OPINIÓN

Venezuela suplidor confiable y seguro de petróleo y gas: una oportunidad en la coyuntura

por Juan Fernández Juan Fernández

El mundo vive días de angustia. La invasión de Rusia a Ucrania, un acontecimiento irracional, trajo de nuevo la guerra a Europa y puso en relieve aspectos relacionados de la dependencia energética, en especial de Europa, del suministro petrolero y gasífero de Rusia. Las pretensiones imperialistas de Vladimir Putin han mostrado la valentía de los ucranianos y nos hace recordar las luchas del pueblo venezolano en búsqueda de la democracia y la libertad de nuestro país.

Este conflicto ha incrementado de manera desmedida los precios del petróleo y el gas a niveles récord, lo cual plantea la evidente necesidad de la diversificación de las fuentes de suministro de hidrocarburos, dando a su vez un impulso al desarrollo de fuentes alternas y seguras de energía, dentro del marco de los objetivos del Acuerdo de Paris. De manera colateral las actuales circunstancias favorecerán la integración energética entre las naciones, un factor esencial para apoyar el sostenimiento de la economía global y su crecimiento. Por ultimo, destaca  la solidaridad y el apoyo tanto de los gobiernos democráticos como de sus  ciudadanos  con Ucrania, fijando la necesidad estratégica de aislar a los regímenes totalitarios, que permanecen en el hemisferio occidental.

La decisión del gobierno de Estados Unidos, de prohibir las importaciones de petróleo, derivados y gas ruso a su mercado, a la cual se ha unido el Reino Unido, así como la  visita de funcionarios de la Administración de la Casa Blanca a Venezuela, crea una serie de expectativas en cuanto a la reactivación de la industria petrolera venezolana. Intereses variados pretenden mostrar una posible recuperación de la producción bajo el régimen actual y sus marcos legal y fiscal, la cual no es factible, dado que ha sido el socialismo del siglo XXI, con su política  petrolera  y económica, el causante de la deplorable situación que hoy presenta dicho sector, ocasionando que Venezuela haya dejado de ser un suplidor seguro y confiable del mercado global de los hidrocarburos.

Venezuela es sin dudas el país más importante de Latinoamérica en materia de recursos petroleros y gasíferos. Por ello invitamos a reflexionar sobre la coyuntura actual, desarrollando acciones para que, con el apoyo de todos, tanto de la comunidad internacional a través de sus gobiernos como la sociedad venezolana, poder volver a ser la fuente y el suplidor de suministro seguro y confiable que espera y necesita el mercado energético. Esto, con una estrategia coherente, integradora, dentro y fuera del país, para recuperar el sistema democrático y abrir el camino para establecer las reformas estructurales a la economía del país.

Este documento resume aspectos determinantes del mercado energético actual, la importancia de Rusia como oferente al mercado, una rápida visión del contraste de Venezuela como suplidor confiable y la decadencia derivada del régimen actual por su modelo político y económico. La descripción de los requisitos y condiciones necesarias para recuperar y activar la industria petrolera y del gas, y de esta forma mostrar la potencialidad de las capacidades probables de corto y mediano plazo de suministro de hidrocarburos

1.Consideraciones iniciales

Tres consideraciones iniciales de carácter general sobre el mercado energético global y de Venezuela. La primera, está centrada sobre elementos y sus efectos en el mercado petrolero actual. La segunda sobre la Transformación Energética, una realidad que se ha instalado, necesaria fundamentada en los compromisos globales derivados del Acuerdo de Paris.  La tercera es sobre Venezuela y la perspectiva del cambio político y económico.

1.1 Mercado actual – Rusia

La drástica disminución de demanda ocurrida en el 2020 por la pandemia del COVID-19 condujo al mundo a una recesión global, lo cual aunado a la incertidumbre de la demanda futura de combustibles fósiles, produjo una reducción de inversiones por parte de la industria petrolera del 38% con respecto a los años anteriores. Debido a la rápida recuperación de la demanda en 2021, esa subinversión generó una inestabilidad en el mercado por la percepción de posibles problemas de suministro, alimentada en parte por el acuerdo de la OPEP+ de ir incrementando gradualmente su producción para mantener estrecho el balance demanda/suministro. Estos eventos llevaron al crudo Brent un precio de 90$/b a finales del 2021.

