La agencia Bloomberg ha confirmado la subjetiva impresión que el éxodo venezolano ha llevado consigo a una variedad inmensa de países la cultura universitaria, sus títulos académicos, experiencias y buena formación adquirida en los centros universitarias del país lo dotaron en su momento de visión crítica, métodos para investigar y gran calidad técnica profesional. Esa población calificada ha migrado llevando una valija de conocimientos que los países de acogida disfrutan sin haber pagado un dólar, en tal sentido han logrado acrecentar la calidad profesional de su fuerza laboral, mejorar los sistemas empresariales, educativos, emprendimiento innovador y de sus sistemas, todo en beneficio del desarrollo es esos países.

De acuerdo con la estimación de expertos en la materia información objetiva se ha incorporado a los informes del Fondo Monetario Internacional, manifestando que cerca de «2 millones de venezolanos con títulos avanzados viven fuera de su país y, la mayoría de los cuales han logrado emprender negocios que han generado millares de empleos mientras otros miles contribuyen con el mundo académico o de la investigación. Los venezolanos tienden a tener más educación que el ciudadano promedio de las economías de destino”

Es evidente para los investigadores nacionales interesados en el tema la confirmación de sus hipótesis de trabajo que profundizan su apreciación que  en las universidades se pone de manifiesto cada vez más el drenaje de universitarios calificados, de técnicos de primera línea, de profesores e investigadores muy calificados que ante el deterioro del salario y las adversas condiciones de trabajo continuar gradualmente y en un crecimiento interanual sostenido a buscar mejores perspectivas para su vía familiar. Se fueron generalmente solos, luego con la familia y finalmente se establecieron en condiciones altamente favorables en los lugares adonde fueron. Comenzaron otra vida, formaron muchos de ellos familia y ya su descendencia se mueve como nacionales en otros países; ellos mismos, buscando la estabilidad se hacen ciudadanos y se enraízan en esos lares.

Los efectos psicológicos del éxito profesional logrado en casi cualquier campo, la ausencia física y los recuerdos patrios los invade cada día con menos intensidad, miran a lo lejos al terruño como una entelequia sin solución, saben que está en poder de delincuentes y del oprobio cuyas políticas premeditadas que han creado una nueva generación sustituta de jóvenes diferentes, sin cultura, con ausencia de formación adecuada y por lo general sin ética, valores o simplemente con otra cultura nacional. Frente a esa realidad, añoran su vida precedente con amor lejano, pero lejos de regreso. Se han asentado como buenos inmigrantes con categoría de ciudadanos, ven a lo lejos el desastre venezolano y solamente miran y opinan por lo general subjetivamente.

Casi como un símil vemos un comportamiento similar al de la colonia cubana en Estados Unidos, cuya clase media y profesional se marchó y constituyeron una nueva pequeña Cuba, que ya no es tan pequeña, y solo tienen añoranzas lejanas, no se comprometen, hablan de la visión originaria de sus ancestros, es como un sueño, pero en realidad su nivel de adaptación a otra cultura los hace insensibles para provocar efectivamente un cambio político y no van más allá de la retórica narrativa.

En nuestro país los equivalentes a esos migrantes que se quedaron, queriendo pero no queriendo, integrado por profesionales, docentes, investigadores o ciudadanos de clase media han perdido esa condición como consecuencia de una política de Estado, se cayó en la trampa jaula de la igualdad social, la eliminación de la meritocracia, se perdió el piso del trabajo y cada vez más se mimetizaron como otra clase que busca derroteros no profesionales. La conversión de universitarios en artesanos y emprendedores con los oficios más diversos está de moda en este tiempo. Casi cualquiera ejerce un oficio conectado con su profesión como simple jornalero, hemos visto como ingenieros civiles se hacen albañiles, o especialistas en reparaciones de inmuebles, a ingenieros eléctricos reparando carros computadora de diagnóstico en mano. Podemos citar cientos de ejemplos en lo que se convirtió un profesional en Venezuela.

