Érase una vez…
Una rica república de las llamadas “bananeras”, donde reinaba una princesa llamada Chavita-Nicolasa, la princesa no era ni muy bonita ni muy fea, sino todo lo contrario; pero como era muy pródiga y generosa en sus obsequios, como el “Don Regalón” de la tele, resultaba muy deseada y codiciada por todos los reyes y príncipes de los países parásitos del entorno, por eso siempre era invitada a todas las fiestas.
A Chavita-Nicolasa le encantaba que para alabarla dijeran que su robo-lución era una “revolución bonita” como ella.
Para lograrlo se hizo meretriz sadomasoquista y decidió rodearse de muchos proxenetas.
Sus favoritos eran Fidel y su hermano Raulito, con los que disfrutaba formando un trío.
Le seguían en la lista de favoritos “el Che» Néstor K y su esposa Cristina, «la del lifting”, con quienes también realizaba sesiones de Trío Acrobático.
Los otros chulos eran del Puti-Club ALBA: Evo “el cocalero”, Correa “el de la banana”, Ortega “el nica”, Lula “el de Odebrecht”.
Como Chavita-Nicolasa no era racista tenía en el otro Puti-Club, el Caricom, un ejército de “amigos” muy pedigüeños que la adoraban por eso de la cuota fija del Pacto de San José de petróleo casi regalado…
Hasta que se arruinó y se quedó sin muchos de sus proxenetas.
Ahora solo la invitan los del Puti-Club Caricom y Raulito, siempre y cuando no cierre el grifo del petróleo.
Su reino, la república bananera bolivariana de Venezuela, está arruinada. Chavita-Nicolasa, dilapidó la herencia recibida de “la cuarta república”.
No solo se comió los huevos de oro de la Gallina de los Huevos de Oro (valga la redundancia de güevos), sino que además quería que la gallina hiciera milagros.
Pero como no logró lo imposible… Como en el cuento, mató y se comió a la gallina, quedándose sin gallina y sin güevos…
¡Ahora sus hijos emigran por miedo y por hambre!
Y colorín colorado…
Que esta tragedia aún no ha terminado…
*Epílogo de mi libro Venezuela siglo XXI.