A la tendencia alcista del precio de los hidrocarburos de comienzos del 2022, se agregó la incertidumbre de cortes de suministro de hidrocarburos por la invasión de Rusia a Ucrania. De inmediato los países democráticos, defendiendo principios de soberanía y la libertad de Ucrania, condenaron la invasión. Estados Unidos y las naciones europeas acordaron rápidamente aplicar sanciones a Rusia tanto de índole colectivo como individual, por el momento de carácter económico/financiero.

Las sanciones aplicadas a Rusia, país relevante como productor de petróleo y gas, ha creado incertidumbre sobre el impacto de la geopolítica en los flujos petroleros, lo cual se ha traducido en un sustancial incremento del precio de los hidrocarburos que no se veía desde hace más de una década.

El incremento del precio se explica al ser Rusia uno de los principales productores de petróleo del mundo con 11 millones de barriles por día, y el mayor exportador de crudo y productos con 5 millones de crudo y 3 millones de productos de barriles por día, para un suministro total al mercado internacional de 8 millones de barriles diarios. En lo referente al gas, la producción se sitúa aproximadamente en 760 millardos de metros cúbicos de gas por año (bmca), exportando unos 240 bmca (23 millardos de pies cúbicos por día), de los cuales un 90% se envió a Europa y Eurasia. Los principales receptores de gas en Europa, con 40% de esas exportaciones, fueron Alemania, Italia, Francia, Polonia y Bielorrusia.

Por otro lado, desde el cuarto trimestre del 2021 el aumento del precio del gas ya se venía observando por las reducciones de entregas de Rusia a Europa, forzando la importación masiva de GNL, con la consecuente presión al alza del precio de la electricidad en Europa. El análisis geopolítico de esta reducción de suministro, se interpreta como una medida de presión de Rusia, dado su desacuerdo por la potencial incorporación de Ucrania a la OTAN como consecuencia de ser poder ser aceptado como miembro de la Unión Europea, y que desembocaron en la invasión, llevando el precio del gas europeo a niveles de 60 $/millón de BTU.

En cuanto al mercado de Estados Unidos, durante 2021 este país importó en total 8.5 millones de barriles diarios de crudo y productos, de los cuales 6,1 millones fueron de crudos y 2,4 millones de productos. La participación de Rusia en la importación de crudo y productos fue 672 mil barriles diarios, de los cuales 199.000 fueron de crudos livianos/medianos. Al mercado de  la Costa Oeste fue el mayor volumen recibido, 92.000 barriles diarios y de productos fueron 473.000 barriles diarios, mayormente productos sin terminar, 354.000 barriles por día, y componentes de gasolina, destilados y fuel oíl de alto azufre. Este volumen ruso de 672 mil barriles por día los ubicó como tercer país exportador a Estados Unidos, después de Canadá (alrededor de 4 millones de barriles diarios) y México (711 miles de barriles diarios).

Es importante destacar que la importación de productos rusos sin terminar se incrementa a partir de la caída de las importaciones de crudo pesado venezolano por efecto de las sanciones (12 mbd en el 2000 creciendo hasta 354 mbd en 2021), por las limitaciones de transporte de crudo canadiense para suplir el déficit de la Costa del Golfo PADD3 (Petroleum Administration Defense District) y la reducción del suministro por parte de México y Colombia.

Tradicionalmente la costa del Golfo de Estados Unidos (PADD3) ha sido importante cliente para Venezuela, por su cercanía y la capacidad para procesar crudos pesados en las refinerías allí ubicadas. Por cierto, una parte significativa de esa capacidad para procesar crudos pesados fue construida gracias a la garantía de suministro de Venezuela como suplidor seguro y confiable y a las economías de los esquemas de conversión profunda de crudos pesados.

Otro aspecto por destacar sobre Rusia se refiere a la dependencia de su economía en cuanto a la exportación de materias primas y su alta dependencia de las exportaciones de petróleo y gas. El PIB ruso (378 millardos de euros, en el 3 trimestre 2021), es menor al del estado Texas de Estados Unidos y similar al de España. La capacidad de resistencia a las sanciones y restricciones aplicadas a los rusos será determinada por del impacto en su economía. El primer efecto que se visualiza es el posible incumplimiento de sus obligaciones de pago de la deuda, y posteriormente dependiendo la extensión del conflicto, la recesión económica y disminución del nivel de calidad de vida de la población. En cuanto al sector de petróleo y gas, la salida de empresas petroleras internacionales y el panorama negativo de la economía, podrían reducir su suministro  al mercado, presionando aún más al alza el precio de los hidrocarburos.

