En la parada del 5 de Julio, Día de la Firma del Acta de Independencia y de la Fuerza Armada Nacional detallamos, bajo la tutela de un bigotón inflable, las últimas adquisiciones armamentísticas de los militares venezolanos.
Lo nuevo
Además de los ya conocidos tanques T-72, las plataformas de defensa aérea s-300, los Zukhoy, helicópteros de ataque M-35 y radares, detallamos los sistemas iraníes móviles de lanzacohetes múltiples HASEB de 107 mm, fundamentados en el sistema chino Type 63: 11 tubos, cada proyectil con cabeza explosiva de 8 kilogramos y 9 kilómetros de alcance. Los tales lanzadores, montados en los vehículos tácticos 4×4 Tiuna, están desplegados a lo largo de la frontera colombiana. Los otros HASEB están afincados en las lanchas Damen Interceptor 1102, de alta maniobrabilidad, construidas en un astillero holandés y asignadas a la Brigada de Infantería de Marina en Puerto Cabello. (No olvidemos la crisis de la corbeta Caldas en agosto de 1987 cuando se estuvo a punto de escalar la disputa en el golfo de Venezuela. Eran presidentes Barco y Lusinchi. Y sí, aún tenemos disputa fronteriza en aguas jurisdiccionales).
El otro detalle que nos llamó la atención fueron los nuevos drones ANSU-100 y ANSU-200, basado en el Mohajer-2 (“migrante”) iraní, un vehículo aéreo no tripulado que se utiliza para espiar instalaciones militares y posiciones enemigas. También puede usar armamento guiado por láser hasta sus objetivos. Para no mencionar los drones rusos ORLAN 10 B/E, asignados a un batallón de Caribes, en cercanías de La Victoria, estado Apure. ¿Cuántos de esos drones estarán vigilando los 2.219 km de frontera?
Con la misma estrategia de Moscú frente a Ucrania en 2014, cinco batallones de infantería son entrenados por instructores rusos a solo 40 kilómetros de la frontera. Tres de ellos están acantonados en los Fuertes Mara, estado Zulia, Morotuto, Táchira y Carreño, Apure. “Unidades tácticas de armas combinadas…”, preparadas en guerra regular, espectro electromagnético y ciberinteligencia.
¿Contra USA/OTAN?
Que los gobiernos venezolanos desplieguen sus fuerzas militares mostrándole los dientes a Colombia es algo corriente desde Rómulo Betancourt (1964). La gran riqueza petrolera del hermano país le ha permitido estar siempre muy por encima de las capacidades armamentísticas colombianas y la crisis económica que vive no ha impedido su rearme, mucho más ahora que el presidente electo Petro ha descartado la compra de aviones estratégicos, lo que pone en estado de indefensión disuasiva a su país. La confianza está en el “uncle Sam”, que la semana entrante le enviará al presidente electo sus emisarios para hablar de eso, de seguridad.
Del 29 de julio al 1° de septiembre en Fuerte Terepaima, estado Lara, Venezuela acogerá ejercicios militares en los que participarán Rusia, Kazajistán, India, Vietnam, China, entre otros, y que podría convertirse en un bloque para hacer contrapeso a Estados Unidos y la OTAN. «Las naciones VRIC —Venezuela, Rusia, Irán, China— se están preparando para hacer una fuerte declaración de que la región está lista para abrazar la fuerza multipolar», dijo Joseph Humire del Centro para la Seguridad de la Sociedad Libre y el general venezolano en retiro Manuel Cristopher Figuera recabó: “La idea era la convergencia en la región de otras potencias para quitarle fuerza a la influencia de Estados Unidos”.
Miraflores tiene un aliado incondicional: el ELN, que entrena a cerca de 1.000 jóvenes terroristas venezolanos para apoyar el «Plan Campaña Independencia», en previsión de una invasión de Estados Unidos, activación de grupos armados internos, ataque contra cabecillas del narcocartel y golpe de Estado. “Cuente con el Ejército de Liberación Nacional hasta la muerte”, dijo alias Edward. Eso de “hasta la muerte” está por verse, viniendo de una organización dedicada al narcotráfico y a la minería ilegal. Y desde hace meses, emisarios mexicanos merodean en ambos países buscando la unión de las disidencias de las FARC, justo cuando Perú se anuncia como primer exportador mundial de cocaína.
A todo lo anterior, se agregan 18 «megabandas» (Tren de Aragua, Tren del Llano, Tren de Guayana, Tren de la Muerte, los Meleán, Yeico Masacre, entre otras), 28 grupos armados irregulares (ELN y FARC incluidos), y 22.500 personas delinquiendo en los estados Zulia, Táchira, Apure, Bolívar, Amazonas y Falcón, con técnicas de irregulares colombianos, que son otro problema de seguridad interna del vecino país.
Ante este panorama, no queda sino evaluar el espíritu de combate de los militares venezolanos frente al de los colombianos, que completan más de 60 años de conflicto interno. En la evaluación del poder relativo de combate, la pregunta es ¿intentarán atacar?