Este artículo está escrito para las personas que día a día se preguntan ¿cómo y cuándo saldremos de la crisis? De entrada les digo que no existe una vía o camino definitivo que garantice una mejoría sustancial, porque la crisis ha sido injustificadamente larga.
Un nuevo liderazgo debe estar en condiciones de ofrecer a la sociedad explicaciones causales con el fin de contribuir al desarrollo y madurez de la ciudadanía. Una de las principales causas de nuestros males actuales es dejarse movilizar por slogans que son mantras falsos o equivocados.
Por citar algunos ejemplos: «Hay que darles poder a los pobres para que ellos acaben con la pobreza»; “Venezuela es un emporio de riquezas”; «Váyanse al carajo yanquis de mierda que aquí hay un pueblo digno”; «Luchamos por condiciones para unas elecciones presidenciales y parlamentarias libres, justas y confiables”; “El que se cansa pierde”; “Vamos a recorrer cada casa del país“; “Si ustedes me dan la victoria el 20 de mayo, yo acabo con la guerra económica (…) Lo juro”; “…Todas las opciones están sobre la mesa”; “Cese de la usurpación gobierno de transición y elecciones libres”…
La generación del “liderazgo” político 2.0 mantiene su protagonismo a un bajo costo, condicionan a la opinión pública, la movilizan y cuando los resultados son adversos, asumen el modo “suspender” y dejan al pueblo esperando un “reset”. Es reprochable darse golpes de pecho dos décadas después imaginando desde Miraflores la recuperación mágica de “Venezuela el país potencia”, o dilucidando desde el exilio “la patria que viene”.
Con la seriedad y responsabilidad que nos caracteriza, tenemos claro que los ciudadanos merecen respeto, soportar esta carga indigna tiene un precio, los hechos señalan directamente a los responsables, que de un bando u otro, durante más de 20 años, continúan manteniendo a Venezuela entre lo falso y lo equivocado. Ni bajo presión internacional han sido capaces de sentarse en una mesa de negociación y elaborar acuerdos conjuntos para darle un respiro al corazón de los venezolanos, demostrando así que sus intereses ideológicos están por encima del hambre que padece nuestro pueblo.
Cuando la corbata queda grande o es ridícula es mejor no ponérsela y asumir un nuevo estilo; en pocas palabras, aceptar la realidad y ofrecer el paso a un nuevo liderazgo sería un acto admirable y noble, pero la política no funciona de esa manera. Lo que sí podría funcionar es mostrar a la colectividad de forma seria y responsable las falsedades y equivocaciones que sostienen al gobierno en el poder.
La ideología siempre hace estragos al interior de las sociedades, sobre todo las que se implantan desfigurando realidades objetivas como una Asamblea Constituyente, para redactar un documento auténtico en su forma pero no en su contenido, como por ejemplo una Constitución, que a medida que pasan vemos cómo se usa para imponer y condicionar el entendimiento político, entretener a la gente con interminables cadenas, hacer una edición de bolsillo para que todo el mundo la tenga pero no la cumpla.
También vemos la táctica romana de ofrecer pan y circo, ahora más circo que pan como dicen en las calles. También usan la era digital para crear un país paralelo y virtual donde la participación del pueblo se limitaba a la defensa u oposición a la revolución o del cambio de régimen, así pasan las décadas mientras el país verdadero se desmorona en mil pedazos por el despilfarro, la corrupción y el antagonismo social.
Lo equivocado es tan negativo para la sociedad como lo falso, porque denota la misma incapacidad de no comprender y aceptar lo que realmente es. Equivocarse políticamente tiene las mismas consecuencias para la sociedad que la mentira política. Todas, absolutamente todas las promesas y políticas para el de desarrollo, la libertad y prosperidad de Venezuela hasta el día de hoy están incumplidas; el compromiso de “liberar” al país, revocar a Nicolás Maduro y emprender una era de concertación y entendimiento para alcanzar un futuro mejor agoniza en medio del protagonismo político más ineficiente de nuestra historia, teníamos líderes capaces de concertar acuerdos para realizar los cambios.
Responder ¿Cómo y cuándo saldremos de la crisis? no será posible hasta que un porcentaje significativo de la población se organice para proponer una nueva vía representada por un nuevo liderazgo de cara a las elecciones del 2024 y las siguientes. En cuanto esto no suceda, veremos repetir las malas decisiones de una sociedad mal informada, condicionada y troleada. No es verdad que el giro político, social y económico que necesita el país tiene que ser protagonizado, promovido o acompañado por los mismos actores que fabricaron el desastre, eso es como buscar un zamuro hambriento para que cuide un trozo de carne.
Promover certezas políticas basadas en observaciones, teorías, modelos e investigaciones aplicadas, es una estrategia no popular; incluso cuando la economía va tan mal, las personas prefieren pasar una hora mirando tik-tok que tomar 3 minutos para leer un artículo como este.
Sin embargo, desde Unidad Visión Venezuela emplazamos a los ciudadanos a prepararse, tomar previsiones, ser tolerantes, ahorrativos, resilientes e informarse mejor. Para nosotros es bien sabido que el anhelo de ser libre para elegir el mejor bien posible, es el gran poder que puede unirnos.
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