El aumento del costo de la energía  en los últimos meses ha causado el crecimiento de los índices de precios. La inflación considerada de carácter coyuntural por el desbalance temporal entre oferta y demanda, hoy los bancos centrales la consideran estructural y si el conflicto ucraniano se mantiene, podría originar de nuevo una recesión global, con consecuencias negativas aún más críticas que las vividas durante la pandemia del COVID, afectando productores y consumidores.

1.2 Transición energética.

La transición energética a nivel global llegó y se ha instalado como una necesidad y un compromiso para reducir los efectos negativos del calentamiento global por la emisión de gases de invernadero, de manera de cumplir los compromisos derivados del Acuerdo de Paris.. La transición energética requiere de un proceso ordenado de transformación, donde la energía fósil como hoy la conocemos disminuirá muy probablemente su peso como fuente del portafolio energético siendo sustituida parcialmente por nuevas formas de energía mas amigables con el ambiente y de las renovables. Este proceso nos señala una ventana de oportunidad para nuestros recursos de hidrocarburos por un tiempo razonable y limitado.

La aparición de nuevas tecnologías, nuevos procesos y productos derivados de los hidrocarburos a su vez más limpios y amigables con el ambiente, como amoniaco, hidrógeno azul, la captura y almacenamiento de carbono, podrán ampliar la duración de esta ventana del petróleo, y el esfuerzo del sector de los hidrocarburos invirtiendo en investigación y desarrollo, para tales fines. Producto de la descarbonización, veremos cambios en los procesos de producción, refinación, industrialización y generación eléctrica, los cuales deberán ser adaptados y serán a su vez exigencias de los consumidores, con marca de responsabilidad ambiental por la reducción de emisiones y captura de dióxido de carbono.

No obstante, en el corto y mediano plazo los hidrocarburos mantendrán su importancia, ya sea como combustibles o como materia primas para la producción de los materiales requeridos para el desarrollo económico de los países. Por lo que se requiere reactivar la búsqueda de fuentes de energía que aseguren un suministro confiable y seguro a los mercados.  Europa probablemente es la más llamada a diversificar su dependencia del suministro de energía ruso, lo cual muy probablemente traerá un reordenamiento del mercado energético. Es de esperar, sobre todo por el lado del suministro, acciones y planes relacionados con la autosuficiencia energética y el aceleramiento de la diversificación de fuentes de suministro.

1.3 Venezuela cambios imprescindibles

Se hace imprescindible un cambio político y económico en Venezuela. Un gobierno democrático estará en la obligación de dar prioridad a las necesidades de los ciudadanos, para así saldar el pasivo social heredado del régimen actual. El gasto y la inversión pública serán medulares para tales fines, los recursos requeridos son inmensos y deberán ser atendidos con urgencia en las áreas de salud, alimentación, seguridad ciudadana, educación e infraestructura de servicios. La renegociación de la deuda externa e interna y alcanzar acuerdos con las agencias multilaterales, de índole comercial entre países y mercados, serán tareas arduas y de prioridad, al igual que la reinstitucionalización y los cambios estructurales necesarios para regresar a la independencia de los poderes públicos. También será necesario desarrollar un estado de bienestar adecuado para los venezolanos, con el objeto de salir de los niveles actuales de pobreza de la población. Y, por último, habrá que crear un clima de paz social para dar estabilidad y apoyo a la política de transformación y cambio de la nación.

La acción imprescindible para salir de la crisis económica y social del país se centra en la aplicación de un nuevo modelo económico de desarrollo, el cual deberá estar apalancado por el empoderamiento de todos los sectores productivos del país, para ser manejados con eficiencia y eficacia y con la participación abierta del sector privado tanto nacional como foráneo. El objetivo, es generar empleo, inversión  y riqueza, para garantizar una base de ingresos a la nación y liberar los efectos multiplicadores dentro de la sociedad.

La descapitalización y el nivel de destrucción del sector de los hidrocarburos en Venezuela, así como la falta de condiciones estables, claras, transparentes y de seguridad jurídica actuales, hacen que la recuperación y la vuelta a la institucionalidad perdida sea una esfuerzo inmenso. Sin embargo, realizable dada la base de recursos de Venezuela. Por ello el modelo económico debe cambiar del estado empresario al ciudadano productivo y emprendedor.

