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May 12, 2025


Venezuela: incertidumbres y certezas

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Venezuela por una multiplicidad de factores y variables se convirtió en una sociedad, un país y economía plagada de incertidumbres. Todos nuestros vecinos por supuesto son sociedades con determinados problemas o coyunturas y por supuesto ciertas incertidumbres, pero en líneas generales hay certezas que marcan el desempeño de la economía, el papel de sus actores políticos, las tomas de decisiones serán siempre apegadas a certeza, racionalidad y un claro interés nacional, muy a contrapelo de lo visto en los tiempos de revolución y socialismo del siglo XXI.

Todos los venezolanos sin excepción de ninguna especie merecemos volver a tener un país de certezas. Cuando extraviamos el camino no tiene sentido preguntarse más sí cabe preguntarse cuando recuperaremos el camino. Al país hay que volverlo a parir, construir y cimentar sobre bases ciertas o certezas. Trabajo, productividad, honestidad, tolerancia, respeto, esfuerzo, estudio, valor agregado, disciplina, civismo, desarrollo, crecimiento, iniciativa privada, servicio público, gestión, impuestos, subsidiaridad, capital social, excelencia, gerencia y ciudadanos. 

A los venezolanos nos corresponde ser testigos de excepción, ser protagonistas de estos días y no hay duda de que nos debatimos entre incertidumbres y certezas, muchas preguntas sin respuestas después del 28J y el 10E. La política venezolana es de una complejidad que no puede compararse o muchas veces hacerse un examen, diagnóstico y prospectiva racional. La racionalidad ha quedado pulverizada en estas décadas de revolución e incluso no es un problema exclusivo del gobierno, sino que la oposición o las oposiciones en su manera de actuar distan mucho de parámetros racionales y medianamente sensatos. 

Lo que nos ha tocado observar, vivir y padecer a los venezolanos no tiene antecedentes y correlato con ningún periodo o etapa anterior en toda nuestra historia. Si alguien tiene duda de los retrocesos exponenciales en una multiplicidad de áreas y ámbitos no tiene que viajar lejos, a Dinamarca, Suecia, Finlandia o Alemania; basta con que lo haga a Cúcuta -por no hablar de otras ciudades de Colombia, Perú, Chile, Argentina o Brasil- para que usted, señor lector, pueda juzgar y sacar sus conclusiones de que en esa zona limítrofe las cosas funcionan, es decir, el Estado asume su rol, la Constitución se observa, los servicios públicos aparte de funcionar muchas veces son óptimos, la salud, la educación y la seguridad son sagradas; no pertenecen a x o y república, administración o gobierno, no se ideologizan para no desnaturalizar el papel transcendental que cumple en una sociedad la salud, la seguridad y la educación en todos los niveles como elemento transformador de la sociedad.     

La nómina del Estado venezolano es astronómica. Voy a referirme de manera general al sector universitario. El último aumento de salarios se dio hace casi 3 años con un valor referencial de 5,20 bs por dólar; hoy ese valor supera los 60 bolívares, con lo cual perdimos más de 90% del poder adquisitivo. No me salgan con las sanciones, no me hablen de fulanos bonos. Los profesores son en cualquier sociedad “cuerda” una élite por el sagrado papel que cumplen al educar, formar, no sólo en el caso de la universidad formar grandes profesionales sino ciudadanos. Las cifras indican que el sector universitario en Venezuela es de los peores remunerados, tratados y valorados a escala mundial. La destrucción paulatina de nuestras universidades y los universitarios no tiene tampoco antecedentes. 

Una sociedad no puede prosperar si no tenemos claras las reglas de juego, premisas básicas, respeto de la ley, ante todo respeto por la condición humana, respeto al trabajo y su retribución en términos de sueldos y salarios. Una sociedad no puede prosperar material, espiritualmente y demás si no hay condiciones propicias de libertad, tolerancia, armonía, respeto, consensos, reglas de juego, metas comunes y certezas sobre los caminos a recorrer en función de unas metas comunes. 

Venezuela merece revertir el camino que hemos venido recorriendo, las cifras que tenemos nos indican que no estamos haciendo las cosas bien y eso compromete al gobierno, por supuesto, por su mala gestión de los asuntos públicos; pero también compromete a la oposición, a los sectores económicos, a la Iglesia, a la universidad a la sociedad civil y a los venezolanos en la procura de un país diferente, un país de satisfacciones, paz, encuentro, logros y bienestar. Sigamos apostando a revertir las incertidumbres y lograr un país edificado sobre certezas.

rivasleone@gmail.com

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