OPINIÓN

Venezuela Ultramar

por Andy Otero Andy Otero

Ilustración: Javier Otero

El otro día conversaba con un gran amigo venezolano que vive en París. Él no es economista, pero como buen descendiente de los fenicios tiene un agudo sentido económico similar al de los turcos. Le comenté que quería escribir una continuación a mi artículo anterior, “Los fantasmas económicos”, donde expuse la tesis de que Venezuela es realmente un país de 3 a 5 millones de habitantes económicamente activos y los otros 25 millones solo son fantasmas de la economía, que ni crean ni destruyen valor en el país. “¿Qué es lo que piensas escribir esta vez?”, me preguntó preocupado, agregando con mirada suspicaz, “¿a quién vas a insultar ahora?, pensaba que ya nadie quería saber de ti en Venezuela después de que nos llamaste fantasmas africanos. No creas que se me olvidó lo que escribiste acerca de la africanización del país”. Un poco molesto, decidí trancar la llamada.

Luego de un buen rato de meditación lo volví a llamar y le dije: “Quiero escribir sobre los venezolanos que se fueron, específicamente acerca de cuál sería el tamaño económico agregado de los millones de venezolanos que están desperdigados por el mundo y que han hecho hogar masivamente en los países que nos han abierto sus puertas”. Impulsado por una gran curiosidad acerca del posible resultado del proceso, concluí, “estoy investigando las economías y estructuras sociales de los países donde hay más de 100.000 venezolanos radicados y luego voy a aplicar una serie de premisas para calcular el PIB de esos millones de autoexilados como si fueran un solo país; ¿qué te parece?”, pregunté en forma retórica, para ahora sí finalizar la conversación con mi amigo parisino.

Quiero que trabajemos juntos las premisas y conclusiones de un sencillo modelo macroeconómico para visualizar un país imaginario llamado “Venezuela Ultramar” y para ello voy a compartir mis principales consideraciones. El primer factor por definir es el tamaño del nuevo país dado que existen cifras bastante contradictorias. Según el gobierno castro-chavista, de Venezuela no se ha ido nadie y más bien hay cola en las embajadas alrededor del mundo para emigrar hacia el mar de la felicidad. Otros factores, interesados en dramatizar la profunda crisis del país, reportan cifras de emigración superiores a los 7 millones. Después de una intensiva búsqueda, la cifra más común y con mayor sentido que encontré en línea, proveniente de fuentes decentemente calificadas, es de 5,7 millones de venezolanos que han dejado el país en los últimos 10 años en busca de una vida mejor.

Como siempre, debemos ser estrictos y corroborar nuestros números utilizando por lo menos una metodología alterna, por lo que hice una búsqueda de los números de inmigrantes venezolanos que maneja cada país, particularmente aquellos donde se reportan más de 100.000. Utilicé una cantidad de fuentes y archivos de periódicos nacionales e internacionales generando los siguientes números aproximados de venezolanos y PIB per cápita de cada país:

La primera observación del cuadro anterior es que el número de venezolanos en el exterior que se obtiene sumando la información de cada país, es muy similar al número de 5,7 millones que los medios manejan como cifra agregada. Sin embargo, solo multiplicar el número de venezolanos inmigrantes por el PIB per cápita de cada país y sumar los totales sería demasiado fácil, obvio y además nos guiaría a conclusiones erradas. Esto es porque hay una serie de factores que afectan la contribución de los venezolanos de manera diferente en cada una de las economías. Por lo tanto, y esta es una de las grandes maravillas del modelaje financiero, se pueden ajustar los números con factores arbitrarios escogidos solo por mi, ejem., por nosotros…

La situación de los venezolanos varía dramáticamente en cada país, así que voy a comentar los más relevantes. Colombia es el país con mayor cantidad de refugiados con una cifra cercana a 2 millones. Aunque el gobierno de Duque ha dado amnistía y permiso para que los venezolanos trabajen, muchos no se han integrado y viven economías de subsistencia. Por lo tanto, hemos asumido un factor de ajuste que considera que 60% de los venezolanos son entes económicos (muy superior al 15% en Venezuela) por lo que el PIB de los venezolanos en Colombia es de unos 6.000 millones de dólares norteamericanos. En Perú la situación está tensa con los habitantes locales ya que los venezolanos han llegado en masa a formar barriadas y competir por trabajos en los sectores más bajos de la sociedad peruana que todavía son muy numerosos. Dada la mayor dificultad para integrarse, el factor de ajuste en Perú es de 50%, por lo que calculamos el PIB de los venezolanos en 3.300 millones de dólares norteamericanos.

Estados Unidos y España son los receptores de inmigrantes venezolanos con mayor nivel educativo, muchos con carreras universitarias y trayectoria empresarial. Por lo tanto, aplicamos factores de ajuste que reflejan una mayor contribución porcentual en dichas economías. En consecuencia, el PIB agregado de los venezolanos en Estados Unidos es de aproximadamente 27.000 millones de dólares norteamericanos y en España de 10.000 millones de dólares norteamericanos. Se utilizaron criterios similares para los demás países. Como también pueden ver en el cuadro anterior, en el resto del mundo solo hay unos 250.000 venezolanos que se agregaron como un grupo y se utilizó el PIB per cápita mundial de 15.000 dólares norteamericanos utilizado por las organizaciones internacionales.

Después de esta larga diatriba, por fin llegamos al prometido desenlace. La suma de los números ajustados nos da que el PIB nominal 2021 de nuestro nuevo país “Venezuela Ultramar” es de 62.000 millones de dólares norteamericanos, 50% superior al PIB de 42.500 millones que estima el FMI para la República Bolivariana en 2021. La comparación es todavía más dramática a nivel per cápita, donde, “Venezuela Ultramar” lleva una clara ventaja con un PIB per cápita ajustado de 11.000 dólares, versus los escasos 1.500 dólares PIB per cápita de los bolivarianos. Saque usted sus propias conclusiones.