2. Tradición de Venezuela como suplidor seguro y confiable

Venezuela hasta la llegada de Chávez, fue siempre una fuente de suministro confiable, cumpliendo con sus obligaciones y exportando sus crudos y productos a sus clientes  y mercados. En momentos de conflictos bélicos como en la II Guerra Mundial, el embargo árabe, e inclusive en graves crisis por eventos de la naturaleza, Venezuela siempre estuvo presente con su suministro. Igualmente, el país desarrolló mecanismos y acuerdos de suministro entre los países de la región, como lo fue el Acuerdo de San José para reducir la factura petrolera de los países involucrados, aprovechando acuerdos de intercambio comercial para el desarrollo interno en Venezuela. Venezuela fue durante muchos años el primer exportador del mundo; en lo relativo a Estados Unidos y a nuestro mercado natural de la Costa del Golfo, estuvo entre los primeros países proveedores, inclusive realizando o promoviendo inversiones para procesar crudo venezolano. El proceso de nacionalización petrolera en 1976 es ejemplo y referencia histórica en cuanto al traspaso de las actividades de las empresas petroleras transnacionales al Estado venezolano. La aprobación de la adquisición de Citgo por parte del gobierno de Estados Unidos a una empresa estatal de otro país como Pdvsa fue un ejemplo en su  industria  y referencia en la geopolítica de la región. El éxito del proceso de apertura petrolera por parte del gobierno democrático que causó multimillonarias inversiones en el país y permitió incrementar la producción de crudo, a través de asociaciones y convenios con empresas petroleras internacionales, en más de 1 millón de barriles, fue otro ejemplo de la confianza depositada en el país, como una fuente segura y confiable.

3. La Revolución bolivariana, descalificada como suplidor seguro y confiable

Las acciones desde la llegada al poder de Chávez y que han continuado con el régimen de Nicolás Maduro, han tenido siempre la intención de hacer un uso político del petróleo con el propósito de expandir la llamada revolución bolivariana, el socialismo del siglo XXI. El petróleo en lugar de haber sido usado para desarrollo económico y social del país, ha venido siendo usado como un instrumento político, claro ejemplo de esto son acuerdos como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), Petrocaribe, Acuerdo con Nicaragua, Cuba, etc.

Los sucesos ocurridos desde los inicios 2002 descapitalizaron a Pdvsa por la pérdida del conocimiento operacional, comercial, financiero y gerencial de la empresa, resultado del régimen haber despedido ilegalmente a miles de sus trabajadores. Los cambios legales y fiscales del sector hidrocarburos, de índole regresivo para la inversión en hidrocarburos, así como la política del “exprópiese” con estatizaciones cuya controversias fueron resueltas por la vía del arbitraje y que han generado la obligación de pagos multimillonarios a las empresas afectadas para compensar los daños económicos, han conllevado a la industria petrolera venezolana, que producía 3,3 millones de barriles por día en 2002 y exportaba más de dos millones de barriles al mercado internacional, a la situación actual con una industria quebrada en situación de impago de sus deudas, en proceso de desmantelamiento, con una producción para febrero 2022 de 680.000 barriles por día, que solo atiende con dificultad al mercado de China y Cuba.

Simultáneamente, el régimen ha venido realizando alianzas políticas con Rusia e Irán, cuya política busca continuamente desestabilizar a Occidente y sus Democracias, más la presencia confirmada de Hezbolá y la guerrilla colombiana en la zona sur y en las fronteras del país.

Adicionalmente, como es público y notorio, el régimen de Maduro está sometido a un proceso de investigación por parte de la Corte Penal Internacional por violaciones de los derechos humanos, de hecho no hay legitimidad del régimen ni de las instituciones que lo soportan. En 2020, la Fiscalía General de Estados Unidos anunció la presentación de cargos en tribunales de su país contra Maduro por los delitos de conspiración para el narcoterrorismo, conspiración para la importación de cocaína, y tenencia de armas y otros artefactos destructivos. A lo anterior se suman otras acusaciones contra altos dirigentes y funcionarios claves del régimen de Maduro, acusados en diferentes países por lavado de dinero, corrupción, narcotráfico. En Venezuela no existe la separación de poderes, el Poder Judicial, Legislativo, así como los otros poderes del Estado son controlados por el Poder Ejecutivo, lo que implica un elemento esencial para ser suplidor seguro y confiable.

