OPINIÓN

Venezuela no habla de política 

por Jorge Francisco Sambrano Jorge Francisco Sambrano

El país se cae a pedazos y es más que evidente. Decirlo es ya algo cotidiano y recurrente y el qué hacer ante esto, es lo que espera la gente. El piloto gobiernero le aumenta la velocidad al vehículo sin freno llamado superinflación y la pista económica se destruye cada vez más. Estos días son decisivos para muchos. Una puerta rechina a punto de cerrar y un nuevo capítulo se abrirá en esta tierra de libertadores. El país aumenta sus exigencias y los ciudadanos aún más. Debemos estar a la altura de las circunstancias y si no «picha y apártate», como dirían los beisbolistas.

Una de las decisiones más trascendentales y de imperiosa necesidad es darle respuesta inmediata a las distintas interrogantes que hoy agobian a la ciudadanía venezolana. Hasta al más académico la frustración lo domina. La gente pide claridad, respuestas y más aún, unión entre los distintos factores que hoy lideran el sentimiento de cambio. La abstención sin acción es nula; «quiero salir a bailar y tú no quieres, entonces, dame otra opción porque quiero salir», es un ejemplo básico de lo que está sucediendo hoy en Venezuela.

La manera de hacer política, que es el principal problema a resolver inmediatamente, se ha de reformular de una forma irrestricta para los escenarios venideros. Uno de los principales culpables de que actualmente esté tan desvirtuada y manchada, es la presencia y criterio de los militares en ella. El pensamiento de «el que no está conmigo, está en mi contra» ha hecho el mayor de los daños. Así­ como el sistema chavista que nos considera un enemigo a convertir en «polvo cósmico» por no pensar como él, también la llevan muchos de nuestra acera.

Más allá y cayendo en el terreno álgido, estrafalario y tumultuoso de la “sociedad civil” escondida en la baranda a conveniencia, encontramos una gran dosis de odio inmensurable que raya hasta en lo prepotente hacia sus contrapartes. Un odio acérrimo e incorregible como si se tratara de un enemigo a aniquilar como dijo hace mucho tiempo el intergaláctico destructor.

Al parecer ese discurso está rindiendo sus frutos. ¿Exagerado? Pues así está la «sociedad».

Sin embargo, hago algunas preguntas políticamente incorrectas ¿en serio la hipocresía es tan fuerte como para pensar que la lucha es de un solo sector?, ¿de verdad siguen creyendo que la lucha es por el espejismo de pequeñas reivindicaciones? Pues, la soledad en estos momentos no es buena aliada y la crítica acéfala mucho que menos.

Simple y banal farándula escandalosa disfrazada de política, la catarsis divisionista desde grupitos de WhatsApp, el interminable círculo vicioso de buscar la razón absoluta, liberando desmesuradamente esas pasiones ocultas contra líderes de la misma trinchera ha ocasionado que el respaldo popular vaya en declive. La búsqueda de más «RT», «likes» o «aplausitos» en la política del insulto y la destrucción no hace que el régimen se debilite sino que, lo fortalece.

Entre las diversidades de pensamientos, es una victoria consolidar una razón y un criterio. Pero, las distintas ideas e ideologías presentes dentro de la oposición venezolana, desatan las emociones más oscuras y resentidas y es allí­, donde olvidamos el debate de altura y comenzamos a puntualizar, señalar, escandalizar e incluso comentar despectivamente a todo gañote y con «autoridad» a quien, con mucho sudor, de una forma u otra, ha luchado a mi lado en contra de este régimen.

Debemos empezar a controlar las vísceras y usar la lógica y la razón para poder avanzar. Luego del veinte, la política tiene que renacer desde sus cenizas más consumadas. Se ha de cultivar la lubricación para accionar en escenarios distintos a las redes sociales porque ellas, no derrotaran al régimen.

Se ha de quitar el collar del orgullo, los aretes de reconcomio y de resentimiento y empezar a reconocer al compañero que está luchando de una manera distinta pero, luchando al fin y al cabo. Debemos acercar y aceptar a aquellos disidentes y revolucionarios traicionados porque sus banderas fueron defraudadas por esta dictadura desde hace mucho tiempo atrás. Ellos ya están en nuestra acera y debemos reconocerlos como iguales.

El ambiente político que se vivirá en Venezuela tiene que lustrarse desde la verdadera construcción de ideas y en la guía de los ciudadanos en una ruta clara y concisa. Se ha de recorrer incansablemente los sectores más desposeídos, más críticos, más abandonados por este régimen y recuperar la credibilidad y el respaldo que está desteñido. El verdadero liderazgo opositor se va a medir luego del veinte. El Éxodo será masivo y se verá, si el compromiso era con el país o con el bolsillo.

Debemos empezar a articular desde las bases con nuestra gente, ese sentimiento de cambio y democracia y tener nuevamente la mayoría que perdimos. Las tensiones se agudizarán más y más si la política no renace desde sus cimientos y se concluye definitivamente que, en estos momentos es mejor pensar tres veces antes de hablar porque «el que escupe para arriba, corre el riesgo de caerle la saliva en la cara».

@JorgeFSambrano

#RendirseNoEsUnaOpcion