- «El gobierno no puede resolver el problema. El problema es el gobierno».
- «El gobierno no soluciona problemas; los subsidia».
Ambas frases son del expresidente norteamericano Ronald Reagan, quien tenía una concepción del Estado limitada. La razón es sencilla, no es necesario detenerse en analizar vertientes económicas o de rendimiento para interpretarlo: a mayor tamaño del Estado, mayor dependencia gubernamental, y mayor incidencia en la vida de los ciudadanos tienen los gobernantes.
El simple hecho de que un candidato en su discurso empiece a perfilar la idea del engrandecimiento del Estado, ya debería empezar a verse con sospecha, pues la intención siempre es la misma: manejar la mayor cantidad de recursos e instituciones, para poder pisotear a los ciudadanos.
El socialismo, esa etapa eterna previa el comunismo que nunca se termina de consolidar, consiste en esa acumulación de recursos de poder, ¿y cuál es el primer recurso de poder en cualquier sociedad?: el dinero.
El dinero mueve al mundo, es un presagio popular bastante acertado. Si un Estado logra hacerse dueño de las empresas, de la justicia, de la ley, de la información y de la verdad, se habrá convertido entonces también en dueño de tu vida; he allí la importancia de la empresa privada, allí radica el valor de la independencia económica para combatir autoritarismos.
Venezuela es el caso más reciente y trágico de agrandamiento del Estado y dominio estatal, esta leve pero sostenida acumulación de los medios de producción durante décadas, terminó con el chavismo convirtiéndose en la única forma de que una mayoría considerable de la población obtuviese alimentos a través de un sistema de humillaciones llamado: Comité Local de Abastecimiento y Producción; mejor conocido como las Cajas CLAP; si el gobierno es el único que puede darte de comer, difícilmente te vas a enfrentar a él.
Con Chávez en Venezuela se comenzó a expropiar tierras y establecer precios fijos, esto dañó el agro del país, y tras muchos años de expropiaciones, mala gestión económica, inflación inducida por la creación de dinero sin respaldo, se destruyó el “Bolívar”, la moneda venezolana, y con ello la economía, la industria, y la capacidad adquisitiva del venezolano.
Esta destrucción progresiva de la independencia financiera permitió que el gobierno tomara cada vez un mayor control sobre la vida y las decisiones de los ciudadanos; el Estado se hacía cada vez más grande y rico, mientras los ciudadanos eran cada vez más pobres y dependientes.
El socialismo es una doctrina ideológica nociva y despiadada, pues se basa en un discurso “igualitario”, de resentimiento social, de “lucha de clases”, para poner las manos sobre las riquezas de los privados, apropiárselas, y luego repartirlas en la clase gobernante, mientras asfixia económicamente al resto de la población, hasta culminar en hambrunas, delincuencia organizada, guerras sociales y migraciones forzosas.
Un momento clave para la historia de Venezuela es el año 2004, en ese entonces Hugo Chávez enfrentaba a un referéndum que podía destituirlo del poder, su popularidad había bajado considerablemente por la toma de decisiones autoritarias, expropiaciones, y el paro petrolero organizado un par de años atrás.
Sabiéndose perdido por las encuestas que le brindaban un rechazo superior a la aprobación, Chávez buscó consejo una vez más en Fidel, el líder cubano le recomendó retrasar los comicios el tiempo que fuera posible, mientras ponía en práctica la receta mágica: empezar cuanto antes con las misiones sociales y elaborar una campaña propagandista en torno a las mismas, cubrir las necesidades de 6 millones de personas (el grueso electoral que necesitaba para seguir adelante con su proyecto político). Acumular entre empleados públicos, y beneficiarios de misiones ese número, luego asegurarse de que todos ellos acudan a las urnas de votación, entonces la victoria sería inexpugnable.
Una ecuación bastante sencilla, efectivamente los comicios se retrasaron hasta que Chávez aseguró el apoyo suficiente para efectuar las elecciones, y al momento de darse, ganó con suficiencia, proclamándose una vez más como un “líder democrático”.
Siempre, sin excepción, entre más grande sea el Estado, mayor riesgo se corre de que se convierta en un Estado autoritario, pues comienza alojando simpatías y lealtades acrecentando la cantidad de ministerios, oficinas gubernamentales, y misiones del Estado, lo que a su vez se traduce en más funcionarios y “beneficiarios” del gasto público, esto además de producir ineficiencia, conduce al nepotismo.
En el año 2017, el Instituto Nacional de Estadísticas de Venezuela reveló que, desde 2008 hasta 2017, fueron cerradas más 530.000 empresas en el país y que al menos 1.168 grandes empresas fueron expropiadas por el chavismo.
La Deustche Welle, televisora alemana, publicó en marzo de 2019 que 96% de las empresas venezolanas paralizó o disminuyó su producción en el primer trimestre de 2019, debido a los apagones que sacudieron al país, la escasez de gasolina y la restricción de créditos. Esto podría agregarse a la hiperinflación que hace casi imposible la labor empresarial. El presidente de Conindustria, Juan Pablo Olalquiaga, agregó que para 2019 las empresas venezolanas operaban con apenas 18% de su capacidad.
Esto mismo ocurrió en Cuba, y ha ocurrido en todos los países de corte socialista: toman una nación con problemas coyunturales, con una capacidad narrativa muy hábil fomentan la lucha social para desarticular el aparato económico de la nación, se apropian de lo que anteriormente servía y lo destruyen, se adueñan de los medios, de la información, controlan mediante el hambre, financian sus políticas con las capacidades económicas legadas por empresarios y gobiernos anteriores, se endeudan, se endeudan mucho para complacer las cuotas elevadas de gasto público que requieren, hasta que el país quiebra.
Una nación sin empresas privadas fuertes y autosustentables, y donde toda la economía es manejada por los políticos, siempre estará destinada a convertirse en un lugar donde las libertades civiles no existan, y donde la gran mayoría de habitantes viva en la pobreza, mientras la élite gobernante saquea todas las riquezas.
@EmmaRincon
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