Las sanciones de los países democráticos al régimen venezolano, originadas por la usurpación del poder por parte de Maduro, la violación de los derechos humanos, fraudes electorales etc., han traído como consecuencia la desinversión en el sector petrolero, así como la caída de la actividad industrial del país. A las demandas a la cuales Pdvsa está sometida y su nula capacidad operativa y financiera, se agrega al deterioro a la cual la industria petrolera ha venido siendo sometida, un ejemplo de lo anterior es el chatarreo de sus instalaciones, ocasionando el desmantelamiento de su plataforma de operaciones.

Lo anterior, es evidencia sólida de las severas restricciones que confirman la descalificación, bajo el actual régimen, de convertirnos en un suplidor seguro y confiable al mercado.

4. Condiciones requeridas para ser suplidor confiable y seguro

Considerando la grave crisis económica a la cual está sometida Venezuela, por la aplicación de un modelo económico cuyo fracaso es evidente, el cambio de modelo económico actual es imprescindible para crear las condiciones que incentiven un crecimiento económico  y diversificado del país. Debemos establecer un país del siglo XXI, tal como indicamos en las consideraciones iniciales, donde el gobierno se centre por un lado en sus responsabilidades sociales, educación, seguridad, salud, y por otro lado ser facilitador transparente y garante para establecer condiciones, lo más rápido posible, para promover el  emprendimiento  privado nacional e internacional, como un factor de salida de la crisis económica y enrumbar al país de nuevo hacia el crecimiento económico y social.

En cuanto al sector de los hidrocarburos, son evidentes sus pésimos resultados, el fracaso continuo de Pdvsa, en cualquiera de los indicadores, operacionales, comerciales y financieros, por estas razones hoy en día Venezuela ha dejado de ser un participante significativo del mercado petrolero, de hecho, no ejerce ninguna influencia real en el mismo.

Lo anterior, luego de 20 años de abandono de la empresa y de la falta de cumplimiento de sus obligaciones de socio mayoritario en las distintas empresas constituidas con los participantes privados foráneos de la apertura petrolera, así como su alto nivel de endeudamiento, implica que los recursos requeridos para su recuperación son de miles de millones de dólares, no disponibles por parte de Pdvsa y su accionista el Estado venezolano.

Las opciones de inversión del sector de los hidrocarburos tanto a nivel regional como global cada vez son más competitivas, los países petroleros buscan maximizar la producción para monetizarlas. Las empresas petroleras e inversionistas del sector, dado el proceso de transformación energética, incluyen además del tradicional retorno, el tiempo de la recuperación de la inversión como un indicador clave para favorecer la inversión.

Venezuela para desarrollar su potencialidad como productor de hidrocarburos debe considerar el diseño e implantación de un marco legal y fiscal flexible, transparente, atractivo y progresivo, que le de seguridad a los inversionistas, que sea competitivo a nivel mundial, permitiendo una justa y adecuada captura de la renta para la nación y un retorno atractivo para el inversionista.

Por lo tanto, es necesario reemplazar el marco legal y fiscal existente que maximiza la participación del estado, la cual es una de las mayores del mundo (90% de participación del Estado, conocido como Government Take). La fiscalidad actual del sector de los hidrocarburos, no resulta en un retorno económico de suficiente certidumbre en periodos de precios bajos a la inversión y solo permite viabilidad económica en situaciones de precios altos. La madurez de los yacimientos venezolanos y la competencia por financiamiento de los proyectos a nivel mundial requiere de un esquema de regalías que responda a las situaciones cambiantes de precios, de cálculo sencillo y en el cual es muy importante que en su aplicación sea mínima la discrecionalidad del regulador. A pesar de las circunstancias de alto precio de los hidrocarburos y la actual incertidumbre sobre un suministro seguro y confiable, siempre será necesario que las oportunidades para invertir ofrezcan expectativa de rentabilidad y permanezcan con vigencia en el tiempo, indistintamente del tamaño de las reservas, pero si considerando la calidad de estas, un factor el cual toma relevancia cada vez mayor en el mercado actual.

