OPINIÓN

Veinte años tras una licencia médica

por Manuel Corao Manuel Corao

Desde la guerra en la península coreana entre el sur y el norte, desde 1948 hasta 1953, los hispanoamericanos se matriculaban en las filas de cualquiera de los batallones de combate para cumplir el alistamiento de ley como los de Puerto Rico y Guam, pero también otros por voluntad propia en las Fuerzas Armadas norteñas.

Venezolanos así lo hicieron en algún momento.

En la planificación estratégica en general y por ejemplo de cualquier acción bélica en línea ártica, los doctores que se graduaron en países polares tienen mucho chance de ser aceptados para una supuesta campaña táctica.

La guerra para la recuperación del Emirato de Kuwait, luego de ser invadido por Irak a comienzos de la última década del siglo pasado, contó con hospitalarios de suelos tropicales por la similitud de sus territorios y medio ambiente en general.

Cabe destacar la unión internacional de naciones para llevar adelante esta iniciativa armada en la que Estados Unidos fue el líder y la recuperación del territorio de Kuwait culminó con éxito político y marcial.

Ya en época de paz, la incorporación de practicantes extranjeros bilingües en Estados Unidos para la atención primaria en momentos de escasez de profesionales como es en la actualidad, ha resultado una gran solución en la interrelación vecinal médico-paciente.

Las licencias de ejercicio profesional para cubrir el déficit de médicos en el sur de Estados Unidos y en la costa del Golfo de México eran otorgadas en el pasado por los gobernadores, únicos funcionarios regionalmente autorizados para aprobarlas en su circunscripción.

Para finales de los setenta del siglo pasado, 1992 y 1997, por necesidades de relaciones exteriores y prestación del servicio, doctores provenientes  de Cuba y Centroamérica principalmente recibieron licencia para ejercer.

En diferentes fechas ha variado la procedencia de los internos, pero es a partir de 1997 que, por persecución a la oposición en Venezuela, la clase media se ve afectada en naciones de Hispanoamérica.

Los clínicos se trasladan hacia Estados Unidos fundamentadas sus credenciales en experiencias anteriores y existiendo la demanda, aspiran a obtener el visto bueno para ejercer principalmente en el sur de Estados Unidos.

Sin embargo, ello no acontece igual porque no existió una urgencia en estos últimos 20 años de la magnitud de la crisis actual del coronavirus.

Leyes ni sanos intereses pueden privar ante la mortal circunstancia que vive la unión de circunscripciones jurisdiccionales en estos momentos en el que el número de contagiados por covid-19 sigue en ascenso y víctimas del mal continúan su fúnebre andar.

Mientras ello dramáticamente acontece, más de 250 médicos bilingües graduados en universidades de países de Centro y Suramérica, gremialmente organizados, están prestos a incorporarse a la lucha contra el coronavirus en el estado de Florida o cualquier otro que les requiera.

La comunidad Médicos Venezolanos Asociados -VAMA- es la colectividad que agrupa a venezolanos en el Golfo de México.

La calidad educativa de pre y posgrado está soportada por títulos universitarios y convenios docentes con instituciones pedagógicas de Estados Unidos y Venezuela que dan fe del nivel óptimo de su formación académica, así como las constancias expedidas por su dilatado ejercicio técnico profesional.

Junto con VAMA son varias las formaciones patronales sin fines de lucro que dedican su tiempo para revisar los expedientes de médicos extranjeros, entre las que podemos indicar en Florida Médicos Unidos, Médicos de las Américas y Médicos sin Fronteras.

Ante el déficit de médicos existente, todos están prestos a incorporarse, para lo cual reúnen los documentos exigidos a otros colegas en el pasado para obtener una licencia de ejercicio local, tal como aconteció en las emergencias humanitarias de los años setenta y noventa del siglo pasado.

El doctor Alberto Pierini de VAMA nos expresa sobre el acaecimiento sanitario: ”En Estados Unidos hay miles de técnicos profesionales extranjeros que están dispuestos a incorporarse a la emergencia salubre actual. La licencia local es un paso legal obligatorio al cual los responsables políticos estadales deberán acogerse, tal como en correspondencias hemos presentado al gobernador Ron Di Santis y funcionarios electos de Florida”.

Una motivación de la necesidad planteada de médicos con titularidad académica universal es la opinión del médico colombiano Laureano Chileuit, vocero de Médicos de las Américas: «El gobernador Di Santis firmó una ley que autoriza la práctica a los enfermeros como médico general en la Florida sin ninguna supervisión. No nos oponemos, pero diríamos al gobernador  Di Santis que somos médicos con capacidad para realizar el mismo trabajo y con la experiencia requerida».

Veinte años esperando por una licencia regional para ejercer la medicina en Estados Unidos expertos profesionales hispanoamericanos, requiere en justicia corregir el error.

Por razones políticas gobernadores han aprobado licencias médicas, hoy por motivos humanitarios de vida o muerte acojan a los médicos hispanoamericanos presentes en territorio americano.

Nada iguala a la mortandad que causa el covid-19, el enemigo invisible que amenaza con privar al planeta Tierra de la humanidad.

No hay excusa, los médicos aquí están.