çLa tiranía devastó el país. El secretismo criminal pasa por ocultar los números de la realidad y en dos décadas destruyó las instituciones de medición estadística, para ocultar el desastre económico y social.
El costo de tamaña aniquilación es incalculable. Las instituciones estructuradas durante más de cuatro décadas han desaparecido y con ella los numerosos profesionales, considerados entre los más prestigiosos de América Latina y de gran reputación mundial.
En esta selva chavista no existen cifras creíbles de nada; las ONG -que intentan el estudio y publicación de campos de acción específicos- son perseguidas y obligados sus profesionales a salir del país. Sin estudios estadísticos y económicos es más fácil el saqueo.
La oscuridad se asoma en la ausencia del Estado en el proceso de digitalización global, que bajo nuevas técnicas y numerosas herramientas para el manejo de la denominada “real time data” ofrece maravillosas oportunidades en el desarrollo y la incorporación a los grandes desafíos tecnológicos mundiales. Noche larga de solsticio invernal.
El PIB revela las condiciones materiales de la sociedad. Conviene ocultarlo o falsear los datos y robarse los verdaderos, como ocurrió con las actas electorales. La última data del PIB anual fue publicada en 2018; esta estructura criminal no atiende a ningún parámetro, no existiendo tampoco data alguna de Pdvsa; el Banco Central de Venezuela desapareció las cifras y el Ministerio de Finanzas es la caja fuerte del chavismo, donde se unifican los dineros públicos, con la alcancía tirana robustecida, por el dinero del narcotráfico y las riquezas del país, apropiándose hasta del estaño en el asalto del Arco Minero.
Las informaciones sobre el gasto público han desaparecido desde el año 2016; del presupuesto nacional solo se conocen cifras tipo Amoroso, que se leen desde una servilleta, sin posibilidad de constatación alguna, que no sea la denuncia de los expertos, casi siempre desde las voces del exilio. Igual, se han paseado en el registro de la balanza internacional de pagos, los informes de comercio exterior y de la posición financiera externa, los índices de precios y los de la pobreza, inscrita entre las más altas del mundo.
Todo ello conlleva a la desaparecida rendición de cuentas, baluarte del Estado democrático y la violación de pilares fundamentales del sistema constitucional. La publicación de la información del estado financiero permite las correcciones a tiempo de los errores que hayan podido cometerse y evitar caminos retorcidos y confusos. En la anarquía y falseamiento de los datos es más fácil llenar las maletas, rumbo a Irán, para abastecer el terrorismo mundial.
El relato chavista elimina la verdadera información, presentando falsedades y triquiñuelas, sin basamento científico alguno. Todos los indicadores claves han sido eliminados. Vivimos en la jungla y toca caminar descalzo.
Las exportaciones ilícitas, obviamente no ofrecen dato alguno; el petróleo es regalado o vendido en alta mar con dólares en efectivo. El avión presidencial es el transporte favorito del oro, diamantes y coltán, bajo la dirección del hombre de confianza del tirano, Nicolasito, el zar de la minería. Aquí todo es contrabando, hasta la gasolina se compra y no llega, porque se queda para la energía de Hezbolá y los ayatolás. A Cuba salen los barcos cargados como las expediciones piratas de siglos anteriores. El comercio de las sustancias psicotrópicas mantiene la lealtad de “los soles”, junto al manejo de más de 60 empresas del Estado, sobre las cuales no hay reporte estadístico alguno.
Las reservas internacionales se manejan sobre la base de datos falsos, sin las notas técnicas requeridas para establecer valoraciones. No se conoce la posición financiera externa de Venezuela.
Mención especial merece la deuda externa, que en alguna de mis notas he denominado como “pesadilla eterna”, con antiguos malos manejos, hoy multiplicados infinitamente y en verdad no se sabe cuánto debemos como país, ante el gran significado que esto tiene para las nuevas generaciones. Para endeudar solo basta con mantenerlo en secreto, lo cual también deberán asumir, al cambio de gobierno, los acreedores irresponsables, ya que esas deudas no pueden ser reconocidas, por no cumplir con los requisitos constitucionales y legales.
En el proyecto presentado por la líder opositora se plantea un sistema estadístico integral. Integral en el ámbito microeconómico, referido a la estructura social general, y en el macroeconómico lo que respecta al sector público.