La seguridad jurídica es esencial y una exigencia de los inversionistas, su funcionamiento solo ocurre adecuadamente cuando existe una separación de los poderes públicos que garantice el equilibrio e independencia entre los mismos, es decir con Democracia. Sin ese elemento, es muy difícil atraer inversionistas al país. Será necesario la creación de  organismos  regulatorios negocio del petrolero técnicamente sólidos, de alta reputación, ascendencia, credibilidad y con procesos transparentes.

La próxima etapa de la industria de los hidrocarburos en Venezuela debe maximizar el rol del gas natural, sustancia que cobra mayor importancia en la transición energética y brinda oportunidades de desarrollo de la economía del país. Para ello será necesario modificar la regulación existente en las actividades aguas abajo, de manera que permitan la conformación de esquemas de formación de precios y tarifas sostenibles, que permitan la industrialización de este hidrocarburo bajo una economía de mercado. En cuanto al aguas arriba del gas asociado, se debe establecer un marco legal, fiscal y regulatorio que promueva la producción y el aprovechamiento del gas natural, no solo porque es el más abundante en nuestras cuencas, sino porque también es el más conveniente por su valor y ubicación geográfica.

En el proceso de recuperación y activación de la participación privada, será necesario definir una estrategia de protección ambiental que cubra la remediación del daño existente y reglas estrictas para operar. Esa estrategia debe estar conceptualizada de manera que los esquemas de financiamiento correspondan todos a los inversionistas en el negocio y la política ambiental del gobierno desarrollara incentivos de carácter fiscal para maximizar al sector privado y no queden . El gobierno podrá implementar incentivos de carácter fiscal para que no queden pasivos ambientales que el estado deba afrontar. De esta manera nos acercamos a estándares internacionales y los proyectos se hacen más financiables ante las exigencias actuales de los mercados de inversión.

Estas condiciones expuestas de manera general se hacen imprescindibles. El momento exige mayor nivel de participación del sector privado en toda la cadena de valor del  negocio, separación de poderes partiendo de la seguridad jurídica, reformas económicas, cambios legales y fiscales con la promulgación de nuevas leyes para la industria de los hidrocarburos. Todo ello para respaldar los cambios al modelo económico del país

5. Potencialidad Venezuela suplidor seguro y confiable

Venezuela posee el potencial para volver a tener la importancia que le corresponde en el mercado petrolero. Bajo las condiciones actuales de la industria, su recuperación deberá comenzar con un análisis de la situación de los activos de producción, como paso previo a la generación de planes firmes de desarrollo. Cada operador deberá analizar la situación de su activo, incluyendo la data de subsuelo, la disponibilidad y condiciones de los pozos y  la necesidad de adecuación de facilidades de producción. Su plan de desarrollo incluirá la incorporación de las tecnologías adecuadas para el caso, el nivel de actividad y la simulación de escenarios de producción. La viabilidad de esos escenarios estará dada una vez que se sometan a la evaluación económica corrida con el marco fiscal vigente.

Venezuela reporta como reservas probadas de petróleo una cifra del orden de los 300 millardos de barriles, siendo el 86% de este volumen crudos extrapesados, los cuales requieren de un esfuerzo particular en dilución para su transporte y mejoramiento a fin lograr su colocación en el mercado. Las reservas de condensados, livianos y medianos se ubican en el orden de 23 millardos de barriles y serian también parte importante de la producción esperada en la eventualidad de una recuperación. De hecho, la producción de crudos pesados y extrapesados está en gran medida determinada por la disponibilidad de crudos más livianos para su utilización como diluente.

Para este documento se presenta una visión del potencial de Venezuela en cuanto a la producción de petróleo como un ejercicio técnico, sin las limitaciones que la economicidad o el mercado pueda establecer. El ejercicio incluye costos de perforación de nuevos pozos, construcción o adecuación de facilidades de producción y adecuación de los mejoradores de crudo, pero no considera inversiones en infraestructura. El pronóstico de producción está basado en pozos tipos acordes con la historia de producción de las cuencas venezolanas y naturalmente es función estricta del número de pozos que se asuman. En este respecto, el número de pozos ha sido asumido más por criterio de capacidad de ejecución y probabilidad de ocurrencia que por limitaciones de las reservas.