Un profesor o investigador universitario ha regresado a dictar clases en una institución solo como vocación, pero sin no ejerce una actividad complementaria su destino es hambre. Esa realidad ha cambiado la estructura cultural venezolana, y hasta la demográfica, es decir, cuando un tercio de la población se ha ido a otros mundos en busca de mejor acomodo acá se generan segmentos culturales diferentes. Los que se van por imitación o por el hambre caminan arrastrando por miles de kilómetros sus miserias apoyado en el escaso recurso logrado al rematar sus pertenencias; otro segmento no despreciable son personas enviadas por el régimen para organizar las marchas, lucrarse en el camino, ejercer el oficio de tráfico de personas y más importante aún para el régimen, servir como fuerza de choque para enredarle la vida a poblaciones o países mediante la provocación y violencia que están acostumbrado ejercer para vincularlo a los procesos de desestabilización política alineado con los intereses del socialismo regimentada por las instrucciones precisas de los lideres de la globalidad, cumplido ese objetivo, los regresan “expulsados” como héroes en una supuesta acción humanitaria.

Es un cuadro dantesco porque Venezuela ya no es un país, la mitad de la población inevitablemente se va a integrar otras culturas, lo que queda es una población de individuos, ni siquiera de ciudadanos, de la tercera edad, jubilados viviendo de una pensión miserable y regresando a sus orígenes populares que lograron cambiarla mediante su educación, pero que han regresado a la condición marginal. Conviven entonces con una población de jóvenes, generalmente integrada por emprendedores toeros, comerciantes,  dueños de pequeños negocios que le dan para mantener la educación privada a sus descendientes, y defenderse con el producto de negocios familiares, generalmente especulativos, pero que les permite vivir en cierto sentido con alguna calidad de vida; muchos se vinculan con los enchufados y movimientos políticos que tienen relación con el gobierno de una forma postmoderna de colaboración y obviamente  de sacar provecho oportunista de las  influencias para hacer negocios o contactos adecuados del aparato político controlado y puedan lucrarse sin mucho esfuerzo. En fin, es un número relativamente grande de manera absoluta, pero que no rebasa el 5% de la población que vive en el país actualmente.

Montados sobre una gran base piramidal está más de 60% de la gente que pertenece a un estrato etario de menos de  23 años y que vive sin saber qué es democracia, calidad de vida y libertad, la poca educación que recibe está ideologizada, sin pensamiento crítico, le importa un bledo la humanidad y tiene del régimen las facilidades de vivir como quieran, sin asumir responsablemente el costo de los servicios, ni obligaciones, son un caldo de cultivo para favorecer el crimen de cualquier nivel, similar con la ya famosa ciudadela de Tocorón en el estado Aragua.

Este dibujo a mano suelta, obviamente es documentado, demostrable y real, nos permite ver un cuadro de descomposición social de difícil desenvolvimiento, de obstáculos para el libre ejercicio democrático y de las libertados públicas. Están sometidos a una estrategia de pretendida acción de alinearse con el partido gobernante, o de sus sucédasenos, enrolarse con uniforme y aperos a las huestes de empleados públicos civiles o militares para asegurar un modus vivendi, o simplemente a las bandas delincuenciales. Ese panorama induce a que realmente tenemos un problema social de mayúsculas dimensiones que es aprovechado  por otros segmentos, es decir: cubanos depredadores, chinos especuladores financieros, rusos traficantes de armas, de su turismo artificial y el tradicional mecanismo de expansión territorial; árabes para apoderarse de los recursos, y de sus potenciales posibilidades de negocios, de  turcos, libaneses, etc. de control comercial y con si fuera, poco de políticos llamados eufemísticamente progresistas orientados a ser beneficiarios del poder y los cuales se han erigido en la gran clase dominadora, especuladora, enriquecida, echona, pedante, recién vestida y torturadora.

Los elementos citados están orientados a ser resueltos por un deseo infinito de libertad, de recomponer la cosas, de retornar a la democracia; desatan todas las incentivos posibles, desde el rescate electoral y la protesta por la  reivindicación salarial, y la mala calidad de los servicios  Esta realidad debe ser resuelta, incluso dentro del marco de la recuperación de la libertad personal, estos elementos deben lograrse no importa el tiempo, obstáculos, costo, resistencia, la permanente denuncia, la búsqueda de relaciones externas e iniciativas internas, ellas deben hacer la diferencia. Cualquiera de los métodos usados o una combinación de ellos servirá para tratar de salir de esta gran tragedia que sufre Venezuela.


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