OPINIÓN

Venezuela y la comunidad internacional después del 6D, ¿saltos al vacío? 

por William Santana William Santana

Foto Archivo

Continuando con lo escrito en mi artículo anterior en este diario titulado «Erewhom. El mundo y Venezuela«, en el cual calificaba la situación a la que se dirigía tanto el régimen como la dirigencia opositora de “Un salto al vacío”, dos semanas después se está comprobando lo que corresponde al chavo-madurismo con su ópera bufa escenificada el pasado domingo. El de la dirigencia opositora está en veremos hasta que concluya la consulta popular del sábado venidero. Mientras hago una reseña de lo que se preveía y tratar de visualizar posibles escenarios a partir de los resultados de la consulta popular. 

Las reacciones iniciales de la comunidad internacional ante la alta abstención que se observó (seguramente más del ochenta por ciento del electorado) están corroborando las predicciones. A la administración Trump que mantiene su apoyo a Guaidó y el rechazo a las parlamentarias según lo declarado por Mike Pompeo, quien también solicitó a la administración entrante proceder de la misma manera, le ha seguido una avalancha de declaraciones de países desconociendo la farsa electoral. El G-Lima por su parte declaró: “Llamamos a los actores de toda Venezuela, de todas las tendencias ideológicas y afiliaciones partidarias, para que pongan los intereses de Venezuela por encima y se comprometan de manera urgente a un proceso de transición, definido e impulsado por los venezolanos” y de igual manera lo ha hecho el Grupo de Contacto; el presidente del Parlamento Europeo, Tajani, y el comisionado para Asuntos Exteriores de la Unión Europea, Josep Borrell, además de otras instituciones y figuras destacadas en el ámbito internacional. 

La Organización de los Estados Americanos, por su parte, en la sesión del Consejo Permanente realizada hace dos días aprobó la Resolución “Rechazo a las Elecciones Parlamentarias en Venezuela”, consecuente con la Resolución de la Asamblea General del mes de octubre del presente año sobre la falta de garantías y transparencia. Fue aprobada por 22 votos a favor, 2 en contra (México y Bolivia), 5 abstenciones y 6 ausentes (Nicaragua), expresando de esta manera un mayoritario rechazo hemisférico a las parlamentarias 6D. 

Ahora bien, la ganancia pírrica del régimen, haber recuperado la Asamblea a un costo grande a lo interno que significa que su mayoría militante desapareció de hecho, el neoescualidismo como lo califica un amigo, y mantener su repudio a lo externo a pesar de que algunos socios como Cuba y Rusia le den su respaldo y reconocimiento con el único propósito de firmar acuerdos y tratados que ya deben estar listos para su posterior ratificación en su Asamblea y que quizás en el momento de la rúbrica, por un brevísimo instante en un pensamiento ético, la Mont Blanc del funcionario extranjero detenga su vuelo ante de tocar el documento, para inmediatamente desecharlo con la imagen de las ganancias a obtener. No así las plumas de Maduro y Arreaza que se dirigirán directas y veloces para refrendar lo que se ha convertido en lucro criminal y destrucción del país y convalidación de tutelajes. En fin, se desmoronaron tres mitos a lo interno: la poderosa maquinaria roja, el efectivo control social, la cohesión monolítica del PSUV y a lo externo se desvaneció la posibilidad remota de reconocimientos. El salto al vacío. 

La dirigencia opositora, por su parte, prácticamente en el limbo del reconocimiento internacional, afronta en breve un reto que no es poco: quemar lo que pudiera ser su último cartucho. 

Efectivamente, las reacciones de la comunidad internacional en rechazo y desconocimiento a la farsa del 6D no han sido acompañadas, salvo la administración Trump como lo mencioné anteriormente, con el hasta hace poco reconocimiento a la Asamblea legítima y a la presidencia interina de Juan Guaidó. Las cancillerías de los más de sesenta países aliados deben estar evaluando con detenimiento y seriedad el rol que van a asumir en esta nueva etapa. No debe ser un asunto fácil ya que el martes de esta semana Guaidó ofreció la siguiente declaración: “La democracia no es una cuestión de popularidad ni de una persona, mucho menos de Juan Guaidó. Es una cuestión de dignidad humana. Venezuela lleva 20 años luchando por recuperar la democracia, muy intensamente en los últimos dos, cuando se han visto movilizaciones multitudinarias”, declaración ubicada en el contexto de un posible exilio del mismo a pesar de haber solicitado a la Unión Europea que continuase su reconocimiento, panorama que  se complica aun más con las amenazas de prisión al resto de los integrantes de la Asamblea Nacional siendo que legalmente, como recién lo expresara la doctora Cecilia Sosa, exmagistrada del TSJ, existe la figura de la continuidad parlamentaria que significa que la Asamblea Nacional no puede ser sustituida sino por una nueva Asamblea legítima y que el presidente encargado no puede ser sustituido sino por otro presidente legítimo. Aunado con lo anterior, en las declaraciones del Consejo Permanente de la OEA, señalado anteriormente, Costa Rica y República Dominicana expresaron no prejuzgar sobre la continuidad del órgano administrativo (AN actual) y Panamá fue más allá al decir que su aprobación a la Resolución no suponía continuar el reconocimiento a ninguno de los actuales parlamentarios, incluido su presidente.  

En cuanto a la consulta popular vis a vis la observación de la comunidad internacional, de resultar exitosa seguramente recibirá el apoyo internacional en la misma proporción al rechazo de las parlamentarias del régimen. Las condiciones son favorables a pesar de las trabas realizadas en lo que se refiere al voto electrónico y si la actual AN emplea a fondo los agentes y recursos que aún mantiene en el exterior –la representante de Guatemala lo está haciendo muy bien- sería de extrema utilidad porque el rechazo interno consolidaría la ilegitimidad del régimen y le daría a la consulta un carácter de proceso revocatorio. De no ser así, otro salto al vacío. 

Antes de concluir quisiera hacer un contraste que ha sido la constante entre la oposición y el régimen. Para el chavismo se le pudiera aplicar el concepto de antifragilidad acuñado en la reciente obra que lleva por título el mismo nombre escrita por el profesos Nassim Nicholas Taleb (autor de El Cisne Negro), la cual consiste en ser el lado opuesto a lo frágil  porque hay cosas que se benefician de las crisis; prosperan y crecen al verse expuestas a la volatilidad, al azar, al desorden y a los estresores. La antifragilidad es más que resiliencia o robustez. Lo robusto aguanta los choques y sigue igual; lo antifrágil mejora. Así pareciera haber sucedido en estas dos décadas, los golpes han fortalecido al régimen hasta lograr su objetivo de ser una completa dictadura. La oposición, por su parte, ha evidenciado una notable fragilidad cuando se fragmenta, se esfuma su ímpetu en los momentos en que pareciera estar a punto de alcanzar sus objetivos. Roguemos para que de aquí en adelante la ecuación se invierta por el bien de nuestro país.  

Finalmente, espero que la población de oposición que somos la mayoría de los venezolanos, para que aún cuando no se identifiquen con la actual dirigencia opositora, acudan a expresar su opinión este sábado puesto que los resultados deberían ser el legado para quienes continúen y los que se incorporen en esta gesta que es la lucha por nuestra democracia. Como decían nuestros abuelos: la peor diligencia es la que no se hace.