Análisis de mercado realizados donde se consideraron la producción de los países competidores y la demanda de los países importadores, indica que una producción de crudo extrapesado de 1,6 millones de barriles por día es el límite para mantener precios, a niveles que permitan la rentabilidad de la producción diluida de crudos extrapesados y la operación de los mejoradores.

La faja etrolífera del Orinoco es el mayor reservorio de crudos pesados del mundo y su potencial de producción está limitado por el mercado de sus crudos, pero no por sus reservas. El mercado de crudos de la faja se irá reduciendo en el tiempo a medida que se implanten restricciones ambientales que restrinjan la utilización del coque producido en los procesos de mejoramiento y refinación.

Con base en lo anteriormente citado, presentamos la simulación de dos escenarios para un periodo de 10 años, que difieren por el nivel de actividad en la Faja, en uno se perforan 600 pozos por año y en el otro 800, el primero es un nivel de actividad similar al histórico y el segundo es un esfuerzo más alto y limitado por premisas de mercado. En el primer caso Venezuela podría alcanzar una producción para el final del periodo de 2,3 millones de barriles por día con una inversión a valor de hoy del orden de 70 millardos de dólares, y para el segundo de los escenarios estas cifras serían 2,7 millones de barriles por día y 85 millardos de dólares. Para ambos casos, la producción de condensados y crudos livianos y medianos se estima en unos 520.000 barriles por día para el final del período, y la producción en la Faja alcanza 1,1 y 1,5 millones de barriles diarios respectivamente. En ambos escenarios sería factible que Venezuela alcance en un año la producción de un millón de barriles diarios, lo cual significa un aumento de 400 mil barriles diarios con respecto a la data de fuentes independientes sobre la producción actual de Venezuela y las oportunidades aprovechables en el muy corto plazo.

En cuanto a los mejoradores de crudos de la faja, se estima que habría que invertir entre 1.700 y 2.000 millones de dólares para alcanzar sus niveles normales de operación. Los cuatro mejoradores de crudo extrapesado tienen una capacidad de procesamiento de 630 mil barriles diarios para producir 350 mil barriles diarios de crudos livianos, medianos y 210 mil barriles diarios de crudos pesados.

Lo crudos livianos y medianos podrían sustituir en el sistema de refinación europeo al crudo Ural y los pesados podrían ser procesados en los sistemas de alta conversión de la costa del golfo de Estados Unidos, tal como se hacía en el pasado.

Con relación al gas natural, Venezuela también presenta una potencialidad de crecimiento, aunque más limitada que en el caso del petróleo. Se reportan reservas probadas de gas en el orden de los 250 billones de pies cúbicos, de los cuales, el 85% corresponde a gas asociado al petróleo, y donde la viabilidad económica de su explotación esta apalancada por el valor comercial del crudo y del gas. El incremento de la producción de crudo generaría un crecimiento de la producción de gas que podría estimarse en 7.000 millones de pies cúbicos por  día (MMpcd). La disponibilidad de ese volumen para el mercado dependería de los requerimientos de gas en las operaciones de producción y en la demanda doméstica, la cual  se  espera responda con un crecimiento como consecuencia del crecimiento de la economía nacional.

Un impulso a la producción de gas natural podría provenir de un esfuerzo adicional en los yacimientos de gas no asociado y en los de muy alta relación gas-petróleo. El campo Perla, situado en Golfo de Venezuela y con reservas probadas de 11 billones de pies cúbicos, actualmente produce un poco más de 400 MMpcd, pero con potencial para un adicional de 500- 600 MMpcd en una segunda fase de desarrollo, la cual no se ha materializado por falta de acuerdos contractuales.

Los cuatro campos en el Norte de Paria contienen 16 billones de pies cúbicos de reservas probadas de gas, los cuales tienen una potencialidad para 1.200 MMpcd, volumen que, en función de las necesidades del mercado interno, podría monetizarse en el corto-mediano plazo por la vía de exportación a Trinidad (Atlantic LNG). Un volumen de menor magnitud, y que necesariamente tendría que ser monetizado vía Atlantic LNG, son los 300-400 MMpcd que provendrían del Campo Loran en la Plataforma Deltana.

En resumen, en el corto plazo Venezuela no puede contribuir con la solución del problema internacional generado por la dependencia del gas natural proveniente de Rusia, sin embargo, en el plazo de 2-3 años, el país podría exportar entre 1.000 y 1.200 MMpcd, si se dieran las condiciones adecuadas para la participación del capital privado.

