“Mi hermano cruzó la frontera por Reynosa-McAllen, Texas, y se entregó pidiendo asilo”.
“A ella la arrestaron por cruzar el puente de la frontera en Matamoros y Brownsville, buscando asilo político. Fue arrestada por autoridades de Estados Unidos”.
“Mi madre cruzó la frontera por Hidalgo y fue arrestada por ICE.”
“Mi esposo se entregó conmigo. Yo tenía siete meses de embarazo y me dejaron salir a mí sola. Mi esposo ha estado en custodia por 7 meses y yo estoy aquí sola en este país con mi bebé”.
Estos son algunos de los testimonios recopilados por la abogada y activista de derechos humanos, y voluntaria de Amnistía Internacional Damarys Rangel Matute. En un simple formulario de Google Doc, amigos y familiares de venezolanos detenidos por ICE, la Agencia de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos, informan dónde están detenidos sus seres queridos, cuánto tiempo han estado detenidos y qué estatus solicitaron al llegar a suelo estadounidense. La mayoría no tiene asesoría legal formal, lo que les dificulta la aprobación del caso de asilo.
Al llegar a suelo estadounidense, estos venezolanos son detenidos. Algunos tres meses, otros ya llevan catorce meses, y muchos admiten haber superado el tiempo permitido en sus visas para ser deportados en vez de seguir en detención. Sin embargo, las autoridades de inmigración de Estados Unidos no pueden ejecutar la orden de deportación porque no hay relaciones consulares entre la Venezuela de Maduro y Estados Unidos. Los representantes diplomáticos de Guaidó ya están tratando de abordar el tema, pero no es tarea fácil al no contar con un equipo de abogados especialistas en el tema, o una sólida experiencia en servicios consulares. Además, las sanciones de Trump no permiten vuelos directos de Estados Unidos a Venezuela, lo que dificulta seguir los procedimientos de deportación.
Decenas de venezolanos afirman que sus familiares sufren en este limbo, pasando meses en centros de detención en todo el país, sin muchas noticias sobre su bienestar, o sobre la fecha de su liberación. La gran mayoría de alrededor de 100 venezolanos se encuentran detenidos en centros de detención en Luisiana, Texas, Mississippi y Georgia. Un número menor está detenido en Arizona, Florida y Alabama, a menudo son trasladados de centro a centro, generando esto dificultad para que sus familiares puedan asistirlos. La mayoría está solicitando asilo sin los documentos adecuados, la evidencia necesaria, o el asesoramiento legal apropiado. Algunos, realmente, están improvisando.
Así que mucho cuidado, venezolanos. He escuchado historias de coyotes que engañan a los venezolanos haciéndoles creer que es muy fácil presentarse en la frontera entre Estados Unidos y México, y pedir asilo en Estados Unidos. He escuchado historias de que hay coyotes que llevan a los venezolanos por una semana a Cancún, antes de trasladarlos a Ciudad Juárez, Hidalgo o cualquiera de los 50 cruces fronterizos legales entre México y Estados Unidos, bajo la misma ilusión. O los trafican pasando a través del puente para luego presentarse en el lado estadounidense pidiendo asilo.
No se dejen engañar. Hagan las cosas bien. Asesórense. Y si tienen seres queridos en esta situación, repórtelos a la Embajada de Venezuela en Washington, D.C., o al grupo de abogados que coordina el apoyo con la embajada al correo [email protected].
@BeticaMunozPogo
* Los puntos de vista son personales. No representan los de la Organización de los Estados Americanos.
** Una versión de este artículo fue publicando antes en inglés por Caracas Chronicles.
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