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Venezuela y la comunidad internacional

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comité venezuela

Escribo estas líneas el 31 de enero cuando se celebra el Día del Internacionalista en Venezuela, siendo que esta fecha me hace reflexionar sobre la importancia que ocupa el contexto internacional en nuestros países y en nuestras propias vidas y la utilidad de un profesional con las características de esta carrera especialmente en lo que se refiere a los conflictos en el mundo.

La paz es el desiderátum de la humanidad y a través de toda la historia hemos podido constatar que son periodos excepcionales en los pueblos que se pueden calificar como tales. El conflicto pareciera que es inherente a la condición humana y por ende al comportamiento a lo interno e los países y a sus relaciones entre sí. De esto último se ocupa el internacionalista, del flujo de interacciones dentro de la comunidad internacional con la aspiración máxima de la paz y la seguridad.

En un mundo cada vez más complejo e impredecible, con unas características preocupantes sobre los avances de modelos autoritarios y de debilidad del sistema multilateral para llevar a cabo sus funciones, se empuja a los ciudadanos al escepticismo y al abandono de ideas de principios de siglo como la del doctor en Ciencias Sociales y exdiplomático español Manuel Montobbio titulada La deconstrucción de Oriente y Occidente y la Gobernanza Global, en la cual proponía “Cartas de navegación para un mundo global, hojas de ruta para la civilización y la cultura en un nuevo mundo de paradigmas y conceptos, basados dichos planteamientos en la democracia, desarrollo, cultura y paz”. Auguraba el papel menos preponderante del Estado-Nación en favor de “una comunidad democrática planetaria para la conducción de la nave espacial Tierra”. Estos y otros augurios se estrellaron contra la realidad dos décadas después.

Sobre este tema, particularmente he oído expresiones como “la ONU no sirve para nada, Estados Unidos ya no puede imponer sus valores en el mundo, la OEA es un muerto insepulto, Cuba, Rusia y China ya se apoderaron de nosotros, a Estados Unidos en su real politik solo los mueve el petróleo y en conclusión: no podemos creer en que nadie vaya a resolver nuestros problemas”.

Desde mi visión refutar tales aseveraciones no es fácil, sobre todo porque no hay verdades absolutas y predecir el futuro es una actividad libre de cualquier ser pensante. Sin embargo, en sentido argumentativo inverso les preguntaría: ¿Y si la comunidad internacional no existiera o no actuara estaríamos mejor?

Desde la llegada del chavismo a Venezuela siempre hemos estado bajo la lupa de la comunidad internacional. Con sus altos y bajos, que han sido objeto de estudio por diversos analistas, diversos actores y los medios de comunicación han transmitido el deterioro de nuestro país que ha conducido a lo que llaman la emergencia humanitaria compleja, incluida la participación electoral. Sin embargo, obviamente esta actuación de organismos internacionales, países e incluso sociedad civil ha impedido que hasta ahora  tengamos un cumulo mayor de tropelías por parte del régimen.

Hoy justamente nos encontramos con un capítulo de nuestra larga crisis. Al igual que en otras oportunidades la comunidad internacional se está manifestando de manera importante no solo con declaraciones, también con acciones, aunque no nos parezcan suficientes.  Puede ser un momento estelar de la oposición representada por María Corina Machado, al igual que en 2019 con el gobierno interino y no debemos cometer errores como en el pasado y además aprovechar al máximo el apoyo que se nos brinda, pero fundamentalmente debemos seguir en la escena internacional hasta lograr un cambio electoral que se constituya en una transición pacífica hacia la democracia. Hasta ahora contamos con la organización de la sociedad, como lo acaba de expresar la candidata en rueda de prensa reciente, más allá con nuestra propia fuerza e inteligencia.

En un año en el que las previsiones del aumento de las crisis violentas en el mundo van a aumentar, es importante recordar que cuando ello suceda frente a estos problemas como el nuestro desaparece el sentido de la urgencia, se agotan las propuestas de una solución negociada, surge el cansancio, merman los recursos y se ven cada vez más distantes las posibilidades de alcanzar un acuerdo, las expectativas cambian, se reducen y entonces se consideran como logros que no aumenten las tensiones ni las acciones que incrementen la inestabilidad como lo hemos visto en el pasado. Aun mas, según la evaluación de Paul B. Stares, del Council of Foreign Relations, «niveles elevados de preocupación o indignación» en las poblaciones de grandes potencias económicas y militares influyen en la disposición de estos países a «dedicar atención y recursos» a pacificar lugares en conflicto,  «Las partes en conflicto, incluidas las potencias externas, también pueden sentir que pueden actuar con impunidad cuando no están bajo los focos de los medios de comunicación, agravando el problema, porque la comunidad internacional ha señalado, en cierto sentido, que ‘no le importa’. Como consecuencia, las atrocidades persistirán». Por tanto, la visibilidad puede ser crucial para el envío de ayuda humanitaria o apoyo a lugares en conflicto.

En Venezuela se está logrando un momentum importante que es la evidencia de la fortaleza y firmeza de la candidatura de MCM avalada por la mayor parte de la población por un lado y por el otro la de otra burla del régimen chavista a la comunidad internacional que de buena fe dio su aporte a una negociación para resolver la crisis en nuestro país. La actitud a partir de ahora del Reino de Noruega, los países garantes, acompañantes, OEA, UE y otros que participaron anteriormente no puede ser la misma frente a la mentira, el cinismo y contumacia del chavismo –Las declaraciones de J. Borrel van en ese sentido-

Por lo anterior, una sinergia entre la Gran Alianza Nacional y las acciones de la comunidad internacional va a ser fundamental y por tanto el compromiso nos incluya a todos, dentro y fuera, para lograr la aspiración del pueblo venezolano que es el retorno a la democracia con libertad, prosperidad y respeto a los derechos humanos. Las acciones de MCM y su equipó nos indican que vamos por buen camino

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