Claramente, como ha sido indicado a lo largo de este documento, la participación privada es esencial y en este sentido se requiere una estrategia para atraerla, e incluso dar confianza a los mercados sobre la disponibilidad de suministro venezolano. Entre los primeros pasos del proceso deberá existir un consenso nacional que permita realizar las reformas legales y fiscales requeridas, así como un gobierno legítimo y legalmente constituido para dar la confianza necesaria a los inversionistas.

La participación de Pdvsa en las operaciones aguas arriba debe reducirse con la transferencia total o parcial de su posición accionaria. Esta transferencia se podría realizar mediante la venta directa de la participación de Pdvsa en las empresas mixtas, así como lo que actualmente maneja bajo la figura del esfuerzo propio. Esto tendría que ser realizado a través de un proceso de valoración transparente y un sólido análisis técnico/económico de respaldo, y  podría realizarse por medio de mecanismo de intercambio de deuda por participación accionaria. Al final, se aliviaría la presión financiera a la cual está sometida Pdvsa e inclusive le podría permitir la disponibilidad de recursos para el esfuerzo que permanezca bajo su responsabilidad. Con esta acción se transferiría al privado el control operativo de la mayor parte de los activos de producción del país.

Otra iniciativa que se recomienda es la inclusión de terceros en las actividades de la cadena de valor intermedia y de aguas abajo, referidas al transporte, almacenamiento, procesamiento, refinación y comercialización, cambiando de esa manera el rol de Pdvsa y empoderando a los organismos reguladores en sus funciones de garantizar la competitividad y la sinergia entre todos los actores y usuarios de la industria para asegurarle a la Nación el aprovechamiento óptimo de sus recursos.

6. Conclusiones

Del análisis realizado y expresado en este documento “Venezuela un suplidor seguro y confiable de petróleo y gas: una oportunidad en la coyuntura”. Concluimos con convicción que es posible que Venezuela vuelva a ser un suplidor y actor significativo en el mercado energético.

Para conseguir ese objetivo, el cual hoy en día por las circunstancias que vive el planeta, en la búsqueda de una diversificación del suministro estable de hidrocarburos, es indispensable un cambio del sistema político y del modelo económico actual venezolano. Sabemos que el proceso de transformación energética llegó para quedarse, lo cual determina una ventana de oportunidad en cuanto a los hidrocarburos que Venezuela no puede continuar desaprovechándola. La investigación y el desarrollo tecnológico determinará en alto grado como en los próximos años, la composición del portafolio de consumo energético, por estas razones Venezuela  deberá adelantar el cambio político y un nuevo esquema de desarrollo económico a la mayor brevedad.

En lo político es indispensable volver al sistema democrático, cuya primera acción es devolver la dignidad a los ciudadanos, con un gobierno que atienda al pasivo social heredado del régimen actual. Para aliviar esa presión social, es indispensable un cambio de modelo económico enfocado en crear riqueza para salir de la crisis, siendo el emprendimiento y la participación privada palanca para lograr el objetivo. La garantía de un estado de derecho, la separación clara de los poderes públicos, la transparencia del manejo de lo público, las regulaciones, leyes y normas con visión de futuro son esenciales.

En lo económico, un modelo abierto a la inversión privada en todas sus fases, con el ejercicio del control de la actividad del negocio. Para reactivar la industria petrolera en Venezuela es indispensable una fiscalidad flexible y acorde que permita tener una participación justa y adecuada del estado y a los inversionistas un rendimiento cónsono con los riesgos de inversión y del mercado.

La potencialidad de Venezuela se centra en la viabilidad económica de sus recursos de petróleo y gas, y en la capacidad de volver a producir volúmenes importantes de hidrocarburos para los mercados interno y externo. Al mismo tiempo se debe procurar un proceso de transformación interna, por la vía del aprovechamiento del gas, lo cual también requerirá de importantes inversiones y servirá para generar empleo y desarrollo económico.

Esta oportunidad ciertamente válida desde ya en lo técnico se materializa con el apoyo externo e interno, necesario para lograr el cambio político y del modelo económico. Venezuela puede aspirar a la creación de un estado de bienestar para sus ciudadanos, borrando todo el atraso que el totalitarismo y la autocracia le han impuesto a los venezolanos, y al mismo tiempo, regresar a su posición suplidor seguro y confiable.