durante la AG hasta la de los demás organismos que sesionan en Ginebra, Viena y Nairobi.
Durante la AG, están contemplados los siguientes temas en los segmentos de alto nivel: Cumbre sobre los ODS (Agenda 2030), Financiación para el Desarrollo, Cumbre sobre la Ambición Climática, Prevención ante Pandemias, Cumbre Ministerial del Futuro, Cobertura Sanitaria Universal y la Lucha contra la Tuberculosis.
Todos estos temas han sido acordados en reuniones previas de la organización en las cuales los Estados miembros han coincidido en su importancia para la comunidad internacional. En esta oportunidad haré referencia solamente a la Agenda 2030, convenida en 2015, y en próximas entregas me iré refiriendo a los demás temas. La misma contempla los siguientes Objetivos de Desarrollo Sostenible a ser cumplidos en los tres lustros programados:
Fin de la pobreza/ Hambre cero/ Salud y bienestar/ Educación de calidad/ Igualdad de género/ Agua limpia y saneamiento/ Energía asequible y no contaminante/ Trabajo decente y crecimiento económico/ Industria, innovación e infraestructura/ Reducción de las desigualdades/ Ciudades y comunidades sostenibles/ Producción y consumo responsables/ Acción por el clima/ Vida submarina/ Vida de ecosistemas terrestres/ Paz, justicia e instituciones sólidas y Alianzas para lograr los objetivos.
Se sabe que como en años anteriores la Cancillería venezolana enviara una numerosa delegación a Nueva York, aunque existen dudas que su objetivo sea ocuparse de dichos temas, salvo en lo discursivo para presentar una realidad distorsionada. Para los programas de política exterior futuros de la oposición sería deseable la ratificación, asumiéndola como parte integral de ellos, de los objetivos de la Agenda 2030, que es el mayor plan de acción global para lograr un mundo más inclusivo y próspero para todas las personas y el propio planeta, el cual fue concebido para dar respuesta a los grandes desafíos mundiales: desde la pobreza y el hambre, la lucha contra la corrupción y el cambio climático, lo cual proporcionaría un marco integral y ambicioso para ayudar a países, empresas y la sociedad general a abordar estas necesidades apremiantes. Actualmente el régimen, a pesar de apoyar y declarar su compromiso y pleno cumplimiento con los ODS, en la práctica los ignora e incluso actúa en sentido contrario a todos y cada uno de ellos.
La futura readscripción de Venezuela al sistema internacional en función de nuestros valores, intereses y cónsona con nuestra realidad económica y social es una tarea de reflexión y análisis para la oposición seria en este país. Es por ello que merece reconocimiento la labor sostenida de la candidata María Corina Machado y el equipo que la acompaña en dar muestras firmes y consistentes, no solo de preocuparse, sino también de ocuparse en crear los espacios de pensamiento/acción frente a los problemas más importantes y urgentes por resolver en nuestra nación.
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